Avisos Legales
Nacional

Horrores en el Wallmapu: El Estado de Excepción como regla

Por: El Desconcierto | Publicado: 29.08.2017
A dos días del inicio del juicio oral contra la Machi Francisca Linconao (y otros 10 comuneros mapuche) por el caso Luchsinger Mackay, se realizó la “Audiencia de Horrores: relatos de violencia y persecución al Wallmapuche”, dando cita en Temuco a diversos casos de persecución, violencia y hostigamiento policial en distintos territorios. Como respuesta al silencio mediático y la impunidad judicial, esta Audiencia develó el horror cotidiano en un territorio en el que se evidencia la más cruda realidad de los gobiernos democráticos chilenos.

La jornada se realizó el sábado 19 de agosto en el Hogar Estudiantil Mapuche Pelontuwe, específicamente en el salón Alex Lemun (joven de 17 años asesinado por Carabineros en noviembre de 2005). La actividad contó con la presencia de comunidades, medios libres, abogados, abogadas, redes de apoyo, historiadores, estudiantes y todos quienes quisieran conocer detalles de la realidad de La Araucanía. Territorio en el que la compilación de acciones dan a conocer una tensa búsqueda, en la que el mapuche y la policía construyen una matriz de conflicto que, amparada en el imaginario instalado por la prensa nacional, oculta gravísimos casos de injusticia, abusos y violación a los Derechos Humanos.

Estos hechos no son un tema nuevo y persisten en el tiempo. Al iniciar la “Audiencia de Horrores”, el historiador Martín Correa se encargó de recordar que este título, acuñado por el cronista Aurelio Díaz Meza, describió lo vivido en el Parlamento de Coz Coz de 1907. Ocasión en la que más de 3 mil mapuche se reunieron en Panguipulli para hacer sus denuncias respecto a la violencia cotidiana que se les estaba aplicando para expulsarlos de sus tierras. Historias tan graves como las que se cuentan hoy: quema de rucas con familias enteras adentro por parte de colonos, desaparición y persecución.

Según Correa, esta parte de la historia nacional se oculta y se niega: “Cuando llegan los colonos alemanes y chilenos a la zona de Malalhue, se hacen de los títulos de dominio mapuche en forma engañosa y en forma fraudulenta inscriben acción de derecho en la notaría de Valdivia, a 80 km de Lanco, poniendo letreros en 1870, cuando no había caminos. Así se hicieron de la tierra los colonos, de mala fe, inscribiendo incluso derechos territoriales que compraban a mapuche que no existían en la zona”. Y como muchos mapuche siguieron ocupando el territorio, se aplicó la fuerza: “una violencia ejercida por los particulares con el apoyo, alianza y secreto del Estado chileno, a través de los organismos policiales de entonces”.

Casi al final de su exposición, Correa aseguró que Chile es un país sin memoria, al recordar que en la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado varios personajes públicos señalaron que era innecesario preocuparse por la historia. “En el caso del pueblo mapuche lo que pasó, pasó hace 120 años, son tres generaciones. O sea, los que escuchan hoy día de sus abuelos, lo sufrió el abuelo de sus abuelos y el abuelo de su abuelo. Tres generaciones. Para un pueblo con memoria, eso es ayer”, señaló ante los presentes.

La continuidad de estos hechos se endurece en el último tiempo, pues han sido los niños y niñas mapuche quienes han vivido los episodios más oscuros sin responsabilidad alguna, poniendo de manifiesto cómo los gobiernos democráticos adscriben a un estado de excepción constante, sin hacerse cargo de las persistentes pruebas de su actuar político.

Brandon y el hostigamiento policial

Hoy Brandon Hernández Huentecol tiene 18 años, cojea un poco y siente dolores cada vez que hace fuerza. Hace 8 meses un carabinero agarró con violencia a su hermano Isaías de 13 años, en medio de un operativo policial por estado de ebriedad que involucraba a personas ajenas a la familia que se estacionaron cerca de su casa. Brandon salió en defensa de su hermano, carabineros lo obligó a arrojarse al suelo y le disparó perdigones de goma, dejándolo con un 40% de probabilidades de sobrevivir. Su madre, Ada Huentecol, narra con evidente conmoción las angustiantes horas que vivió en la clínica esperando la posible muerte de su hijo. Dos carabineras estuvieron haciendo guarda en el lugar día y noche; unos 25 carabineros fueron a donar sangre; y, en el traslado del hospital de Angol a Temuco, venían siendo escoltados por patrullas.

