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El «nacionalismo popular» del diputado Gaspar Rivas: «Cada país debe hacer su propia revolución»

Por: Francisco Parra | Publicado: 29.03.2016
El «nacionalismo popular» del diputado Gaspar Rivas: «Cada país debe hacer su propia revolución» gaspar 1 |
El diputado independiente se define en eldesconcierto.cl. Admira a Rafael Correa y al primer peronismo, no tiene ningún referente chileno y apunta a la construcción de un «anti-partido político».

Díscolo entre díscolos. Tras su renuncia a Renovación Nacional, el diputado Gaspar Rivas se ha mantenido alejado de las estructuras partidarias tradicionales y está alejado del resto de la bancada independiente.

Sus posturas a favor de la gratuidad, la eutanasia y la renacionalización del cobre lo alejaron de los partidos de derecha. Denuncia de los que se dicen que son de una derecha liberal y que nunca ha comulgado con el marxismo. «Me resisto a entrar en ese corsé ideológico del eje bidimensional izquierda-derecha. Eso ya está obsoleto», dice.

En la Cámara, dispara contra todos. En la discusión por la despenalización del aborto -votó a favor de las 3 causales- tuvo un especial recuerdo para el ex presidente de RN Carlos Larraín: «Cuando la presidenta Bachelet dijo que iba a presentar este proyecto, yo, siendo militante de RN, manifesté que lo iba a apoyar en las 3 causales. Me gané la amenaza del entonces presidente del partido Carlos Larraín, que dijo que cualquier militante de Renovación Nacional que votase a favor de este proyecto, debía ser expulsado. No hice caso. El tiempo pasó y el señor Larraín dejó de ser presidente del partido, tuvo otros menesteres más importantes que atender que darle atención a la opinión de este humilde diputado, tenía que defender a su hijo que había matado a una persona manejando ebrio».

 

– ¿En qué estado se encuentra la derecha hoy, después de los escándalos de corrupción y la negación de los mismos?

Está totalmente deslegitimada, perdió toda credibilidad frente a la ciudadanía, todo ese discurso social, popular. Se ha quedado al descubierto lo que siempre dije: la derecha chilena, de social o popular no tiene nada. Responde a la defensa corporativa de los intereses económicos que son los que la sustentan.

– ¿Y usted con qué sector se identifica hoy?

No me identifico con ningún sector. La ciudadanía no piensa en blanco y negro ni en izquierdas ni derechas. Ese esquema de pensamiento, esa división artificial del país en dos bandos, ya está obsoleto.

– ¿Y qué pasa con las fuerzas políticas fuera del duopolio? Están la Izquierda Autónoma, Revolución Democrática por un lado. Ciudadanos de Andrés Velasco o Amplitud más hacia el centro…

En el caso de Izquierda Autonóma o Revolución Democrática son fuerzas que no están en el duopolio, eso es claro, pero pertenecen al mismo esquema bidimensional de derecha e izquierda. Ese esquema es autolimitante. Los chilenos no son todos de izquierda ni de derecha. Es una visión simplista y demasiado reduccionista. En el caso de Ciudadanos y Amplitud no pertenecen tampoco al duopolio pero uno no se define por lo que pretende ser o asegura ser, sino que por los actos que hace. Para mí, hoy en día Ciudadanos y Amplitud representan dos ejes muy parecidos. Amplitud se define como una opción de centro, que son liberales en lo valórico y liberales en lo económico. Bueno, la definición de la derecha liberal es justamente esa. Amplitud insiste en ser centro para mostrarse más digerible al electorado, tratando de parecer que no pertenece a este eje tan molesto y desagradable de izquierdas y derechas, que tiene tan mala fama. Ellos son defensores del sistema económico neoliberal. Ahora, el hecho de que sean liberales los contrapone con la UDI, una derecha liberal en lo económico pero conservadora en lo valórico.

– Aplicando estos mismos criterios en lo económico y lo valórico. ¿Qué es Gaspar Rivas?

