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VOCES| El plebiscito se hará porque salimos a exigirlo

Por: Pía González Suau, escritora | Publicado: 27.08.2020
VOCES| El plebiscito se hará porque salimos a exigirlo @periodistafurioso |
¿Acaso creen que algo de lo que se ha logrado es porque nos dieron permiso? La calle fue la validación de lo que vino después. El plebiscito se hará porque salimos a exigirlo; el diez por ciento se logró contra viento y marea, no porque nos lo concedieron sino porque ahora –después de octubre del 2019– hablar de una mayoría del 80% hace correr a los políticos y al presidente. 

Se apretó la tecla de pausa con la salida del ministro de Salud de su diaria exposición de cifras de contagiados y fallecidos. Con sus compromisos y actos de fe respecto a las nuevas medidas. Se hizo un paréntesis y en un dos por tres volvió la prensa amarillista, el chisme vestido de información, las mil maneras de sacarle el jugo a sucesos de la vida privada de la víctima de turno.

Barrieron los problemas debajo de la alfombra, cambiaron a los mapuche y su huelga de hambre –ya entrando en fase terminal– por la copucha y la comidilla.  Ni hablar  del no cumplimiento de la promesa del ministro del Interior, que les pidió una tregua de doce días para volver después con algo bajo la manga. Todavía lo están esperando.

Aparece un abuelo abusador de su nieta. Luego otro que abusaba de tres hermanas. Otro más, que llegó a la casa de su exmujer amenazándola con un arma, frente a la hija. Todo un récord de violencia de género y pedofilia desatada.

Debutan viejos y abúlicos programas de debate político, donde un eterno candidato se manda a estampar una nueva camiseta en menos de lo que canta un gallo, y triunfante se bautiza como socialdemócrata; el mismo que vi bailar la cueca que el dictador le tocaba. Solo parece salvarse un espacio nuevo, donde cuatro profesionales de las comunicaciones hacen por fin un periodismo informado.

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El tema del plebiscito se va instalando como en cámara lenta, se lanza la duda, si no es con una mayoría (nunca antes exigida) no vale. 

Otro alega que vuelvan los escolares a las escuelas, porque si los votantes asisten a las aulas un día, por un par de horas, es lo mismo que vayan los ninxs y jóvenxs toda la semana.

Aparecen los camioneros y sus amenazas ¡Llegamos para poner orden! Como hace tantos años, cuando pararon un país y fueron clave para botar a un presidente. Con la misma arrogancia se autoproclaman los salvadores de la delincuencia, enarbolando la bandera del justiciero cuando todxs saben que han usado el poder de abastecer a un país, para muñequear al gobierno de turno y sacar provecho de la situación. Cierto es que están expuestos a peligros en una zona que está en conflicto, pero no tienen derecho a exigir un petitorio basado en la aprobación de leyes que incumben a todxs los chilenxs. Pueblo mapuche incluido.

El plebiscito a la vuelta de la esquina

Apenas se volvió a un estado casi normal, con la pandemia que parece disminuir, cuando la cuarentena se levanta y volvemos a salir, las autoridades, los políticxs, los opinólogxs corren a sus puestos de antaño y hablan como si nos representaran, como si nada hubiese pasado. Hasta vaticinan futuras candidaturas presidenciales, discuten cómo se van a acomodar mientras el hambre y la cesantía están latentes. No ha cambiado nada. Las familias siguen hacinadas, la pobreza y la desigualdad aumentan.

Bajo el riesgo de un rebrote, la gente se amontona tratando de conseguir mercadería para después venderla en ferias o donde puedan. El agotamiento de la lucha por sobrevivir en este sistema feroz sigue igual, las pensiones miserables se mantienen, las deudas volverán sobre las familias, las cuentas acumuladas están a la espera de ser cobradas.

Nos queda el sabor de haber obtenido el diez por ciento y sobre todo, el plebiscito que está a la vuelta de la esquina, pero que igual se tambalea, porque hay varios que piensan que ya fue suficiente, que es hora de retomar el mando, que se acabó la juerga.

¿Acaso creen que algo de lo que se ha logrado es porque nos dieron permiso? La calle fue la validación de lo que vino después. El plebiscito se hará porque salimos a exigirlo; el diez por ciento se logró contra viento y marea, no porque nos lo concedieron sino porque ahora –después de octubre del 2019– hablar de una mayoría del 80% hace correr a los políticos y al presidente.

La voz de la gente ya se hizo presente y no hay vuelta atrás.

Nos rascamos solxs 

No se trata de amenazar con otro estallido social, lo que no entienden es  que el primero no ha terminado. Que ya no validamos a políticos hablando de como serán las cosas. En las manos de nosotxs están los cambios, porque hace rato entendimos que lo único que surtió efecto cuando dijimos no más, fue salir a gritarlo. Fue apropiarnos de una plaza y rebautizarla, fue sudar día a día la presión y la agresión de una policía desprestigiada por dentro y por fuera, por corrupta y violenta, imposible de respetar, cuando dejaron ciegxs a sus propios compatriotas mientras sus generales, los que los representan y mandan a la calle, están siendo investigados y acusados por ladrones.

No barremos lo que nos perturba debajo de la alfombra. Lo mantenemos vivo a pesar del agotamiento que a todxs nos embarga, a pesar del futuro aterrador que advierten los economistas. Sabemos que nos rascamos solxs, que las ollas comunes son un cordón de la periferia abandonada, que no se detienen, no se dan tregua en un trabajo persistente y que está salvando del hambre a los vecinos. En vivo y en directo, en un día a día silencioso, como es la acción social cuando de verdad es una ayuda y no la estridencia populista de los que dicen representarla.

Ha sido duro y hemos aprendido. Vaya que se nos terminaron de abrir los ojos. Las ideas están ahora confirmadas por los hechos. De algo sirvió esta pandemia. Nos ha permitido convencernos que cuando se trata de actuar, es la gente organizada, son los centros comunales, las ollas, el vecindario. Es el tejido social rehecho, fortalecido, el real soporte que nos mantiene, nos protege, nos hace fuertes. Y es la voz en las calles, antes y siempre.

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