Mathias Encina: el pianista que da conciertos desde su balcón en Concepción en tiempos del coronavirus

En países como España o Italia los artistas han mostrado su arte desde sus balcones para el deleite de todos los que están viviendo el confinamiento. También en Chile muchos músicos han tenido que adaptarse. Algunos tocan su canciones realizando conciertos en las redes sociales. Tras haber recorrido el sur del país tocando para diversos públicos o tan solo acompañado de hermosos paisajes, Encina decidió entregar su música a sus vecinos.

-¿Cómo comenzó tu conexión con la música? 

-Desde muy pequeño. A los 4 años comencé con clases de guitarra y a los 5 con clases de piano. La conexión pienso que es de familia. Mi padre toca varios instrumentos, mi abuelo paterno era pianista y compositor, por lo tanto, siempre estuve rodeado de música y de instrumentos musicales. Mi abuelo era dueño de Sala Strauss, una casa de música histórica de Conce y el sur.

-¿Qué significa para ti ser un músico clásico en la llamada cuna del rock que es Concepción?

-La música clásica sigue otro tipo de patrones, de hecho me considero «fantasista», que es una característica de algunos pianistas populares. En mis composiciones paso por muchos estilos como el rock progresivo, la milonga y el vals. He tenido buena acogida con el público en Conce (los conciertos logran un muy buen nivel de espectadores). Quizás no he visto inclusión en el «círculo cultural penquista» debido a que busca otro tipo de corrientes musicales. Lo entiendo. De todas formas, me siento feliz de  ser penquista y me encanta nadar contra la corriente.

©Alejandra Amigo

-Sabemos que realizaste un proyecto llamado La ruta del piano. ¿Cómo fue la recepción de la gente?

-Es un proyecto que nace de la búsqueda de lo que realmente quiero. Todo surge en un viaje al sur con Alejandra, mi señora. Teníamos una crisis existencial y queríamos encontrar respuestas para vivir experiencias trascendentes y con sentido. Finalmente hicimos el mix perfecto: viaje, naturaleza y música.

Todo comenzó con una GoPro y la Ale era mi camarógrafo. A veces teníamos que subir el piano a botes, mojarnos las patas, lidiar con la humedad, el viento, que se apagara el generador, uffff! varias cosas! Pero fue infinitamente entretenido.

Luego pasé a un nivel mayor donde comencé a hacer videos en formato de cine digital, los cuales se transformaron en videoclips, pero con la misma intención. Traer hermosos paisajes musicalizados a la gente. Ha tenido una linda recepción, se han llenado casi todos los conciertos, pero en redes sociales la actividad no se condice con quienes asisten. Eso me encanta, la verdad.

¿Cómo llevas el encierro voluntario?

-Estoy agradecido de contar con el equipamiento para ensayar, tocar en el balcón, componer y grabar. Medito y cocino harto para mi familia. Creo que lo he llevado en cierto equilibrio.

-¿Hace cuánto vienes tocando desde tu balcón?

La primera vez fue para el estallido social a comienzos de noviembre (muerto de miedo), lo hice un par de veces más y ahora llevo tres conciertos desde el balcón en el contexto de la pandemia.

©Alejandra Amigo

-¿Por qué crees que la música alimenta el alma en tiempos de cuarentena del COVID-19?

Uffff! Estamos todos vulnerables a todo. Muy receptivos a lo bueno y a lo malo. Lamentablemente tenemos para «festinarnos» con malas noticias, a su vez, la gente también logra recepcionar de manera profunda los mensajes esperanzadores y de cariño que expresan los artistas. Siento que es mi deber ser un grano de arena más.

-¿Tocas para la gente o para ti? 

-Siento que la música es «energía». En éste caso agradezco ser un canal para poder transmitir, sanarme y dar cariño. Creo que tomándolo de esa manera, las personas que lo reciben logran un estado similar con la música. En simple, me encanta «regalonear» a las personas.

-¿Con qué frecuencia tocaras desde tu balcón?

Estoy viendo que por lo menos una vez por semana (a veces me nace sacar el piano y los parlantes sin planificarlo)