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Alto al SIMCE: la lucha contra la estandarización educativa

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 19.11.2013

La calidad de la educación chilena ha estado en la mira de los movimientos sociales hace ya tiempo.  Tanto en la etapa escolar como universitaria, la necesidad de implementar planes de carácter integral y una orientación del conocimiento ligada al desarrollo de talentos y especialidades  se ha vuelto un imperativo. En el caso de la formación escolar, el SIMCE prevalece como una de las herramientas cuya finalidad dista significativamente de lograr estos cometidos.

Por ello, a horas de la rendición de la prueba en el nivel de segundo medio se ha desatado una inédita rebelión e, incluso, la posibilidad de un boicot que muchos centros de alumnos ya decidieron o que evaluarán hasta el último minuto.

Pero, ¿Qué es el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE)?

«el SIMCE se constituye como uno de los principales bastiones de la educación de mercado. En ese contexto, la prueba no es simplemente un instrumento carente de ideología, sino que viene a reforzar una manera de entender una educación estandarizada (…)

Creado en la Universidad Católica de Chile en 1988, bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet, esta prueba se concibió con el objetivo de «contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad en la educación, informando sobre los logros de aprendizaje de los estudiantes en diferentes áreas del aprendizaje del currículo nacional, y relacionándolos con el contexto escolar y social en el que estos aprenden». (Fuente: www.simce.cl)

Sin embargo, esta herramienta se aleja mucho de contribuir al incremento de la calidad educativa. Para Gonzalo Oyarzún, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la U. Alberto Hurtado y miembro de la Mesa de «Alto al SIMCE«, el diagnóstico es claro: «el SIMCE se constituye como uno de los principales bastiones de la educación de mercado. En ese contexto, la prueba no es simplemente un instrumento carente de ideología, sino que viene a reforzar una manera de entender una educación estandarizada que no se preocupa de contextos locales, que no considera a los individuos como sujetos ni su realidad particular».

Alto al SIMCE (http://www.alto-al-simce.org/)

Alto al SIMCE (http://www.alto-al-simce.org/)

Desde 1995, los resultados obtenidos por cada establecimiento son publicados en la prensa a través de rankings. Esta medida ha servido exclusivamente para que las familias de Chile tuvieran la información necesaria para elegir el mejor colegio para sus hijos, ahora inserto en el «mercado educacional». En ese sentido, Oyarzún declaró: «con los resultados del SIMCE las escuelas fijan el precio de sus matrículas, promueven la segregación de los estudiantes, generan competencia entre colegios, estrés escolar y, al final, la prueba termina siendo el fin de la comunidad educativa».

Además, la prueba tiene consecuencias directas en la segregación que practican algunos establecimientos educacionales. Premia a las escuelas que seleccionan alumnos para alcanzar mayores resultados. En esa línea, Juan García Huidobro, Decano de la Facultad de Educación de la U. Alberto Hurtado y Director del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) , afirma:» la gente que está en las escuelas de sectores pobres, donde tienen un rendimiento más bajo, siente que no puede cumplir con la tarea de darle una buena educación a sus hijos. Los profesores que trabajan ahí, que tienen una pega mucho más difícil que el resto, se ven desmoralizados porque se les compara con colegios del barrio alto».

 

Efectos Nocivos

Durante el gobierno de Sebastián Piñera, fuertemente criticado por su gestión en educación pre-escolar y escolar, se implementó la prueba SIMCE en Kinder, 2do y 6to básico, además de 4to y 8vo que ya eran obligatorio de acuerdo a la ley vigente.

Para Huidobro, esta medida es absurda: «ese tipo de pruebas en esos niveles aportan muy poco. Hacer pruebas en Kinder para ver qué está pasando no sirve. Sería mejor hacer observaciones de carácter cualitativo con un número determinado de niños. Pero todo esto es parte de la enfermedad de la medición».

Además, el director de CIDE agregó: «cuando los resultado del SIMCE son publicados, empiezan a tener efectos no deseados, que son mucho peores que la enfermedad que se quiere corregir. Por otro lado, esto influye en lo que pasa dentro de la escuela, donde se empiezan a desatender una serie de valores importantes que tienen que ver con convivencia, las artes, entre muchas otras cosas».

Por su parte, para la profesora del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) y doctora en Educación, Loreto Egaña, el SIMCE tiene efectos que cataloga de «aberrantes». «Los colegios se alinean para cumplir con los objetivos de esta prueba y eso se puede volver tremendamente estresante, porque todo se tensiona. Y cuando hay tensión, nadie lo pasa bien, ni los niños, ni los docentes. Es una variable que desgraciadamente está marcando nuestro sistema educativo», afirmó.

«lo que hacen las pruebas estandarizadas es estancar el proceso de excelencia en la educación (…)»

¡ALTO AL SIMCE!

La campaña es enérgica y el llamado es claro: «para generar un cuestionamiento profundo y una discusión sobre cómo entendemos la educación es necesario boicotear el SIMCE», señala Oyarzún.

El emplazamiento ha generado una convergencia de actores importante, pues incluye federaciones de estudiantes tanto de la Universidad de Chile, Universidad Católica, U. Austral, U. Central, U. Alberto Hurtado, la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), miembros del Colegio de Profesores y Asociaciones de Madres y Apoderados.

Pablo Toro, vocero de la ACES,  pone acento en los efectos que tiene la evaluación en el mejoramiento de la calidad: «lo que hacen las pruebas estandarizadas es estancar el proceso de excelencia en la educación, ya que se concentran en dos asignaturas que no reflejan realmente la amplitud del conocimiento y hace que los estudiantes pongan atención solamente en eso».

Dentro de la comunidad escolar, el Liceo Manuel Barros Borgoño, el Instituto Nacional, el Liceo 4 y el Liceo Carmela Carvajal votaron no rendir la prueba SIMCE. De todas maneras, el llamado al resto de las instituciones sigue abierto.

 

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