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Paloma Rodríguez: “Se me ocurrió la idea de sacar a los personajes de mis cuadros a protestar”

Por: Elisa Montesinos, texto (entrevista realizada junto a Eduardo Gálvez) | Publicado: 10.07.2020
Paloma Rodríguez: “Se me ocurrió la idea de sacar a los personajes de mis cuadros a protestar” Registro: @periodistafurioso |
De niña apareció en la campaña del No y años más grande, ya convertida en artista visual, participó en un proyecto de Londres 38 para expresar y transmitir la memoria política reciente de manera artística. Llegó el 18 de octubre y tras años pintando en lienzo, Paloma Rodríguez tuvo que aprender a actuar rápido en la calle, pegar su obra y salir arrancando. Sus vírgenes de pechos descubiertos y con la pañoleta del aborto, mujeres maravilla pidiendo una nueva constitución, o íconos del cine como Liz Taylor en su rol de Cleopatra, dejaron una impronta en las calles de Santiago. Esto es lo que conversamos con la artista visual.

Lienzos de colores estridentes, estética pop y cuestionar los roles de género establecidos eran parte del trabajo que desarrollaba en la soledad de su taller. Los hechos de octubre pasado, gatillaron en ella una idea a la que venía dándole vueltas desde antes: llevar su arte a la calle. A partir de entonces no solo se involucró en el movimiento social, como una manifestante más, sino que pasó a ser parte de un movimiento artístico que acompañó al estallido llenando los muros de mensajes, color, crítica y reflexión. Escucha la entrevista completa este viernes a las 19 horas en Radio Manuel Rojas.

© Mati Allendes

Arte para todos

-¿Cómo ha cambiado tu arte a partir de esta experiencia de salir a la calle?

-Yo había estado haciendo obras muy atingentes, tratando de representar la época actual en la que estamos viviendo de manera lúdica, tomando personajes de la mitología o bíblicos, y los mostraba desde la vereda contemporánea. Siempre la mujer ha sido la protagonista de mis cuadros, pero sin una tendencia de contexto social, de denuncia o de crítica. Y a partir de lo que comencé a hacer con los murales en las calles esto empezó a tomar más fuerza, mis protagonistas se convirtieron en el escudo de Chile que tiene que ver con la nueva Constitución, usan pañoletas verdes y moradas, y están agarrando un carácter más atingente aún y más idiosincrático, diría yo.

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-Antes los artistas podían jactarse de que su obra estaba en el MOMA o en algún otro museo, ahora muchos están orgullosos de estar en las paredes del GAM o en las calles de Santiago. ¿Qué te parece ese cambio de enfoque?

-Lo que pasó con el estallido social, realmente fue un despertar en las personas. El salir a la calle nos enfrentó de manera drástica a saber que había mucho más arte, que había muchas personas super talentosas, y encuentro fantástico que pongan su firma en sus obras, o su Instagram, porque uno empieza a conocerlos, a buscarlos y eso ayuda un montón a los artistas. En este país el artista sobrevive, no vive de lo que hace, entonces también la difusión, la promoción del arte ayuda mucho a que la gente pueda conocer el trabajo de otros y eso se agradece. Tomarse los muros favoreció para que el arte se acercara a la gente y saliera de esa élite donde generalmente se muestra, en galerías de arte donde cierto grupo de gente está en contacto y tiene la posibilidad de verlo o de adquirirlo. Esto se abrió para todos de una manera super democrática y transversal.

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Un rollo de camaradería  

-Volver al taller con todo lo que la calle te aporta, es distinto a estar siempre pintando entre cuatro paredes. ¿Qué te motivó a llevar tu trabajo a la calle y cómo fue ese aprendizaje?

-Cuando uno está en el taller no hay mucha retroalimentación. Uno hace lo que quiere, lo que piensa es un buen mensaje, después lo expones y un grupo de gente lo ve. Salir a la calle es super adrenalínico. Yo siempre había estado ayudando a amigos a hacer sus murales, y mi primer mural lo había hecho en mayo (del año pasado) con la técnica del paste up; no duró nada. Después me lancé a principios de octubre con un mural más grande que medía 4 por 2 metros, con un grupo de artistas, esa fue mi primera experiencia y me encantó. Lo hice en tres días, conversando, riendo, qué sé yo. En el estallido las condiciones son otras, debes estar atenta a que no te vaya a llegar un perdigón, una lacrimógena. La misma gente nos ayudaba, hacía grupitos para que pudiéramos trabajar, y tuvimos contacto directo con ellos, lo que una no tiene en el taller, es algo que yo jamás imagine. También conectar y conocer a los artistas que están haciendo lo mismo y que te dan datos y me ayudaban, me decían mejor hazlo con esto y si necesitaba una escalera, de repente aparecía una escalera, todo un rollo de camaradería, de generosidad que es muy bonito.

