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Iglesia entra al debate constitucional sobre aborto: «El embrión no pertenece a la mujer»

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 22.07.2022
Iglesia entra al debate constitucional sobre aborto: «El embrión no pertenece a la mujer» La Iglesia Católica criticó la propuesta de nueva Constitución | Agencia Uno
«Hacemos una valoración negativa de las normas que permiten la interrupción del embarazo, que dejan abierta la posibilidad de la eutanasia» y «desfiguran la comprensión de la familia», cuestionan en un comunicado.

En medio de una convocatoria a un «discernimiento informado» respecto de la propuesta de nueva Constitución que el país votará el 4 de septiembre, este viernes, la Conferencia Episcopal apeló a «un voto en conciencia», en un extenso documento en el que analiza el documento emanado de la disuelta Convención, donde además de asegurar que el debate se mantendrá tras el referéndum, cuestionaron el abordaje de materias valóricas del texto.

«El debate público de estas últimas semanas nos muestra que el texto propuesto no ha concitado una aceptación amplia y transversal. Nos enfrentamos, entonces, a una elección entre dos posiciones fuertemente tensionadas entre sí, lo que hace compleja la decisión de cada ciudadano. Pero, por lo mismo, es necesario un discernimiento informado y un voto en conciencia, poniendo siempre por delante el bien común del país», asegura el comunicado de la entidad eclesiástica.

Posteriormente, insisten en su llamamos a la ciudadanía para que concurra a las urnas.

Y entrando en el análisis de las materias del texto constitucional, son particularmente críticos de algunas de ellas. «Hacemos una valoración negativa de las normas que permiten la interrupción del embarazo, las que dejan abierta la posibilidad de la eutanasia, las que desfiguran la comprensión de la familia, las que restringen la libertad de los padres sobre la enseñanza de sus hijos, y las que plantean algunas limitaciones en el derecho a la educación y a la libertad religiosa. Consideramos de especial gravedad la introducción del aborto, que el texto de propuesta constitucional denomina ‘derecho a la interrupción voluntaria del embarazo’”, declaran.

«El embrión no pertenece a la mujer»

Y a renglón seguido plantean que esta disposición, «evidentemente, introduce el aborto, y lo hace en el nivel normativo más alto, el constitucional. Además, el artículo establece que el Estado garantiza el ejercicio de este derecho, libre ‘de interferencias por parte de terceros, ya sean individuos o instituciones’, con lo cual no solo excluye la participación del padre en esta decisión, sino también el ejercicio de la objeción de conciencia personal e institucional, derecho esencial en estas materias morales donde se juegan principios tan fundamentales, que afectan directamente las concepciones éticas, religiosas y morales de muchas personas.

Para la entidad, «esta norma es la disposición de mayor gravedad moral contenida en el proyecto constitucional. Aun entendiendo que hay, a veces, situaciones complejas en las que se engendra una nueva vida, no hay que olvidar que el embrión es un ser humano al que se le debe reconocer los derechos inalienables de la persona, y no es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana».

«Incluso si hubiera un derecho a decidir sobre el propio cuerpo, esto no puede justificar una interrupción voluntaria del embarazo, porque la criatura concebida en el vientre es otro ser humano, con un código genético distinto e individual. El embrión no pertenece a la mujer como si fuera un órgano más», agregan desde su crítica postura.

E insisten en que «llama la atención que la propuesta constitucional reconozca derechos a la naturaleza y exprese preocupación por los animales como seres sintientes, pero no reconozca ninguna dignidad ni ningún derecho a un ser humano en el vientre materno. Y esto da a la propuesta una impronta deshumanizante, porque deja indefensos a los seres humanos más frágiles y propone como solución a un problema real un acto violento».

Cuestionamiento al derecho a una muerte digna

Paralelamente, plantean que «además del aborto, es motivo de preocupación la norma constitucional que asegura a toda persona el derecho a una muerte digna. Bajo este concepto, se introduce en nuestra cultura la eutanasia, que es una acción u omisión con el fin de causar directamente la muerte, y así eliminar el dolor».

«Es valorable que el texto constitucional garantice el acceso a los cuidados paliativos a enfermos graves y crónicos porque es un camino indispensable para acompañar a hermanos nuestros especialmente vulnerables, pero la ‘muerte digna’ es otra cosa y es un derecho ambiguo, porque pretende solucionar un problema acabando deliberadamente con una vida humana. Aquí está su carácter deshumanizante, porque fomenta la cultura del descarte y puede hacer todavía más frágil la vida de personas ya muy débiles por la enfermedad», dice luego la Conferencia Episcopal.

Adicionalmente, aseguran con certeza que, «como lo han expresado diversas voces, todo indica que el debate constitucional continuará en el país después del 4 de septiembre, independiente de la opción que triunfe en el Plebiscito. Es importante que sea un debate no solo por un texto y las mejores normas, sino por cómo seguimos buscando un desarrollo cada vez más humano e integral para todos, pues ‘el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez (…) Por consiguiente, invitamos a que nadie se reste de colaborar en la construcción de un proyecto común».

Finalmente, la entidad hace una convocatoria a la unidad en los tiempos particularmente álgidos y marcados por la confrontación que están antecediendo al referéndum.

«En medio de tantas realidades complejas que atraviesa la humanidad, es esencial crecer en diálogo y amistad social, forjando una cultura del encuentro que esté animada por un sueño de fraternidad común. No puede ser que creamos, cualquier persona o sector, que la verdad está solo de nuestra parte, o que solo nosotros estamos en el lado correcto de la historia. La democracia, sus diversas instituciones y organizaciones políticas y sociales, será siempre el mejor camino para abordar nuestras legítimas diferencias, pero hemos de esforzarnos todavía más para que sea una democracia animada por dinamismos de encuentro y diálogo, y fundamentada en el sagrado respeto por la dignidad humana. Asimismo, tenemos que recuperar nuestra memoria histórica con sus luces y sus sombras, aciertos y errores, para proyectarnos a un futuro en que todos encuentren cabida en la casa común», concluye el organismo.

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