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Nelly Richard: “Lo que ha hecho Bolsonaro hábilmente es separar a ‘las mujeres’ (buenas) de ‘las feministas’ (malas)»

Por: Elisa Montesinos | Publicado: 30.10.2018
Nelly Richard: “Lo que ha hecho Bolsonaro hábilmente es separar a ‘las mujeres’ (buenas) de ‘las feministas’ (malas)» Nelly | © Paz Errázuriz
A la crítica feminista Nelly Richard le ha interesado conectar expresiones artísticas y literarias subversivas o transgresoras con el devenir social y político. Nacida en Francia y avencidada en Chile desde comienzos de los 70’, en su trabajo han tenido especial importancia las publicaciones con fotografías y un cuidado diseño. A la vez, su escritura ensayística está más cerca de la literatura y más alejada de los papers académicos. Por años dirigió la Revista de Crítica Cultural (1990 a 2008) y es autora de una decena de libros de ensayos, el último de ellos «Abismos temporales: feminismos, estéticas travestis y teoría queer» (Metales Pesados, 2018), revisa entre otros temas el travestismo y su capacidad de desequilibrar y provocar a la oficialidad. Conversamos con ella sobre este libro, y la tensa relación entre feminismos y gobiernos de derecha.

-¿Cuál es la importancia de las formas en tu trabajo? En Abismos Temporales, por ejemplo, la portada es una obra de arte que habla de maquillaje y sexualidad, lo que se relaciona con la temática que atraviesa todo el libro. 

-No se puede abordar la visualidad como campo de pensamiento en torno a las imágenes sin tomar en serio las formas, es decir, la materialidad expresiva y comunicativa de la puesta en escena de los signos. La tapa de Abismos temporales reproduce una obra de la artista Isidora Bravo (Un polvo cuico). Ya que algunas partes del libro discuten cuestiones de teoría queer, me pareció interesante la elegancia perversa de esta obra que conjuga la sofisticación del logo de una marca de belleza con un motivo porno grabado en una polvera. Hay una torsión ahí entre lo masculino (el porno) y lo femenino (el emblema de feminidad de la polvera), con la ambigüedad del modismo “polvo” que le sirve de título. En cuanto a la escritura, es cierto que me gusta el ensayismo crítico como un género híbrido que trata de fugarse de la sequedad y rigidez del artículo universitario. Prefiero las vueltas y rodeos de la evocación a la rectitud plana de la demostración.

De los damos del CEMA Chile al travestismo de Kast

-Has sido testigo de primera mano de situaciones perdidas o un poco olvidadas por la falta de registro, como las acciones de las Yeguas del Apocalipsis en Santiago que comparas con la deriva situacionista. ¿Cómo recuerdas el acto que mencionas disfrazados de voluntarias de Cema Chile en la feria del libro del parque Forestal, y su potencia?

-Lo recuerdo con la vaguedad de una memoria ya brumosa pese a que me encontraba ese día presente. Era un stand de la feria en el que Pedro y Pancho -las Yeguas del Apocalipsis- repartían panfletos para la prevención del Sida, disfrazadas con el traje de las voluntarias del Centro de Madres CEMA Chile dirigido por Lucía Hiriart de Pinochet. El atrevimiento político consistía en aludir a los cuerpos en riesgo de las sexualidades marginales desde la parodia travesti del voluntariado femenino que recitaba el discurso de la Familia y la Patria mientras que la Junta Militar de la que dependía el CEMA ejercía el terror contra los cuerpos políticamente desobedientes.

-En el libro también hablas de la importancia de modificar los aparatos de enunciación y del feminismo como crítica cultural que desmantela los discursos e ideologías sobre las identidades sexuales. En este sentido, ¿qué pasa cuando la derecha intenta apropiarse de discursos de género o incluso de reivindicaciones feministas, como en la performance de Kast para el Día internacional de la mujer que recoges en tu libro?

-Me parece interesante que el término “género” primero y luego la palabra “feminismo” vayan ocupando espacios cada vez más amplios en los medios, las instituciones y la política. Esto quiere decir que el feminismo ha ganado terreno al mostrarse capaz este año de modificar la esfera de los discursos públicos. Es siempre un avance estratégico en las batallas culturales lograr que el adversario incluya en su repertorio los términos que había declarado inválidos hasta sentirse obligado después a tomar posición frente a ellos. Por supuesto que existen sospechas sobre el uso oportunista que le da la derecha liberal a estos términos. Esto pasa cuando se autodeclaran feministas quienes están en contra de la despenalización del aborto, siendo que es irrenunciable para el feminismo la autodeterminación de las mujeres sobre sus cuerpos como base de una soberanía de identidad. Así y todo, considero favorable para el debate político y crítico que los significados de un término como “feminismo” estén en tensión y disputa públicas entre varios campos de fuerzas.

Felipe Kast, video Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2017, youtube.

-En tu libro mencionas la visita de Judith Butler a Brasil el año pasado, donde la acusaron de ser asesina de niños y destructora de familias, y quemaron una muñeca que la representaba, ¿Cómo se explica este rechazo exacerbado a la teoría feminista en el contexto político brasileño y su viraje hacia la extrema derecha?

