No es precisamente humo blanco lo que salió del Congreso, pero se le parece. Este martes se hizo público un documento preliminar con los 12 bordes que debiera tener la nueva Constitución, un texto que trabajaron desde la UDI al PC en completo hermetismo durante estas semanas.
Los principios orientadores tienen concesiones de lado y lado, y parten de la base de que Chile es «una República democrática» que posee un «Estado unitario y descentralizado».
El texto reconoce los pueblos indígenas, consagra el terrorismo como contrario a los derechos humanos y establece un Estado social y democrático de derecho, que «promueve el desarrollo progresivo de los derechos sociales, con sujeción al principio de responsabilidad fiscal y a través de instituciones estatales y privadas».
Asimismo, el documento establece tres poderes del Estado: el Ejecutivo, con un jefe de Gobierno que posee iniciativa exclusiva en el gasto fiscal; el Judicial, con pleno respeto a las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas; y el Legislativo, que sea bicameral.
Además, consagra constitucionalmente cuatro organismos autónomos: Banco Central, Ministerio Público, Contraloría y la justicia electoral. Lo mismo ocurre con los emblemas patrios, la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder civil y cuatro estados de excepción constitucional: estado de asamblea, de sitio, de catástrofe y de emergencia.
Finalmente, el texto consagra una serie de garantías fundamentales, como el derecho a la vida, la igualdad ante la ley, derecho de propiedad, libertad de conciencia y de culto, libertad de enseñanza, deber preferente de las familias a escoger la educación de sus hijos, cuidado y conservación de la naturaleza, entre otros.
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