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El nuevo Che Copete: Más raro que los pacos cantando a Mon Laferte

Por: Don Sergio, jubilado, exjefe de utilería | Publicado: 26.02.2020
¿Será para tanto? ¿Habrá logrado el despertar de Chile algo tan insólito como que pidiese perdón entre lágrimas un humorista conocido por su misoginia, homofobia y vulgaridad? Se subió sin guión, sin más herramientas que su supuesto arrepentimiento, y se bajó sin hacer reír pero con dos gaviotas. Un fiasco.

Por la cresta la noche rara. Yo, con Ana Gabriel y Pimpinela, pensaba acurrucarme con la Juana a disfrutar de la jornada para la tercera edad, porque evidentemente así fue pensado el show de hoy, si hasta un video con un par de jubilados besándose tiraron al principio para despejar cualquier duda. Pero la Juana me cantó al tiro que no estaba para romanticismos de ningún tipo, y que esperaba nada más al Ché Copete para agarrarlo a garabatos, para ver cómo se lo comía el monstruo. No te va a escuchar, le dije, está a kilómetros de acá. Porque sí, somos de los que le hablamos a la tele. Quise incluso recordarle que alguna vez los dos nos habíamos reído de lo más bien con Belloni. Pero me puso una cara de ya tú sabes… que, bueno, para qué.

Ayer la Juana estuvo al lado mío viendo el festival en su noche feminista y se quedó hasta el final para ver a la Fran Valenzuela, que yo me perdí porque ya con la competencia me dio sueño. Hoy después del desayuno me dijo muy enojada que me faltó hablar de ella, que no puedo volver a hacer algo así, que si me di el trabajo de comentar a dos artistas como Mon y Javiera, por qué invisibilizo a la Fran. “Cuando yo comenté el festival…” y empezó un sermón recordándome su pasajero éxito como opinóloga. Bueno, tú no quisiste comentar el festival este año porque te pareció poco ético con la causa, le respondí. Y hasta ahí no más quedó todo. En silencio nos fuimos cada cual a lo suyo. Yo me puse a revisar qué es lo que había hecho anoche la Fran. Y bueno, no lo voy a minimizar. Pero digamos que lógicamente estuvo en la misma línea que Mon y Javiera no más. Tapándose un ojo como protesta, invitando a mujeres al escenario, coreando a LasTesis, llamando a marchar el 8 de marzo. Y como artista, ya se sabe, toca y canta muy bien, es toda una estrella. Ya está, lo dije. Más vale tarde que nunca.

FOTO:FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO

El punto es que me puso de un humor raro todo este asunto. Y a medida que avanzó la noche, todo se me fue revolviendo más y más. A mí me da nervios, me da pena, me da algo raro en la guata ver a alguien padecer ante un público disconforme. Sea quien sea. Yo, ya lo dije, en tiempos anteriores disfrutaba de las rutinas de Belloni, pero los tiempos cambiaron y afortunadamente hoy hemos aprendido a distinguir el humor de la grosería y la violencia, y estamos cambiando. Así que como en una teleserie, como en un juicio que espera un desenlace o un veredicto, esperé pacientemente la salida a escena del Ché Copete, viendo crecer la tensión, a ver si se cumplirían los malos augurios.

La fiesta partió con un espantoso homenaje a Camilo Sesto donde Denise Rosenthal desafinó tanto o más que Luciano Pereyra –pésimo adelanto de lo que serán su presentación–, y apenas los animadores anunciaron a Belloni en el programa, los organizadores volvieron a dar las instrucciones al sonidista para filtrar el griterío de la galería. Qué manera de hacerse escuchar la gente, qué pulmones. Yo pensaba que quizá habrían pocos hoy, que el descontento se tomaría un descanso, entregando la noche a la tercera edad, a los menos críticos. Pero no. Hasta Ana Gabriel tuvo que decir algo, porque mencionó a su amigui la alcaldesa y a los empresarios que la trajeron, y la pifiadera fue in-silenciable. “No me gusta la política pero tampoco me gusta que le hagan daño al pueblo”, dijo, invitando a rezar por la vuelta a la normalidad del país oasis, para “que no caiga en las garras de unos pocos”. ¿Unos pocos? Como para demostrarle lo equivocada que está, el público siguió gritando cada vez más fuerte, logrando desconcentrarla al punto que comenzó a desafinar cada vez más. Un traspié inesperado para una derecha que habló del Festival de Viña del Marx tras las dos primeras jornadas. En distintos espacios Iván Moreira y Vasco Moulián dieron rienda suelta a su delirio. ¿En qué país vive esta gente? ¿Ahora resulta que Viña es una plataforma comunista para incitar al odio? Estamos todos locos. La Juana se reía. Quedó la escoba. Así, el turno del Che Copete llegó como un resultado malo en la PSU. Se venía el circo romano.

FOTO:FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO

Pero pareció un homenaje al nombre de este medio donde escribo, porque el desconcierto fue total. Nos descolocó a todos. Belloni comenzó pidiendo disculpas: “he cambiado”. Luego hizo pasar corriendo a Evelyn Matthei y repasó a Alberto Plaza. ¿Era posible? Recordó sus inicios en la Tía Carlina y tuvo el descaro de mencionar a Daniel Zamudio y reivindicar a la comunidad LGTB+, incluso siendo un reconocido hombre de derecha, habló con todas sus letras de la dictadura militar de Pinochet. Desconcertada, la audiencia dejó atrás las pifias y gritos, y ante las lágrimas, el nulo guión y la total ausencia de humor, los animadores le regalaron las gaviotas. La Juana estaba indignada, emputecida. No se le puede creer a este sabandija, dijo indignada y me apagó la tele. Qué Pimpinela ni qué ocho cuartos, ¿o tú creís que son pareja cuando cantan “dímelo delante de ella”? Y ahí quedé, con una rara sensación, frustrada la expectativa de ver una carnicería, pero igual complacido de que de alguna manera este estallido social haya puesto en crisis bastante más de lo que esperábamos. Aunque cueste creerle al más contumaz de los borrachos.

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