FOTORREPORTAJE| Confinados en la calle

Justo en medio de un proceso de conflicto social, la pandemia y el confinamiento llegaron a Chile como una conmoción sin precedente, enmarcada en el letargo, el vacío de los espacios comunes y el fin de lo habitual. Para algunos, los meses más duros de esta crisis se expresaron en el encierro, la angustia, el miedo y la soledad. Y para muchos otros, aún más desfavorecidos, además implicó sobrevivir en la calle, intentando asegurar el sustento día a día. 

@Nicolás Marticorena

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A medida que las cuarentenas se extendían por las distintas comunas de la capital, las calles vacías fueron develando la precariedad en diversos sentidos. Repartidores de las aplicaciones de comidas, principalmente inmigrantes, y vendedores ambulantes debían desafiar al coronavirus y los controles policiales por la necesidad de obtener algún tipo de ingreso.

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Multitudes de personas en situación de calle obligados a confinarse en los parques, plazas, veredas o en las cercanías de algún centro asistencial. Para ellos, relatan, la situación es difícil porque no entran en las nóminas para recibir las cajas de alimentos del Gobierno. Además, deben cuidar muy bien sus pocos enseres para guarecerse del frío y la lluvia, ya que Carabineros, por orden municipal, les ha requisado a varios sus colchones, carpas, plásticos, cartones y frazadas. Con albergues llenos, y sin muchas opciones, deben comenzar de cero. En las comunas periféricas, el hacinamiento, la precariedad laboral y el desempleo empeoran el panorama.  

@Nicolás Marticorena

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Frente a la carencia de mecanismos estatales para brindar seguridad alimentaria a la población durante la crisis sanitaria, resurgieron las ollas comunes en los sectores populares y barrios más humildes. Tal como en la crisis económica de 1982, se formaron movimientos de solidaridad vecinal y otras iniciativas de autogestión en una muestra de reconstrucción del tejido social chileno. Muchas recalcan el lema “el pueblo ayuda al pueblo”. Con ello, miles de personas afectadas económicamente por la pandemia han logrado asegurar una ración de alimento para el día. Se estima que en todo Chile existen al menos 500 ollas comunes y más de 2.000.000 de personas en el país se han visto amenazadas por el hambre (Cepal, 2020). 

@Nicolás Marticorena

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