No lo dijo con esas palabras, pero la consigna “diálogo, diálogo y más diálogo” parece ser el leit motiv de Ana Lya Uriarte a su llegada a la Secretaría General de la Presidencia (Segpres).
Su nombramiento fue el más sorpresivo de este cambio de gabinete, por cuanto se daba por descontada la designación de Manuel Monsalve en reemplazo de Giorgio Jackson. Sin embargo, el problema detonado con Nicolas Cataldo (PC), cuya llegada a la subsecretaría del Interior fue revertida por el Ejecutivo tras las críticas de la oposición, obligó a mantener a Monsalve en su cargo.
Al mando de la Segpres, Ana Lya Uriarte (60) tendrá como principal función mejorar la relación con las bancadas oficialistas en el Congreso, y levantar puentes con la oposición.
Tendrá como misión suceder a Giorgio Jackson, quien tuvo una compleja relación con los parlamentarios y debió hacer frente al “fuego amigo” sobre todo de senadores de la bancada del Partido Socialista que continuamente pidieron su salida.
La posición de Jackson quedó aún más debilitada tras el triunfo el Rechazo en el Plebiscito, considerando que esto obliga al Gobierno tomar las riendas del nuevo proceso constituyente. Y eso “requiere gestión política, acuerdos y mayoría”, acotó el analista político Marco Moreno a El Desconcierto, cualidades que en este momento Jackson estaba lejos de cumplir.
Uriarte es militante PS, abogada de la Universidad de Chile, y cercana a la expresidenta Michelle Bachelet. En su primer gobierno fue presidenta de la Comisión Nacional de Medio Ambiente, y en el segundo período fue su jefa de gabinete. Hasta antes de este nuevo nombramiento se desempeñaba en el gabinete de la ahora exministra del Interior Izkia Siches.
Hará dupla con Carolina Tohá, quien asumirá en Interior en este segundo tiempo del gobierno, en una jugada que se ha sido leída como el desembarco del Socialismo Democrático en el corazón de La Moneda.
Consciente de los desafíos de coordinación legislativa, un área sensible para el Ejecutivo, las primeras palabras de Uriarte apuntaron a dar una señal de confianza hacia el Congreso.
“Este cambio de gabinete persigue hacer patentes los compromisos que inspiran a nuestro gobierno. En lo personal, tengo una tarea tan desafiante y bella como es el lograr tender los puentes, hacer los encuentros, fomentar esa civilidad, convivencia democrática que tiene que ponernos a todos con lo mejor de nuestras voluntades, para conseguir lo mejor para nuestro país”, dijo, apostando a tener “el mejor de los diálogos” con el Parlamento.