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El criminal historial de un 29 de marzo en que carabineros dispararon a matar

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 29.03.2023
El criminal historial de un 29 de marzo en que carabineros dispararon a matar Muchas de las víctimas de las violaciones a los DD.HH. en Chile siguen sin tener justicia | @MuseoMemoriaCL
Pese a que ejecución de los hermanos Vergara Toledo se recuerda cada 29 de marzo en el contexto del Día del Joven Combatiente, hubo otros asesinatos perpetrados por agentes de la dictadura de Pinochet durante esa fecha: secuestros del llamado Caso Degollados y crímenes de dos dirigentes sociales de Pudahuel.

29 de marzo es una fecha que desde la dictadura pasó a ser simbólica y conmemorativa de hechos dolorosos para nuestra historia reciente, dando paso al Día del Joven Combatiente, una triste efeméride que involucra a agentes del Estado en su despiadado rol en tiempos de Pinochet.

¿Qué hay detrás de esta jornada? Se trata de un día que recuerda las trágicas circunstancias en que los hermanos Eduardo y Rafael Vergara Toledo, militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fallecieron como consecuencia de la acción de funcionarios de Carabineros.

Era 1985. Mismo año en que en el mes de agosto la fuerza policial pasó a ser encabezada por el integrante de la Junta Militar, general Rodolfo Stange, quien sería depositario del incansable clamor familiar por aclarar los hechos y hacer justicia.

Todo sucedió en la comuna de Estación Central, donde los hermanos de 18 y 20 años, respectivamente, fueron abatidos acusados de robar en un local de la zona, ilícito que no pudo comprobarse dado que no hubo denuncias que lo respaldaran.

Fue producto de una permanente presión de la familia, que finalmente la Comisión Rettig concluyó que Rafael Vergara Toledo «fue ejecutado por agentes estatales estando ya herido y en poder de quienes lo mataron, en violación de sus derechos humanos».

Respecto de Eduardo, el sitio Memoria Viva repasa los antecedentes de su deceso en las mismas circunstancias de su hermano, donde se revelan detalles de la versión de su familia, apuntando a una operación dirigida directamente a atacar su integridad física, lo que redundó en el crimen de ambos.

Carta publicada por el sitio Memoria Viva

Carta publicada por el sitio Memoria Viva

“La única casa allanada fue la nuestra en la población José Cardins, en la que irrumpieron más de 30 civiles con brazaletes verdes que vestían ropas deportivas. No hubo más casas allanadas”, detalla el sitio de reconstrucción histórica sobre el testimonio entregado por los Vergara Toledo tras perder a dos de sus hijos.

“Nuestros hijos no pertenecían al Partido Comunista, en nuestra casa sólo encontraron y sustrajeron algunos posters del Padre André Jarlan, del Padre Juan Alsina, de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos; llevándose, además agendas y el carnet de identidad y del Colegio de Asistentes Sociales de Manuel. Además, sustrajeron un reloj pulsera de Luisa», agrega el relato.

«Muy violentos, destrozaron dos máquinas de escribir y el libro de Oriana Fallaci, ‘Un hombre’, y otros bienes muebles”, revela la recopilación de los hechos, transparentando además que, pese a que la Fiscalía confirmó la inexistencia de órdenes de citación o detención pendientes para Pablo Vergara Toledo y de Ana Vergara Toledo, hermanos de los asesinados, “debieron salir al exilio, pues eran buscados y se temía seriamente por sus vidas”.

Por su parte, el año 1991 el Informe Rettig estableció que la Comisión no pudo “determinar las circunstancias precisas en que se produjo el enfrentamiento ni la participación que él hubiera tenido, considera que pereció víctima de la situación de violencia política”.

Guerrero, Nattino y Parada, otra historia de horror del sangriento 29 de marzo

El asesinato de los hermanos Toledo no fue un hecho aislado. Ese fatídico 29 de marzo de 1985 fue una jornada particularmente violenta donde la dictadura de Augusto Pinochet se desplegó evidenciando su poder expresado en el uso de las armas al servicio de emblemáticas violaciones a los derechos humanos de parte de agentes del Estado.

Casi paralelamente al hito que dio vida al Día del Joven Combatiente (en honor a los hermanos Toledo), integrantes de la Dipolcar (Carabineros) se dieron cita en el Colegio Latinoamericano de Integración y secuestraron a dos militantes del PC.

Así se estableció oficialmente el hecho en el Museo de la Memoria y los DD.HH.:

“Entre el 28 y el 29 de marzo 1985, los militantes comunistas (Santiago) Nattino, (Manuel) Guerrero y (José Miguel) Parada fueron secuestrados en dos operativos perpetrados por agentes de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros.

“El publicista Santiago Nattino fue secuestrado durante la noche, en plena vigencia del toque de queda en la comuna de Las Condes, cerca de su domicilio. Al día siguiente, en un operativo que incluyó cortes de tránsito y el sobrevuelo de helicópteros policiales, fueron secuestrados Manuel Guerrero, profesor normalista e inspector del Colegio Latinoamericano de Integración, y el sociólogo J.  Manuel Parada, apoderado del mismo colegio y jefe del Depto de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad, desde el frontis del establecimiento”, detalla el relato de la entidad de reconstrucción histórica.

Era el inicio del cruento desenlace de esta historia. “Los tres fueron trasladados a un recinto de detención en calle Dieciocho, donde fueron interrogados y torturados. Al día siguiente los cuerpos fueron encontrados asesinados por degollamiento, tras ser arrojados en el camino que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel”, agrega el Museo de la Memoria.

Mauricio Maigret y Paulina Aguirre, también asesinados un 29 de marzo

“Mauricio Maigret Becerra murió a los 18 años. Era del MIR, vivía en Pudahuel y participaba de las protestas. Hacia fines de la dictadura, los menores de 20 años asesinados eran al menos 307, según el Informe Rettig, muchos de ellos en contexto de protestas”, revela la misma entidad previamente citada.

Se integró a las milicias de autodefensa y en la protesta nacional del 27 de marzo de 1984, militares y policías asesinaron a 11 personas. Lo que vino después fue la respuesta de los atacados, quienes vandalizaron una subcomisaría el 29 de marzo. Mauricio participó y falleció por un disparo de Carabineros.

Por su parte, Paulina Aguirre ingresó al MIR a los 14 años. Su padre fue preso político y su madre exiliada. Su destino cambió cuando el 29 de marzo de 1985 fue ejecutada por la CNI.

“Se dijo que se había encontrado armamento en su casa y que le dispararon por defenderse con un arma”, detalla el relato del Museo de la Memoria, que además revela que una investigación judicial transparentó que “había sido seguida por agentes de seguridad y que iba desarmada. Recibió dos disparos en la cabeza, uno en el cuello, tres en la mano derecha y dos en el antebrazo izquierdo”.

En todos los casos, se trata de asesinatos contra dirigentes gremiales, estudiantiles y sociales cometidos por agentes del Estado.

 

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