Este miércoles se cumple una semana desde la desaparación de Tomás Bravo, el niño de tres años al que se le perdió el rastro en una zona boscosa de Lebu. En un punto de prensa de actualización, el fiscal a cargo, José Ortiz, se refirió a las complicaciones para la investigación que significó la llegada de voluntarios.
«La buena fe y solidaridad de la gente, que fue multitudinaria el primer día de búsqueda, lamentablemente destrozó el sitio del suceso«, explicó Ortiz y agregó que «el día siguiente tuvimos lluvia todo el día, lo que no fue ninguna colaboración a mantener el sitio del suceso».
«Por eso, lo que queremos es mantener la investigación lo más seria, detallada y en reserva, a fin de evitar que aparezcan comentarios e hipótesis de distinta naturaleza que podrían desviar los focos investigativos, que están claros y se está avanzando día a día en ellos», continuó.
Consultado sobre el resguardo del lugar de los hechos, el fiscal afirmó que «la familia, cuando se extravía el menor, le avisa a Bomberos y después a Carabineros. Se trata de un sitio del suceso que está extendido a ocho kilómetros a la redonda. No veo la manera en que podríamos físicamente resguardar un sitio del suceso de esa magnitud».
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Además, el persecutor afirmó que tomaron conocimiento de los hechos a las 02.00 horas del 18 de febrero y que a ese momento, el lugar ya estaba alterado. «Tomamos un sitio del suceso 100% alterado por más de mil personas que entraron desesperadamente a buscar al menor», insistió en el balance.
Sobre las líneas investigativas, Ortiz aseguró que están avanzando paralelamente, sin poder más antecedentes para «proteger la investigación».