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Javier Mansilla: Hacer arte con uñas y dientes

Por: Matías Castro, periodista. Fotos: Pato Gajardo. | Publicado: 15.01.2020
Javier Mansilla: Hacer arte con uñas y dientes ©Pato Gajardo |
En la Galería Concreta, de Matucana 100, se encuentra en exhibición Poemas Dentales Vol. 2. Una muestra de artes visuales que escapa a los conceptos clásicos de belleza y que con obras de uñas masticadas y dientes convertidos en polvo, cuestiona la salud dental local y explora la intimidad de las dentaduras de los chilenos.

“Me como las uñas desde que tengo memoria, eso es un hábito parafuncional. Así le llaman los dentistas porque no tiene la función de alimentar, sino que estás masticando por diversión nomás. Y cuando uno mastica así, es un reflejo de un estado de ansiedad, o estrés. Eso, mezclado con mi fetiche de los dientes de las otras personas, es el motor de todo esto”, dice Javier Mansilla sobre la muestra que está presentando en Matucana 100.

Hay videos con historias de personas que perdieron dientes, fanzines con poemas dedicados a distintas dentaduras, una pequeña escultura humana hecha con uñas suyas, de su hijo y de su pareja, y una videoinstalación en que muestra cómo convirtió en polvo las muelas de su hermana. 

“Me interesa trabajar con desechos. Si todas estas obras son basuritas insignificantes, restos asquerosos, lo hago para hacer arte con lo que esté a la mano, pero también por molestar un poco a la institucionalidad”, explica mientras se pasea entre medio del montaje de Poemas Dentales Vol.2.

-Para este proyecto encuestaste a varios dentistas. ¿Qué información obtuviste?

-Antes de realizar la encuesta pensaba en el dentista como un villano, pero al hacerla me di cuenta que, al menos los que entrevisté, tienen más de héroes porque hay una vocación de servicio. De hecho, se meten en la intimidad de las personas. Uno de ellos me decía que llega mucha gente con vergüenza, tapándose la boca con las manos y pidiendo disculpas.

-¿Qué preguntaste?

-Eran 16 preguntas y había de todo. Les pregunté cómo surgió el interés por la profesión, dónde estudiaron, si habían trabajado en el servicio público, si tuvieron situaciones límites con pacientes, qué opinaban del alto costo de la salud dental, si era normal que los pacientes se llevaran las piezas que les sacaban, si tenían un procedimiento favorito y si existía alguna similitud entre el dentista y el artista. Y también sobre el hecho de ingresar en la intimidad de los pacientes.

©Pato Gajardo

-¿Qué respondieron sobre el alto costo de la salud dental?

-Que son procedimientos caros porque se necesita un dentista y un técnico que esté al lado. Además, los materiales y herramientas que utilizan son caros. Que por eso las isapres ganarían poca plata con los dentistas y las dejaban afuera de los planes de salud básicos. Y les parecía mal. Pero hubo matices porque gente que trabajó en hospitales públicos, decía que a los pacientes de Fonasa les cobraban muy poco y a veces se hacía de manera gratuita. Pero que era una cantidad pequeña de pacientes que se podían atender así.

-La dentadura es como una marca de clase y tú hablaste con gente que perdió piezas dentales. ¿Cómo fue eso?

-En la selección de los testimonios hubo gente que no me quiso contar su experiencia, por lo dolorosa que fue. En los videos hay una chica que dice que cuando se le cayó una muela no fue al dentista porque era muy caro y fue recién cuando se le cayeron ocho muelas. Esa es la realidad, mucha gente no tiene la plata para arreglarse los dientes y se queda así nomás.

-Una de las obras que presentas está  hecha con los dientes de tu hermana. ¿Por qué?

-Fue súper freak hacer ese video con el dremel, porque salía mucho olor a diente quemado y fue muy adrenalínico, súper carnaza el hecho de sentirme como alguien que manipula un cuerpo muerto. Y más encima de mi hermana, que es algo como medio vudú o de brujo. Igual me interesa mucho este tema de los mitos en torno a la dentadura, ya que es súper distinta la reacción cuando se le cae un diente de leche a un niño en Japón, que los entierran, o en el país Vasco, donde le cantan una canción y los tiran arriba del techo. O los vikingos y los chamanes que tenían dientes colgando del cuello. Y en Portugal conocí a un poeta que tenía una muela en la billetera, como una reliquia. Todas las culturas tienen un acercamiento distinto al tema de la dentadura y me gusta conocer eso, pero de repente pasan cosas muy raras, como un amigo que me mostró una bolsa Ziploc, sellada, donde tenía como un fondo de alcachofa y me dice: “Es el útero de mi mamá”. Entonces, unos más freak que otros, pero todos guardamos partes del cuerpo en algún momento, y eso dice mucho de nosotros.

©Pato Gajardo

-Además de la relación con materiales y objetos, en la exposición hay una inclinación hacia el texto y el relato. ¿Cómo se relacionan estas dos áreas? 

-Pessoa decía que todo arte es una forma de literatura. Y yo entiendo esa cita como que cada obra siempre tiene algo que contar, un relato que se quiere transmitir por muy críptica que la obra sea. Acá hay un video que son mensajes de audio de whatsapp subtitulados, sin imágenes. Sólo escuchas la voz y lees. Luego en el fanzine hay harto texto y por último hay otro video en el que también se narra una historia. Entonces la relación que hago entre las palabras y el mundo de los dientes, consiste en visibilizarlos como herramienta capaz de destruir y modificar materiales para hacer esculturas, pero que también nos permiten pronunciar fonemas, palabras, lenguaje y sentido.

Todos los sábados de enero, a las 18:00 horas, Javier Mansilla realizará una lectura de poesía en Galería Concreta con distintos invitados.

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