Me decidí a hacerlo porque cuando partió todo el 18 de octubre nadie sabía muy bien lo que estaba pasado, y al pasar los días, cuando fui a las protestas empecé a vivir y ver con mis propios ojos la represión que estaban llevando a cabo, fue lo que más me impactó, nunca esperé una respuesta tan violenta por parte de las autoridades y de Carabineros. Eso me dio tanta rabia, tanta impotencia que decidí salir a manifestarme con mi herramienta que es el arte. Se me ocurrió la idea de sacar a los personajes de mis cuadros a protestar, los saqué y los contextualicé. Les ponía pañoletas, una consigna y luego eso lo imprimía en papeles de grandes formatos para llevarlo a escalas de 1 metro x 1 metro o de 2 x 2, y se pegaba en un tiempo rápido, porque también, había que salir arrancando, una no sabía lo que iba a pasar. Todo fue super natural, tenía que hacerlo, era imposible mantenerse indiferente o quedarse callado con lo que estaba pasando. Así que lo hice y no paré más hasta la pandemia.

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De la plaza de la Dignidad al barrio alto

-Qué tal se dio la interacción entre los artistas del estallido y cómo se dio hacer con ellos la exposición Estallido Artístico: testimonios creativos de la agitación social?

-Yo tengo un espacio que se llama Nómada en el edificio Faro, que estuvo abandonado durante mucho tiempo y se va a demoler. Esto está ubicado frente al Apumanque. En su última etapa de vida se instala un centro cultural en el que compartimos con otros espacios de arte y galerías. Para mí era super importante visualizar lo que estaba sucediendo y tomar la iniciativa de por qué esto que pasa acá, en la ahora llamada Plaza de la Dignidad, no llega al barrio alto, o la gente no se va a manifestar allá. Y trajimos las manifestaciones artísticas que consideraban no solo las artes plásticas, también invitamos músicos y a colectivos performáticos para mostrar lo que estaba pasando. La gente solo se enteraba a través de los medios de comunicación tradicionales, por eso era super importante para nosotras difundir y mostrar todas estas expresiones e hicimos una convocatoria abierta a todas las personas que estuvieran activas en la calle, sin curatoría. Nos compartimos los muros y llegaron amigos y gente que conocía y otros que no, se armó una exposición hermosa con afiches, fotógrafos, y las baila capucha que cortaron el tránsito en Avenida Apoquindo por media hora. La gente lo tomó muy bien, igual nos asustamos un poco, pero no pasó nada. Así nos juntamos más de 20 personas que estuvimos trabajando durante tres semanas, hicimos conversatorios, un beneficio para Geraldine Alvarado, que es una chica que recibió una bomba lacrimógena por parte de Carabineros, así que los artistas donamos obras para ayudar a su familia. 

Mural intervenido por las personas con la lágrima roja

-¿Cuál es el sentir de ustedes respecto a las limpiezas en los muros y que se haya aprovechado la pandemia para seguir borrando el arte del estallido?

-Hubo dos actos de censura  antes de la pandemia y ahí me di cuenta que el arte estaba funcionando, o sea, que esto estaba incomodando y molestando a las autoridades, a la clase política y a la gente contraria que tenía una necesidad de eliminarlo, de borrarlo completamente. Y no tan solo borrarlo; al igual que en el plebiscito del 88 tomaron  las imágenes y empezaron tergiversar el mensaje. Esta gente carece de creatividad, carece de sensibilidad, carece de muchas cosas y lo único que puede hacer es plagiar algo y cambiarlo de manera pobre, porque no se les ocurre hacer algo propio, original. 

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Para el segundo barrido de censura, agarró más revuelo y salió en todos los medios de comunicación y en horas estaba todo lleno de nuevo, al principio éramos pocos pero cada vez más personas se fueron sumando a poner su arte en los muros. Ahora con la pandemia es un acto super cobarde, porque saben que la gente no está en las calles, saben que no podemos ir, porque la ciudadanía está siendo responsable y se está quedando en la casa, con todo lo que implica quedarse en la casa, hay gente que está perdiendo sus empleos, que no tiene que comer y un sinfín de cosas que no son fáciles de sobrellevar. Aprovecharon este minuto, y no es sorpresa, lo veíamos venir, así que comenzamos a trabajar otra exposición con los amigos del estallido social que son los muros virtuales, en la que intervenimos virtualmente edificios que no se pueden intervenir como el palacio de La Moneda o el mismo GAM. Si no lo podemos hacer de manera física será virtual. Y utilizando las RRSS para que le dé fuerza. Pueden hacer toda la censura que quieran pero no nos van a poder parar.

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