«Madres»: El documental penquista sobre la maternidad en situación de discapacidad

Luis Durán Gutiérrez, 30 años, es un joven realizador audiovisual penquista, que ha sido guionista y asistente de dirección de cortometrajes ambientados en la región del Biobío. Ha dirigido dos cortometrajes de ciencia ficción/terror, Metamorfosis (2017) y Atrapado (2020), este último rodado en cuarentena y seleccionado para la competencia oficial en el Festival en Cuarentena Chile y el Festival Cortos de Cuarentena.

Actualmente se encuentra en medio de otro proyecto, del que conversamos en esta entrevista. Es el creador, director, productor y guionista de Madres, un amor sin límites. Un proyecto de serie documental que ha venido desarrollando desde el año pasado, y que pretende contarnos historias reales de mujeres en situación de discapacidad que han salido adelante, equilibrando la maternidad con las demás dimensiones de sus vidas. El piloto ya está listo para su estreno. Con vocación regional y de servicio social, este proyecto cofinanciado por CORFO busca visibilizar a sus protagonistas y acercar a la población al tema de la discapacidad y la inclusión.

Luis Durán Gutiérrez, creador y director de «Madres». ©Marco Garrido

-¿Por qué hablar de discapacidad?

-Según un estudio que hizo el Senadis en 2015, en Chile el 20% de la población presentaba en ese entonces algún grado de situación de discapacidad, y de ese porcentaje más del 60% correspondía a mujeres. No sé por qué la cifra no se ha actualizado, pero ahora debe ser mucho mayor. Esta tendencia se mantiene a nivel latinoamericano, donde más de 85 millones de personas presentan un grado de situación de discapacidad, y, finalmente, a nivel mundial más de mil millones de personas se ven afectadas.

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-¿Cómo percibes que se vive la discapacidad en Chile?

-Es un tema tabú. Se habla más de rehabilitación que de inclusión, porque no es lo mismo, ojo ahí. Hay que hacerlos partícipes. Aunque es complicado. Estructuralmente, las instalaciones que tenemos en Chile, muchas distan de tener una rampa, un ascensor, de ser construidas para estas personas y ser amigables con ellas. Como que nunca va a llegar una persona que necesite una puerta más ancha; eso no está planificado.

He conversado con arquitectas que me dicen que cuando entregan casas del gobierno, las casas no están adaptadas para personas en situación de discapacidad. Y hay gente que postula a subsidios, y cuando llegan a su casa no pueden entrar por la puerta, no pueden ir al baño. Los espacios no son adecuados para ellos. Debe haber una universalidad en la infraestructura y una educación cultural, para que dejemos de segregarlos, de estigmatizarlos, y los conozcamos de verdad.

-¿Por qué centrarse en mujeres que son madres?

-El énfasis surge de un tema personal. Desde pequeño me crié con mi abuela, y ella tenía una discapacidad visual, lo cual se fue acentuando con los años, hasta que un 90% de su vista se había perdido. Dentro de la familia eso fue siempre un tabú, no se hablaba nunca de la abuela que era ciega. 

En segundo lugar, en un punto de la carrera que estaba estudiando (Dirección Audiovisual y Multimedia, UCSC), quise hacer un documental que retratara el día a día de madres en el país, y grabar a mi mamá. Porque, como bien es sabido, en Chile hay muchas madres que solas sacan adelante a sus hijos, tienen que mantener el hogar y trabajar, y cumplen roles que muchas veces debiese cumplir un padre que está ausente. Mi papá se fue de la casa cuando yo era un niño. Entonces queriendo reflejar ese esfuerzo, y juntando la realidad de mi abuela, pensé que si para mi mamá fue difícil, debía serlo mucho más para madres con discapacidad. Esas mujeres existen en Chile y tiene que haber un catastro de ellas.

Un regalo que solo alcanzó para el piloto

Madres se gestó el 2019, cuando en la Unidad de Innovación de la UCSC se abrió una convocatoria centrada en la creación de proyectos multimedia, y les entregaba a los participantes herramientas para vender sus ideas a CORFO en pos de un cofinanciamiento. Luis pasó todas las etapas hasta que su proyecto fue aprobado en la etapa final de pitch. “La noticia de que me iban a cofinanciar la idea me llegó el 9 de agosto, un día antes de mi cumpleaños. Fue el mejor regalo de cumpleaños, ¡y adelantado por un día!”. El fondo de CORFO solo les alcanzó para grabar el piloto, y el equipo está buscando financiamiento para los próximos tres capítulos diseñados.

La casa de Jacqueline. ©Marco Garrido Ramos

La protagonista del piloto es Jacqueline Perló Bryett, una mujer de familia de 50 años, administrativa y estafeta interna del Cesfam Tucapel de Concepción, y en el episodio la vemos en su cotidianidad, desenvolviéndose como cualquier persona, y viviendo su derecho a ser madre. Luis agregó: “cuando Jacqueline se enteró de lo que queríamos hacer, se emocionó mucho. Las personas con discapacidad tienden a ser muy segregadas de la sociedad, por lo tanto, que alguien quiera hacerlos partícipes de una idea así es muy sorpresivo y extraño. Su respuesta inmediata fue un sí rotundo, quiero hacerlo, quiero participar”.