-Efectivamente la campaña de escarnio público contra J. Butler en Brasil en 2017 fue una primera señal de la enorme influencia de las agrupaciones evangélicas que lideraron esta campaña de odio -las mismas que sostienen hoy la candidatura de Bolsonaro- en contra de quien es acusada de ser la máxima exponente de la “ideología de género”. Lo de Bolsonaro es complejo porque no se puede omitir que muchas mujeres están votando por él pese a su discurso fuertemente discriminatorio. El feminismo no es espontáneo: es toma de conciencia en base a una producción y transmisión de saberes que nos dan a leer cómo operan no sólo el poder sino los micropoderes. Las mujeres también han sido tramadas por el patriarcado hasta niveles muy ocultos de su configuración subjetiva. Lo que ha hecho Bolsonaro hábilmente es separar a “las mujeres” (buenas) de “las feministas” (malas) tornando a estas antipopulares para las demás, que se sienten violentadas por la estridencia de sus reclamos, por el exhibicionismo de los cuerpos desnudos en las calles, por su desnaturalización de lo femenino asociado a la maternidad, etc.

El feminismo entre la satanización y los nuevos desafíos 

-¿Cómo se ve el panorama para el feminismo ante la oleada de derecha en el continente?

Los logros del feminismo a escala internacional traen como perversa consecuencia la recrudescencia ultraderechista del discurso profamilia. Esta violenta satanización del feminismo como efecto reactivo en todo el continente demuestra que el feminismo sí tenía razón en argumentar que la cuestión del género es el pivote central de las luchas de poder y dominio ya que atraviesa los cuerpos, la sexualidad y la familia como núcleo reproductivo del orden moral y social. Esto es algo que la izquierda, al despreciar la consigna de que “lo personal es lo político”, nunca ha querido aprender. Por esto mismo se le hace tan difícil comprender la consolidación de un discurso de ultraderecha que, entre otras motivaciones, busca reinstalar el mandato patriarcal -mezclado con el fervor nacionalista, la manipulación de los miedos bajo el enmarque de la “seguridad” y la defensa capitalista- para hacer retroceder el avance feminista considerado amenazante para los roles convencionales de lo masculino y lo femenino en las identidades sexuales. El feminismo tiene que seguir siendo un instrumento de denuncia, pero también debe esforzarse en ser la reformulación crítica de una propuesta de sociedad inclusiva. El discurso anti-“ideología de género” que se instala hoy en América Latina va a afectar todo el sistema educativo. Las luchas dentro de las universidades van a ser decisivas porque se va a requerir una vigilancia máxima para combatir las nuevas censuras en torno a la problemática sexual del género. Lo universitario, y no sólo las calles, va a pasar a ser un decisivo campo de resistencia política.

Felipe Kast, video Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2017, youtube.

-En la espectacularización de los cuerpos y la cooptación de lo raro o diferente, ¿crees que se ha puesto de moda la figura del trans, también por el morbo que provoca (se operó, no se operó, cómo son sus genitales, etc)? Me interesa tu crítica a Una mujer fantástica a la que calificas de tener una narrativa simplona. 

-Es cierto que la figura trans está ingresando a los circuitos de visibilidad según códigos o bien anecdóticos o bien de un efectismo dudoso. En el caso de Una mujer fantástica, mis reservas tienen que ver, por un lado, con la extrema simplificación de su narrativa cinematográfica y, por otro, con el hecho de que la película recluye el personaje trans en el romanticismo de una historia de pareja. Que no haya referencia a ninguna exterioridad social como trasfondo de los conflictos de las identidades sexuales despolitiza, para mí, el tema de los cuerpos marginales que quedan encerrados en el refugio de la interioridad familiar. Creo que el personaje público de Daniela Vega es en sí mismo mucho más complejo y potente que el retrato de su actuación en el cine. Al mismo tiempo, me parece positivo que uno de los resultados del éxito hollywoodense de la película haya sido el que una parte de la derecha chilena se mostrara más disponible para la tramitación de la Ley de Identidad de Género, aunque que influyan en este resultado razones más bien domésticas: los hermanos Larraín son productores de la película que recibe el Oscar mientras su padre es ministro de Justicia del gobierno de Piñera, quedando todo finalmente sellado por el consentimiento social en torno a las garantías y privilegios de un apellido.

-A 30 años del Congreso de Literatura Femenina, ¿qué significó para Nelly Richard como crítica? Pienso que de alguna manera todas las participantes se formaron un poco ahí y reforzaron las peculiaridades de los proyectos en que cada una venía trabajando.

-Pienso que el Congreso de Literatura Femenina, como ya lo dijo Eugenia Brito, fue “el evento literario más importante bajo dictadura”. Marcó el antecedente clave de una reflexión colectiva sobre canon literario, género, feminismo, prácticas creativas, disidencias políticas y poéticas. No tengo referencia, a lo largo de los treinta años que nos separan del Congreso, de otra instancia que haya tenido la capacidad de desplegar tantos vectores críticos en torno a la poesía y la literatura desde el signo “mujer” como condensación de lo minoritario y de lo sublevado a la vez. Sin duda que haber participado de este Congreso significa para todas nosotras algo muy valorable.

Victor Hugo Robles, Marisol Vera, Marcial Godoy y Nelly Richard, presentación de «París is burning», disco Naxos, 1995

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