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María Luis Bombal en sus entrevistas: «Ser escritora es un poco sinónimo de soledad»

Por: El Desconcierto | Publicado: 15.06.2020
María Luis Bombal en sus entrevistas: «Ser escritora es un poco sinónimo de soledad» |
El 8 de junio se cumplieron 110 años del nacimiento de la escritora viñamarina. Editorial Alquimia decidió conmemorarlo publicando «Poeta en prosa, extractos de entrevistas a María Luis Bombal». Se trata de veintinueve entrevistas aparecidas en medios chilenos y argentinos entre 1940, cuando «la Bombal» tenía solo treinta años de edad, y 1979, un año antes de su muerte. Los fragmentos fueron montados temáticamente en una suerte de collage, generando la sensación de que la autora estuviera hablando, y permiten deambular por esferas más reflexivas de la escritora, su particular visión de la literatura y las tensiones de su vida. A continuación presentamos un adelanto del libro editado por Natacha Oyarzún:

Me parece que he nacido para mis obras junto con mi destino.

Siempre me ha costado mucho escribir. No soy de aquellas para quienes el escribir es una fuente de felicidad.

Para mí (escribir) es doloroso.

Y un trabajo lento, muy lento. “¿Qué hiciste todo el verano?”, me preguntó una amiga hace un par de años. “Escribir un cuento”, le respondí.

Lo difícil para mí no es concebir una obra, sino construirla y elaborarla: el trabajo de precisión. Para mí el goce está en sentir un libro y fijarlo con notas. Lo siento terminado dentro de mí. Lo que me hastía es escribirlo.

Siento la desesperación de exigirme más y más, y a veces esto me frustra y el dolor es aún mayor.

* 

Ser escritora es un poco sinónimo de soledad.

Nací con todo lo que escribo. Todo está dentro de mí. Después que lo escribo siento muchas veces deseos de vivirlo. Eso me asusta.

A pesar de todo, (escribir) es lo único que puedo y sé hacer.

Escribir es un aliento de la tierra, de dios. Llega a uno como un viento de dios que pasa. Escribir es un ángel que pasa.

* 

Maduro mucho tiempo la obra en mi cabeza antes de pasarla al papel.

Los escritores no somos máquinas, no producimos por el mero hecho de producir. No escribo por escribir. Por eso me demoro, me encanta todo lo que escribo, porque me cuesta tanto.

Si uno no tiene nada nuevo que decir, debe callar.

Cualquiera puede escribir; lo difícil es crear entregando un secreto del alma que nadie ha descubierto.

A menudo, mientras estoy sentada conversando o escuchando conversar a otros, de repente me encuentro escribiendo mentalmente, tomando notas, que luego me apresuro a escribir, pero sin ponerme hora fija, solo hasta que puedo.

* 

Sin embargo, en Chile he recibido todos los premios. Menos el Nacional, que siempre me lo quitan.

Antes me reía. Ahora me dio un ataque de rabia porque no fue un escritor el premiado. Creo que es un problema grave. Se está insultando a los escritores, al creador. Da la impresión que se quiere suprimir la literatura, la imaginación, la fantasía, la poesía, al otorgar el Premio Nacional de Literatura a un gramático.

Como profesor, creo que Rodolfo Oroz es brillante; pero nosotros los escritores creamos y entregamos una parte de nuestra alma a través de las palabras, que muchas veces no se rigen por la gramática.

En el fondo es un científico, le han dado el Premio Nacional de Literatura a un científico.

* 

Soy amiga, desde entonces, del poeta Jorge Luis Borges, a quien conocí en casa de Victoria Ocampo, que dirige la revista Sur. También Eduardo Mallea, otro gran escritor, fue amigo mío.

Victoria Ocampo era mi editora. En esa época yo formaba parte de los escritores jóvenes, así es que la trataba con mucho respeto. Conmigo fue muy generosa, no me cobró nunca el porcentaje que su Editorial Sur debía recibir por las traducciones de mi obra a otros idiomas. Yo he sido la única escritora chilena que ella publicó. Victoria Ocampo era una mujer muy interesante, muy inteligente.

Con Borges paseábamos por el riachuelo, él me contaba lo que escribía y yo le contaba lo que escribía. Después nos íbamos al cine porque éramos locos por el cine y, cuando terminaba la película, nos íbamos a un restaurante donde tocaban tangos. Todas las semanas, yo estaba invitada a la casa de Borges por su mamá.

Me agradan todos los creadores buenos. Cada uno en su estilo. Todo lo que es arte me toca.

Conocí también en la época que te relato a Gonzalo Losada, el editor. Me lo presentó el filólogo español Amado Alonso, quien fundó el Instituto de Filología en Buenos Aires.

Fue una época muy alegre aquella, hoy todos están muertos.

* 

Creo que hay heridas definitivas en la vida. Nunca seremos completamente felices. Solo hay pequeños momentos. Si fuéramos filósofos desde jóvenes diríamos que no existe la felicidad y hay felicidades que se dan solo una vez en la vida. Por ejemplo, si yo encontrara un hombre para mí hoy, nunca sería lo mismo que antes.

Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar por fin de los pequeños goces, que son los más perdurables.

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