Con llamados a la memoria y contra el negacionismo, La Moneda conmemora el Golpe de Estado

A las 11 de la mañana comenzó el acto oficial de conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado liderado por el Ejecutivo, con presencia de autoridades nacionales e internacionales, artistas, y familiares de víctimas de la dictadura.

Conducida por la actriz Aline Kuppenheim, la actividad duró más dos horas y contó con el piano de Valentín Trujillo abriendo el acto, un poema de Elicura Chihuailaf, y una “cueca sola” entonada por el grupo folklórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

Representantes de Estado de Brasil, Alemania, Rumania, España, Estados Unidos, Canadá y Portugal participaron del evento. También estuvo el juez Baltasar Garzón, recordado por emitir una orden de arresto que logró la detención temporal de Augusto Pinochet en Londres en 1998.

La presidenta de la agrupación argentina Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, se dirigió a la nación homenajeando a quienes “brindaron su vida” en contra de las dictaduras latinoamericanas. “Las democracias que tenemos, ellos las hicieron; nos enseñaron a no temer”, dijo.

Comenzó su alocución señalando que “es para mí un enorme honor” ser invitada. “Tengo 92 años, con bastón en mano pero con fuerza, con optimismo. No hay que dejar un instante de recordar que todos debemos contribuir para que esto no vuelva a pasar”, agregó.

“Que exista memoria, verdad y justicia”, destacó De Carlotto. “Todos somos hermanos, al que le pasó y al que no le pasó. Con diferencias, pero darnos las manos en Latinoamérica para que nunca más nos vuelva a pasar”, agregó.

También habló la senadora Isabel Allende (PS), hija del Presidente Salvador Allende. Además de recordar a quienes perdieron la vida resistiendo al ataque armado, emplazó a quienes insisten con discursos negando la existencia de crímenes de lesa humanidad.

“Este cruento golpe ha intentado ser justificado por sectores que cerraron los ojos ante las violaciones a los derechos humanos. En estos últimos meses hemos visto con dolor y preocupación que se promueve un revisionismo histórico, intentando invertir las responsabilidades”, expresó.

Agregó que “el golpe fue un crimen y no hay contexto, ideología política, contingencia o razones que legitimen el despojo de la voluntad popular y de la dignidad humana, del horror”.

Un punto de inflexión

Por su parte, el Presidente Gabriel Boric hizo un llamado a considerar las diferencias entre las distintas fuerzas políticas, pero también enfatizando en la necesidad de memoria y respeto a las víctimas de la dictadura. “Conmemoramos una fecha que es dolorosa y sin duda un punto de inflexión en nuestra historia”, dijo.

Entre otras cosas, valoró el compromiso por la democracia firmada por los presidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Sebastián Piñera, y Michelle Bachelet, y también el acto de las mujeres por un “¡nunca más!” al Golpe de Estado.

“Hoy recordamos a quienes defendieron la Constitución y las leyes cuando, a 50 años, el Estado de derecho caía avasallado detrás nuestro por los aviones, tanques y armas, y la insolencia de la traición y la sedición”, expresó Boric.

Además aseguró que “es muy importante afirmar con claridad que no es separable el golpe de Estado de lo que vino después. Desde el mismo momento del golpe de Estado se violaron los derechos de chilenas y chilenos”, provocando aplausos y vítores de los presentes.

El mandatario se refirió además a la “incómoda e imprescindible verdad a la que tenemos que hacer frente”, que es que “la democracia no está garantizada, y todos los días debemos trabajar transversalmente para protegerla”.

Por otro lado, enfatizó en la importancia del Plan Nacional de Búsqueda firmado la semana pasada, afirmando que “aun desconocemos el paradero de 1.162 compatriotas”, y por tanto “es tiempo de subsanar esas ausencias, corregir las faltas, y reparar el daño para proyectarnos más allá de nuestros dolores”.

Gabriel Boric habló por cerca de 45 minutos y su discurso terminó pasadas las 13 horas. Para cerrar, el mandatario instó a los presentes a decir “por los que ya no están, democracia siempre”, recibiendo una ovación de pie.