Ocurrió un día domingo, como cuenta el propio Brandon: “vi que los carabineros tenían agarrados a dos peñi como a 20 metros de donde estaba yo, mi hermano chico me avisó. Los conocía y me acerqué a ayudarlos, entonces uno de estos carabineros viene y me exige que me tire al suelo, que tenía balas de goma, que me iba a disparar”. El resultado fueron 180 perdigones de goma que le destruyeron la pelvis y de los que aún tiene 40 escondidos dentro de su cuerpo. “Yo traté de explicarle, pero él no entendía nada, tenían agarrado a mi hermano chico también y tiene sólo 13 años, pero, ¿qué iban a entender? Para ellos estábamos como en la guerra y me golpearon dispararon hasta que quedé inconsciente”.

Ada relata que al tercer día de hospitalización de Brandon, su padre recibió amenazas de que podrían haber represalias y empezó a cuestionarse todo. “Yo le perdí el respeto a la institución (Carabineros de Chile) porque nos hicieron un daño que es irreparable”. Por su parte, el Ministerio Público, una vez que empezaron las audiencias, confirmaba a través de su vocera, Nelly Maraboli, que su hijo Isaías de 13 años llevaba consigo  un cuchillo para cortar la correa del arma del carabinero que agredió a Brandon. Isaías Hernández Huentecol había salido a andar en bicicleta, vio como unos conocidos eran reducidos por la policía y llamó a su hermano para ayudarles.

El sargento segundo Cristian Edgardo Rivera Silva, nombre del carabinero que agredió a los hermanos Hernández Huentecol, funcionario del Recinto de Pailahueque, hoy ejerce sus funciones sin ninguna sanción. La familia, se ha querellado contra Carabineros en un juicio contra el Estado y espera alguna respuesta. Pailahueque es actualmente una base militar de la Zona Policial Especial Control de Orden Público de La Araucanía implementado a partir de las políticas  del Ministro del Interior Jorge Burgos.

A partir de la querella, Carabineros de Pailahueque tienen restricción para acercarse a la casa de la familia Hernández Huentecol. Sin embargo, periódicamente realizan rondas. Tal como lo hicieron el domingo 6 de agosto de este año, justo cuando parte del equipo organizador del foro denuncia “Audiencia de Horrores” estaba en su casa.

[Lee también en El Desconcierto: Brandon Hernández Huentecol: “En el juicio quiero ver la cara al carabinero y preguntarle por qué me disparó”]

Silvestre, el niño baleado y acusado por Carabineros

Guillermina Toro es madre de siete niños y dos niñas y vive en la Comunidad Huequillen, sector Antinao comuna de Ercilla. Hace unas semanas fue al pueblo a cambiar las zapatillas que le regalaron a su hijo Silvestre de 14 años, como incentivo a sus buenas calificaciones en el colegio. Cuando volvieron al campo, vio que su casa estaba llena de carabineros. Escuchó muchos disparos y su primera reacción fue encerrar a sus hijos más pequeños en el baño. Silvestre salió y se asomó por la puerta trasera de la casa, siendo herido en su pierna izquierda. En ese momento carabineros lo sube a la patrulla y más tarde se lo lleva. Toda su familia fue amarrada y reducida dentro de la casa, los niños, su marido y una anciana de 100 años.

Guillermina relata que la esposaron y la llevaron a una vega donde había un canal. “Ahí empezaron a decirme que cooperara, que dijera dónde estaban las armas, las escopetas”. Cuenta que le era muy difícil entender que estaba pasando, “me separaron como una hora de los niños y eso era lo único en lo que yo pensaba”. Mientras la interrogaban revisaron su casa y le robaron comida, dinero y algunas cosas de valor. Además de romper el marco de la puerta y las ventanas.

Se los llevaron a ambos, Guillermina y Silvestre llegaron a Angol donde en un principio se le negó al niño la atención en el hospital. Más tarde trataron sus heridas, estuvo en tratamiento durante doce días. Silvestre aún tiene cinco balines en su pierna, de los cuales no se sabe si son de goma u otro material. Lo más paradójico es que hoy Silvestre enfrenta una formalización por homicidio frustrado en contra de un carabinero y se le acusa de cargar un fusil. El niño poco entiende lo que ocurrió y su madre relata que en septiembre comienzan las audiencias para tratar el caso.

[Lee también en El Desconcierto: La extraña historia de Silvestre Torres Toro, el niño acusado de atacar a Carabineros en La Araucanía]

La muerte de Macarena Valdés

Se cumple un año de la muerte de Macarena Valdés, mujer, madre y defensora del agua de la comunidad de Tranguil, que se opuso tenazmente a la construcción de una central hidroeléctrica por la empresa RP Global y Saesa. Junto a su pareja y padre de sus cuatro hijos, Rubén Collio, fueron perseverantes en exigir que se respetaran normas ambientales que no se estaban cumpliendo. Además, se opusieron a la instalación del cableado eléctrico que debía pasar por el patio de la casa que habitaban y de la que no son dueños legales. Los dueños son conocidos de la familia a quienes personas sin identificarse les dejaron un mensaje: “si no los echan de ahí les va a pasar algo muy malo, hay gente que les quiere hacer mucho daño”.

