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Matapacos: Creador aclara que es arte y que acallarlo revive hechos de la dictadura

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 30.03.2023
Matapacos: Creador aclara que es arte y que acallarlo revive hechos de la dictadura El perro Matapacos, ícono del estallido social | Agencia Uno
Su «obra parte precisamente como un homenaje a quienes han luchado desde distintos ámbitos por un Chile más justo y digno. El quiltro (mestizo) de la calle representa el abandono, maltrato, discriminación e indiferencia por su condición”, asegura Marcel Solá, creador del emblemático perro del estallido social que ha sido seriamente cuestionado, incluso dentro del oficialismo.

Con la polémica instalada respecto del Matapacos, que algunos actores políticos, incluso al interior del oficialismo, han cuestionado en momentos en que en el Congreso se discuten proyectos para enfrentar la crisis de seguridad por la que atraviesa el país, una agenda que se activó rápidamente tras el crimen de la sargento Rita Olivares el fin de semana en Quilpué, su creador se vio en la necesidad de defender su obra relevando su significado, el rol que ha cumplido en los álgidos últimos años en Chile y lo que realmente es, una pieza de arte.

«A pocos días de comenzado el estallido, me aboqué a la creación de la escultura homenaje al quiltro negro Matapacos. Llevo más de 15 años de activismo medioambiental, a través de creaciones realizadas con residuos sólidos, tales como botellas plásticas y residuos publicitarios. Fue así como esta figura fue originalmente creada con material reciclado de las mismas marchas, algo así como una resignificación simbólica de los residuos o ruinas de las manifestaciones. Se instaló en el espacio público en las afueras del Metro Salvador, como queriendo hacer un guiño a la palabra ‘salvador ‘, algo o alguien que viene a salvarnos», asegura el artista visual y máster en Museología, Marcel Solá, enfrentando los cuestionamientos.

Cómo no, si hasta desde el PS el senador e integrante de la Comisión de Seguridad del Senado, José Miguel Insulza, se refirió en duros términos al emblemático perro tantas veces vandalizado durante la revuelta social que se inició el histórico 18 de octubre del 2019.

«Siempre me ha parecido que lo del perro Matapacos es una estupidez, una locura”, sinceró esta semana el parlamentario en La Segunda, luego de lo cual insistió en su embestida contra el quiltro chileno en una emisora.

“Cuando vi lo del perro ‘Matapacos’ me horroricé, debería estar sancionado”, sostuvo en diálogo con Infinita, medio en el que además aludió a su rol como incitador a la violencia.

Frente a comentarios de esta envergadura, Solá repasa el periplo del can y sus pasos en medio del despliegue del histórico movimiento social.

«Escultura venerada»

«La obra se instaló en las calles el día 15 de noviembre, como respuesta al supuesto ‘Acuerdo por la Paz’, relacionado con el pacto a cuatro paredes anunciado ese mismo día por la clase política, sin considerar la voluntad del pueblo. Los paños blancos que taparon la Plaza de la Dignidad y otras tantas plazas de distintas regiones, fue una gran bofetada a víctimas de violencia y opresión ejercida por los aparatos represores de Estado, que se tradujeron en asesinatos, torturas, presos políticos, mutilaciones, violaciones, etc.», recuerda el artista.

«Miles de personas ese día estaban dispuestas a decir que no se podía llamar a la paz sin haber justicia y respeto a los derechos humanos. Por esta razón, rápidamente alzaron la escultura ese mismo día y fue venerada como un santo en procesión», dice el también Premio Nacional de Medio Ambiente 2021, relevando el significado de creación como un catalizador del sentimiento popular en un momento significativo de nuestra historia reciente.

Pieza de arte

Siguiendo con su exposición, se remonta a la génesis del animal como un legítimo símbolo de expresión ciudadana, destacando que «la figura hace alusión a un perro que vivió y fue bautizado así por los estudiantes secundarios que se manifestaron en las calles desde el año 2011 y que veían a un perro que incondicionalmente se sumaba a la primera línea de las marchas».

Representación del abandono

Solá cuenta luego que la «obra parte precisamente como un homenaje a quienes han luchado desde distintos ámbitos por un chile más justo y digno. El quiltro (mestizo) de la calle representa el abandono, maltrato, discriminación e indiferencia por su condición, lo que representa una analogía con lo que le afecta a gran parte de la sociedad chilena. La obra apuntaba a ser un experimento para estudiar la fenomenología de reacciones sociales, por lo que se dispuso en los parques y espacios públicos».

«Objeto de vandalismo»

«De este modo, así como generó un alto sentido de pertenencia social, también desde la vereda contraria fue golpeado, vandalizado con golpes, arrastrado por las calles amarrado a una gran 4×4, quemado en dos ocasiones, entre otras acciones. Precisamente esto confirma el atropello y violencia sostenida de las clases oligárquicas hacia el pueblo», agrega en un escrito que hizo llegar a la redacción de El Desconcierto.

Causa animalista

Incluso, comentó el impacto del Matapacos en función de causas animalistas.

«Pocas personas saben que se hizo una gran campaña pro adopción de perros a partir de esta obra en el sitio web www.adoptaunperronegro.cl, que generó cientos de adopciones de perros en situación de abandono. Quienes adoptaron, no tan sólo contribuían a darle un hogar a esos seres, sino también adoptaron un ícono con el cual salían a las calles con sus mascotas, portando pañoletas rojas para, de forma tácita, dar a conocer una postura ideológica a favor de las demandas sociales representadas en este símbolo», recuerda el artista.

Representatividad social

«La seguidilla de atentados por parte de quienes defienden el actual sistema se mantuvo de forma persistente mientras estuvo en las calles. Era como si vieran en este ícono un potencial riesgo para el empoderamiento social y de esta forma buscaban debilitar las convicciones e infundir el miedo en quienes alzan la voz exigiendo cambios sustanciales a un modelo económico y político que anula nuestra identidad de pueblo para presuponernos como meros consumidores», comenta luego.

Símbolo de reconstrucción

Sobre las oportunidades en que fue atacado, Solá cuenta que «cada vez que fue atentado con rayaduras, golpes o ataques incendiarios, lo volvíamos a reconstruir como un ejemplo de resistencia y convicción por volver a levantarnos. Esto no hubiese sido posible sin el apoyo y complicidad de cientos de personas que participaron en sus reconstrucciones. Es por esta razón que rápidamente las personas le confirieron a este ícono un valor simbólico inmenso y pasó de ser una obra de un creador a ser una co-creación simbólica de la ciudadanía».

Recorrido territorial

Finalmente, se remonta a la última etapa de este ícono, cuando de acuerdo a sus palabras, «implicó una gran responsabilidad social, debido a que comenzaron a solicitarlo de distintos territorios a lo largo de Chile, para animar la participación comunitaria de cabildos y asambleas. De este modo, quisiera poner acento en que esta es una creación artística y que cualquier intento de acallar estas expresiones atribuyéndoles una connotación de incitación a la violencia, no hace más que revivir lamentables episodios de censura a la libertad de creación ejercida en contexto de dictadura cívico militar».

 

 

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