Me defino solidarista, que es un término que se conoce poco pero es un justo balance entre una actitud de colectivismo e individualismo. Colectivismo está representado por el valor del interés común por sobre el interés individual egoísta, natural del ser humano. Y por otro lado, una dosis de individualismo en su sentido no peyorativo, de egocéntrico, egoísta. Hoy vemos un planteamiento de distintas vértices. De la derecha, absolutamente neoliberal y de la izquierda, de la Nueva Mayoría, que no tiene nada de colectivismo y representa una forma matizada de administrar el mismo modelo. La Democracia Cristiana, por ejemplo, es absolutamente neoliberal. Yo le reconozco al individuo la capacidad de progresar por su esfuerzo, de tener libertad de emprender, pero no le reconozco el derecho a abusar y explotar que sí le reconoce el sistema neoliberal. Ahí tiene los problemas en materia laboral, de abusos en retail, lo relativo a las colusiones. Esas son libertades excesivas del sistema neoliberal. No hay justo balance con colectivismo, con el deber ineludible que tiene el estado de asegurar determinados derechos sociales como trabajo, salud, educación, previsión.

– ¿Hay algún referente político con el que se identifique?

Hoy, no, no existe nada dentro de lo que es la política.

– ¿Y a nivel internacional?

Me siento identificado con figuras como el presidente de Ecuador, Rafael Correa y con ideologías como el peronismo. El original sí, no su última versión que es el kirchnerismo. Me refiero al peronismo clásico, en el que convivían sectores de izquierda y derecha. No se sabe cómo, pero convivían jaja…

– ¿No es un abanico muy amplio? Además, Rafael Correa es parte de esta «izquierda del siglo XXI» y es más cercano al kirchnerismo que al primer peronismo…

Claro…a ver…el primer peronismo lo identifico con una suerte de nacionalismo popular basado en la defensa de intereses nacionales, contrapuesto al internacionalismo de la izquierda marxista, con la cual no comulgo. Para mí cada país debe hacer su cambio, su revolución, entendiéndolo como re-evolución, una vuelta a evolucionar, en el sentido constructivo de la palabra, dentro de la esfera doméstica y con su propia idiosincracia. Cada país debe hacer su propio cambio re-evolucionario. No soy de izquierda ni de derecha. Sé que Correa se identifica con el socialismo del siglo XXI, pero mi cercanía con su modelo no va adosada a significarse o cerrarse solamente en un sector. Me interesa lo que ha hecho en la práctica. Volviendo al tema valórico que hablábamos, yo tampoco caigo en el eje bidimensional de progresista o conservador. Los temas los analizo uno por uno y en su justa medida. Por eso va a encontrar posturas mías que no se le encuentran una explicación en en ese eje bidimensional. Por ejemplo, voté a favor del aborto en 3 causales y estoy a favor de la eutanasia voluntaria. Si me pregunta por marihuana, tengo una postura distinta a la que podría tener Amplitud, para mí es una droga. Y en matrimonio igualitario soy similar a Rafael Correa, el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Es difícil encajarme, tanto en materia política como valórica, si parte de la base de utilizar el sistema bidimensional izquierda-derecha o conservador-liberal. Yo soy más liberal que Rafael Correa por ejemplo, que no habría apoyado el aborto terapéutico y nunca apoyaría la eutanasia.

– ¿Qué le parece una eventual definición presidencial entre Ricardo Lagos y Sebastián Piñera?

Me parecería un fracaso de la política, una burla a los chilenos. Significa que la política está tan mal que no tiene nada nuevo que ofrecerle a los chilenos que simplemente decir volvamos a estos señores que son diablos, pero conocidos. Entonces bueno, entre diablo conocido y no, mejor el conocido. Sebastián Piñera y Ricardo Lagos, uno desde la derecha neoliberal y otro desde la izquierda capitalista son exactamente lo mismo. Son perros guardianes del sistema económico imperante, es como elegir entre la Pepsi Cola y la Coca Cola. O entre la light y la normal, son matices muy pequeños. Es como si la gente dijera, disculpe que utilice estas palabras, «sé que me van a cagar con cualquier gobierno, pero con estos por lo menos sé como me van a cagar».

– ¿A quién apoyaría usted, si pudiera nombrar a algún candidato?

