Considerando las altas temperaturas que estamos enfrentando este verano, expertos de la Universidad de Chile explican el escenario de nuestro país, apuntando a la complejidad que representan los cerros de nuestro paisaje urbano, afectos a una «creciente amenaza de incendios forestales».
Para Miguel Castillo, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, es importante evaluar la vulnerabilidad y la exposición al fuego en áreas urbanas, lo que se suma a la necesidad de una planificación de prevención eficaz que priorice la limpieza de zonas propensas y la mantención de cortafuegos. Respecto del riesgo, recalca que este es variable dependiendo de la ubicación y actividades humanas.
“En el caso de las áreas urbanas, de los cerros insertos en el paisaje de la ciudad, es clave llegar con buenos tiempos de respuesta, lo más rápido posible”, insiste.
Según lo que explica Castillo, «en la temporada de incendios hay que tener ya previamente establecido los lugares donde se pronostica que podrían haber mayor probabilidad de ocurrencia. En esa zona hay que limpiar de basura, de pastizal, de escombros. Tener, respetar y mantener los cortafuegos y corta combustible, es decir, sacar toda la vegetación ojalá lo más corta posible de manera de aminorar el avance de las llamas”.
Respecto de qué tan riesgosos son estos siniestros, apunta a que esto “va a depender obviamente de la zona en que se encuentre».
«En las zonas más arboladas y cercanas a casas», agrega, «el riesgo siempre es mayor porque tenemos más actividad en términos de posibilidades o factores de encendido. Ha aumentado fuertemente la cantidad de incendios atribuibles a accidentes eléctricos, como la caída de tendidos, esa es una causa que hoy se está instalando con más fuerza”.
Básicos de la planificación
Paralelamente, el profesor Pablo Sarricolea, académico del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo e investigador adjunto del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR) de la misma casa de estudios, apunta a la importancia de la planificación urbana para reducir riesgos.
Su recomendación es evitar viviendas cercanas a zonas combustibles y limpiar la vegetación seca en paisajes urbanos, además de inspirarse en experiencias de países mediterráneos para establecer distancias seguras entre viviendas y áreas propensas a incendios.
“La planificación urbana y de paisaje cercano es clave. Por un lado, hay que evitar que las viviendas estén cercanas a zonas combustibles, en específico bosque o matorrales, incluso praderas naturales. Hay recomendaciones de otros países mediterráneos (España, Francia, Italia, Portugal) donde las viviendas deben estar alejadas unos 200 metros de las áreas combustibles. Eso puede evitar pérdidas materiales. A escala de paisaje, hay que limpiar la vegetación seca para reducir la carga combustible”, asegura.
Adicionalmente, Sarricolea destaca la necesidad de implementar una gestión urbana multiescalar, organizando a la comunidad y proporcionando apoyo municipal. El desafío considera alejar viviendas de zonas riesgosas, limpiar paisajes urbanos y planificar zonas seguras. Esencial en este contexto es darle continuidad en el tiempo a la prevención.
La Corporación Nacional Forestal (Conaf), agregó el académico, tiene recomendaciones de espacio seguro a partir de la detección de la zonas seguras de sitios y parcelas. «En general, es una tarea multiescalar que requiere de organización de la comunidad y apoyo a escala municipal para gestionar adecuadamente la ciudad”, plantea.