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“Fin del modelo o barbarie” (del fútbol al negocio del cobre…)

Publicado: 18.12.2015
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Para quienes resulte familiar el parafraseo del título, y para aquellos que no reconocen la sentencia “socialismo o barbarie”, diremos brevemente sin discutir su origen, que fue expresada por Rosa Luxemburgo, en las postrimerías de la primera guerra mundial, donde la atmósfera que cubría especialmente a Europa la justificaba plenamente.

Hoy podemos evidenciar y testimoniar la validez del título de estas líneas, con los hechos que se han sucedido desde el año 2008, cuando estalla la crisis financiera en los Estados Unidos conocida como “subprime”, y que en el transcurso de estos años ha continuado recorriendo la faz de la tierra dominada por el capitalismo financiarizado. Lo ha hecho como el juego de las cartas del domino, cuando caen una tras otra,  dejando a su paso aumento de cesantía, pobreza, exclusión, oleadas de migraciones forzadas,  violencia y muerte. Partió por el Sur de Europa, luego ingreso a los países centrales del continente y ha seguido desparramando su desastre y fatalidad sobre los más débiles y sobre el trabajo;  y hoy en  forma más enérgica sobre los eufemísticamente llamados países emergentes.

Para finalizar esta justificación, diremos a aquellos que ingenuamente suponen y difunden  el fin del imperialismo y otras teorías posmodernas que con su oratoria rebuscada, hacen pasar inadvertido el saqueo y despojo de nuestros países, ignorando que 500 grandes empresas mundiales manejan el 80% de la producción y el comercio del planeta y según el Financial Times[1] el año 2002, de esas 500 compañías y bancos, casi un 48% pertenecen a EEUU; 30% a la Unión Europea y un 10% a Japón,  en total, aproximadamente el 90% de las mayores corporaciones que dominan la industria, la banca y los grandes negocios son norteamericanos, europeos o japoneses. Por  tanto, podemos concluir que ese  poder no se encuentra precisamente diseminado.

El caso Chileno

Mencionaremos situaciones y hechos que representan síntomas de la barbarie que estamos viviendo en nuestro país, relacionados con la hegemonía social, económica, política y cultural que nos domina,  cuya crisis tiene visos civilizatorios; no obstante es necesario decir un par de cosas que, explican  primero la  importancia de Chile en este ámbito y el estado  en que nos encontramos como sociedad en la actualidad.

Respecto de lo primero, cabe  destacar la importancia histórica que significa iniciar el experimento,  antes que ningún otro país del planeta, tal como lo señalan Harvey, Gunder Frank y Anderson[2] entre otros, de un capitalismo que, superó la explotación tradicional, agregando la expropiación de dinero,  desde el bolsillo de los trabajadores y el pueblo en general, cuando las personas privadas de derechos, están obligadas a recurrir al sector privado que con la complicidad del Estado se apropió  y  saqueo los servicios fundamentales de la sociedad en nuestro territorio. En segundo lugar, la situación actual que era el derrotero previsible para un país que renuncia a una verdadera soberanía, sometiéndose a la forma globalizada de organizar el trabajo, basando su economía mayoritariamente en la exportación de comodities, utiliza la baja actual de las tasas de ganancia  de los rentistas, que controlan nuestro comercio exterior, como pretexto para retardar las supuestas reformas, que no hacían y hacen  otra cosa que fabricar un complejo  tejido institucional a favor del capital nacional y transnacional.

Hechos como síntomas de barbarie:

Enumeraciones como esta, podrán ser confeccionadas  por cada uno de ustedes, con antecedentes que configuran probablemente algo más allá de síntomas de barbarie, si no que la barbarie misma.

Todo lo anterior, no es posible explicar como una suma de agentes que intercambian intereses, en cambio si se puede afirmar que son una gran cantidad de complejas relaciones de poder que en el caso chileno se agudizan por estar traspasadas por un mercantilismo extremo, y  una filosofía de la libertad individual absoluta, que ha transformado a los sujetos en individuos que son incentivados cotidianamente,  con la idea de que todo es posible superarlo en forma individual

Se intenta explicar permanentemente en los medios masivos,  que las colusiones de farmacias, pollos, papel higiénico y otras,  corresponden a abusos de personas mal intencionadas y atentan contra la competencia,  sin embargo diremos que  precisamente   la competencia en la etapa pre capitalista y en los albores del capitalismo industrial podía ser considerada como una ley natural, no obstante hoy,  nos asiste  la convicción que  esa ley natural ha sido reemplazada por otra,  la ley de  concentración monopólica. Un ejemplo lo constituye que,  en  la década de los noventa llegaron a existir 21 Administradoras de Fondos de Pensión (AFPs), hoy solo existen seis.

Aprovechando la proximidad de las fiestas de fin de año, estrechemos nuestras relaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, y otras personas como forma de un regalo y probablemente de este modo descubriremos que existe salida a esta barbarie, construyendo alternativas, observando y curioseando otras realidades.

Referencias

[1] Financial  Times,    suplemento    del    10    de    mayo    de    2002.

[2] David Harvey es un geógrafo y teórico social británico,  André Gunder Frank fue un economista y sociólogo alemán y uno de los creadores de la teoría de la dependencia en los 60,  Perry Anderson es un historiador inglés y ensayista político.

[3] Inferiores o iguales al equivalente de 200 unidades de fomento y superiores al equivalente de 50 unidades de fomento

[4] Cuentas Nacionales del Banco Central de Chile

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