A nadie. Le nombro a Lagos, Piñera, Ossandon, Velasco, MEO…no veo a ninguno capaz de hacer el cambio necesario que necesita Chile. Yo estoy a favor de la renacionalización del cobre. No veo que ninguno de los candidatos tenga los cojones para renacionalizar el cobre. Para mí cualquier gobierno que realmente quiera hacer cambio profundo en materia de derechos sociales, como lo pide a gritos la ciudadanía, se necesitan recursos. Lo único que tiene donde echar mano el Estado es el cobre. Cualquiera que me diga a va a ser un gobierno de transformaciones sociales, que no renacionalice el cobre, le va a pasar lo mismo que la presidenta Bachelet: va a estar en cadena nacional diciendo, en lenguaje sencillo, que no tenemos plata para las reformas.

– ¿Tiene en mente formar algún movimiento propio?

Uno cuando es parlamentario independiente se da cuenta que muchos diputados y diputadas, que en teoría tienen el mismo peso politico que uno, tienen más importancia frente a la ciudadanía o frente al gobierno solo por tener un partido o movimiento detrás. Ante eso, claro, uno se siente tentado. Sería interesante tener un partido detrás para que lo tomen más en consideración. Pero he visto también a parlamentarios, como Amplitud o Evópoli, que son partidos, pero sin mucho sustento mayor. Amplitud ni siquiera logró juntar las firmas. Y sin embargo el gobierno solo por entender que detrás hay una estructura, que pueden ser 3 o 4 personas, los considera un partido y representantes de una corriente importante. No hay que caer en la tentación en que han caído otros, muchos de los que nombré critican a los partidos políticos, dicen que no sirven y acto seguido forman un partido político. Es decir critican una cosa y con su actuar lo contrario.

– Pero más allá de los partidos chilenos, ¿no considera que es el partido político una estructura necesaria para llegar al poder?

Me hago responsable de lo que digo: La ciudadanía hoy busca un anti partido político, una agrupación de personas que cumpla los requisitos de forma, porque el sistema está hecho por los poderosos que crearon esta sensación de democracia para que la ciudadanía creyera que manda. Inventaron esto de que la gente está representada por los partidos politicos, que son los que imponen las reglas, formando votando normativas legales que los competen a ellos, como la del binominal, donde todos los partidos grandes se protegieron las espaldas. Claro, si quiero representar a la ciudadanía, tengo que jugar con las reglas del establishment, pero no porque crea en ellos ni en este sistema viciado. Y no porque no crea en la democracia, sino porque la gente no cree en esta democracia, en este engaño que le venden de que usted manda porque vota cada ciertos años. Mentira, aquí mandan los partidos, y detrás de ellos, los grupos de poder, los Luksic, los Paulmann, los Matte, los Angelini.

– ¿Cómo se concreta ese anti partido?

Le hablo en teoría, yo no estoy formando nada. Pero si la gente me sugiere, será bajo ese formato. Jugar con sus reglas, pero sin creer en ellas. Van a decir que soy contrario a la democracia pero no, soy contrario a esta farsa que le han vendido a la gente como democracia.

– ¿La política así no parece más dependiente de una voluntad individual que una acción colectiva? 

La voluntad de los partidos es colectiva, pero de un pequeño grupo que representa a los intereses de ellos. Eso, en el universo de Chile es nada. Cada partido es un individuo, por así decirlo. Lo que yo planteo es un anti partido, un colectivo real que se preocupe por los intereses de todos, sin importar si es de la UDI o comunista, intereses del colectivo nacional. Una comunidad unida por lazos, cultura, idiomas.

– La «comunidad organizada» de Perón…

Exactamente. Pero los partidos no quieren eso, ellos hablan de izquierdas, de derechas, actúan en la dialéctica del bien contra el mal. Si vas a conversar con Chile Vamos sales con la sensación de que ellos son los buenos y los otros los malos. Si vas a conversar a la Nueva Mayoría, lo mismo. Y no es así, eso es una mirada muy reduccionista, no puede haber un país con un dueño monopólico de la verdad. Los partidos hablan desde la trinchera, de los buenos contra los malos. Eso es nefasto, porque los que pierden no son las estructuras de los partidos, son los chilenos. No es que estamos cansados de la democracia, estamos cansados de esta democracia, que es una farsa. Se lo digo, hoy no mandan los chilenos, no hay proyecto para 18 millones, sino para 18 millonarios. Lo que yo quiero es un Chile para los 18 millones.

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