-En el piloto, la señora Jacqueline es muy divertida. Hay escenas que son jocosas y sorpresivas. ¿Cómo fue la experiencia de grabarla?

-Vimos a Jacqueline en todo su esplendor, porque ella de verdad disfruta lo que hace, le encanta su trabajo. Es una persona que ha encontrado un sentido para su vida, se siente útil. Y eso es algo que nosotros aprendimos en el rodaje: que las personas en situación de discapacidad necesitan los espacios, las herramientas, y las oportunidades para desarrollarse como personas y sentirse útiles. Ellos no necesitan que uno los estigmatice y los vea como pobrecitos, o como sujetos de caridad. Al contrario, ellos tienen mucho que aportar, y en el Cesfam se le da esa oportunidad a Jacqueline.

Entrevistamos a su hijo Patricio. Hay un sentimiento hacia su madre que creo que todos aquellos que han convivido con alguien en situación de discapacidad comparten. Patricio dice sí, a mi mamá le cuesta hacer algunas cosas, pero tarde o temprano, a lo mejor no lo hace a la primera o a la segunda, pero lo va a poder hacer. Con apoyo, con la oportunidad, lo puede lograr.

-¿Cómo elaboraste el tratamiento audiovisual de Madres?

-Mi referencia televisiva fue Mamá a los 15, en el estilo. Pero sentía que la puesta en escena era poco pulcra. Aunque sabía que Madres era un producto televisivo, quise darle un tratamiento un poco más cinematográfico en cuanto a la imagen.

Mi referente cinematográfico fue Maite Alberdi con su película Los niños, donde nos presenta a estos personajes con síndrome de Down, y rompe todos los prejuicios de estas personas. Son protagonistas que a lo largo de la historia tienen sueños diferentes, miedos diferentes, y enfrentan los desafíos de la vida de distintas formas. Es una película muy humana, y los personajes son memorables. Es el estilo que quería darle a la serie. Hay destellos de humor, en los chistes de Jacqueline; espero que la gente que lo vea se ría también, que se divierta con ella. 

Una de las protagonistas confirmadas para uno de los capítulos se llama Valeria Riveros Agurto. Tiene acondroplasia y una lesión medular, y se moviliza gracias a una silla de ruedas. Es trabajadora social, emprendedora y activista por los derechos de las madres con discapacidad severa. Luego de conocerla, Luis tomó su historia y se embarcó en un proyecto más modesto pero no menos importante, y produjo un corto documental llamado Valeria, el cual se presentó en el VI Concurso Internacional de Cortometrajes de Inclusión Todos Somos Diferentes, donde fue seleccionado de entre más de 160 piezas de todo el mundo, y obtuvo la Mención Especial del jurado en la categoría Cortometraje Nacional.

Valeria de paseo con su hija Fernanda. ©Luis Durán Gutiérrez

-¿Cómo se conecta Valeria con el resto de la serie?

-Ese corto es una producción independiente de la serie, muy cine de guerrilla. Valeria quería ir a Santiago el 8 de marzo a marchar por el Día de la Mujer, y me pidió si podía grabarla (con mi equipo). Ahí mismo en la marcha supimos que era una marcha histórica, más de dos millones de mujeres marchando. Una marcha hermosa, que se vio interrumpida por la represión policial.

Valeria quería llegar a La Moneda a hacer sentir su molestia por las políticas públicas con las cuales se ha visto desfavorecida, y por las cuales ha estado a punto de perder la tutela de su hija. Hay muchas mamás como ella que por no tener las plataformas para hacerse escuchar, han perdido a sus hijos. Para Valeria es difícil su maternidad, y su esperanza de vida es menor al promedio nacional en cuanto a mujeres. Ella me contó que quiere pasar todo el tiempo de vida que tiene con su hija, porque no sabe hasta cuándo va a poder estar con ella.

-¿Cuáles son los planes para el piloto?

Quisiera que el estreno fuera en los canales regionales (del Biobío), o como última opción alguna plataforma de streaming. Me gustaría que el piloto llegara a la mayor cantidad de población, ojalá emitirlo en un canal grande chileno. Y partir con estas historias de madres para descentralizar un poco el contenido también. Mucho del contenido se concentra y nace en Santiago. Allá las ideas están bastante agotadas. Es necesario encontrar nuevos talentos regionales. Una segunda temporada dependerá del recibimiento de este piloto. Por mí, haría una tercera y cuarta temporada, e incluiría a todas las mamás que quieran participar de la serie.

Hay un detalle relevante en los créditos finales del capítulo. “Le dije al posproductor, César Reyes San Martín, todos (el equipo) tienen que aparecer con el apellido de la mamá, y que se destaque visualmente”. Así, en los créditos todos los involucrados aparecen con sus apellidos maternos como un homenaje a todas las madres.