Al otro día, el 22 de agosto de 2016, Rubén encontró el cuerpo de Macarena Valdés colgado en una viga al interior de la casa, en presencia de su hijo de 1 año y 8 meses. Medio año después, específicamente el 7 de marzo la Fiscalía de Panguipulli, decidió cerrar el caso nominándolo como suicidio. La familia alegó que la autopsia estaba mal hecha y la Fiscalía señaló que si tenían la capacidad de costear una nueva autopsia el caso podría esperar abierto.

Se hicieron actividades a lo largo de todo el país y se juntaron los millones para pagarle al perito más experto y más costoso “para que nadie lo pueda cuestionar”, señaló Collío. Una vez que tuvieron el nuevo informe, el 2 de agosto pasado lo fueron a presentar a la Fiscalía, donde se les informó de manera oral que habían vuelto a cerrar el caso. El documento de 20 páginas da cuenta de todos los errores que se han cometido en este proceso, presentando datos duros y exactos que abren la urgencia de una investigación.

Sin embargo, cuando todo parecía perdido, la Fiscalía sorprendió a todos y ordenó no solo que la causa por la muerte de Macarena Valdés sea reabierta, sino que se exhume su cuerpo y se realice una nueva autopsia, el día 31 de diciembre. A un año de que la activista fuera encontrada sin vida en su hogar, la búsqueda de justicia de su familia aún no acaba.

[Lee también en El Desconcierto: Un año sin “la Negra”: El esperanzador giro en la investigación por la muerte de la activista Macarena Valdés]

A 12 años de la desaparición de José Huenante

El 3 de septiembre de 2005, José Huenante salió a dejar un disco a la casa de un vecino de su pasaje, fue después con otros siete amigos a un pequeño recinto donde bebieron alcohol y se formó un altercado con Carabineros. José andaba sin su carnet de identidad, su madre, Cecilia Huenante, cuenta que conociendo su carácter entiende que pudo haber contestado mal a la exigencia de carabineros en el control de identidad, lo que llevó a un enfrentamiento mayor. Cecilia relata que varios vecinos del pasaje vieron cómo los uniformados lo golpearon reiteradas veces y cuenta también que “un guardia que cuidaba un galpón donde después lo llevó carabineros vio que lo golpearon en la cabeza, que movieron su cuerpo y al ver que no respondía se lo llevaron sin que volviera a aparecer más”.

En ambos casos los juicios han sido truncados por diferentes motivos sin poder llegar de manera clara a obtener respuestas. Rubén Collio cuenta que cuando la Fiscalía decidió cerrar el caso de Macarena Valdés como un suicidio, sus amigos, familiares y cercanos han insistido en acciones para reabrirlo. Por su parte, Cecilia Huenante comenta que a 12 años de la desaparición de su hijo han pasado cuatro fiscales por el caso. Después de recibir constantes llamados de carabineros preguntando por su hijo con tono sarcástico y bajándole el perfil a la situación, tiene mayor certeza de que ellos están directamente involucrados en estos hechos.

[Lee también en El Desconcierto: Diez años de impunidad para José Huenante: El primer caso de desaparición forzada en democracia]

***

Estos son sólo algunos casos expuestos en la Audiencia de Horrores. También estuvieron presentes la esposa del lonko Alfredo Tralcal y la madre de los hermanos Benito, Ariel y Pablo Trangol Galindo, presos por el “Caso Iglesias” que hoy cumplen más de 80 días en huelga de hambre; el werken de Fabiola Antiqueo, joven que perdió su ojo izquierdo a causa de una bomba lacrimógena lanzada por Carabineros el 12 de mayo pasado; el lonko Víctor Queipul, de la comunidad de Temucuicui y la vocería de la Machi Francisca Linconao.

De este modo y en presencia de unas 150 personas que escucharon atentamente, convergieron una serie de testimonios de hombres y mujeres mapuche perseguidos y enjuiciados por el Estado chileno, una gobernanza huinca que intenta despojarlos de su dignidad y de la cual están cada día más lejos de adscribir.

Información complementaria

Escucha los audios completos de Audiencia de Horrores acá.

Información sobre el recinto de Pailahueque.

Déjanos tus comentarios
La sección de comentarios está abierta a la reflexión y el intercambio de opiniones las cuales no representan precisamente la línea editorial del diario ElDesconcierto.cl.