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Contracorriente: Por un nuevo movimiento estudiantil

Publicado: 06.04.2017

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En el marco de la crisis del sistema educativo neoliberal, ha surgido un movimiento estudiantil que, por distintas razones, se ha configurado como protagonista en el proceso de recomposición popular que hemos podido observar en los últimos años en Chile. El estudiantado chileno se ha movilizado a lo largo de los últimos años exigiendo una educación pública, gratuita, democrática, feminista y de calidad. Dichos procesos de movilización se enmarcan en un proceso de resquebrajamiento de la hegemonía neoliberal, que ha hecho posible -y a la vez ha sido posible por- el resurgir de la organización popular no sólo en el mundo educativo, sino que en sectores sociales cada vez más amplios y diversos.

Sin embargo, a pesar del avance en conciencia y organización de los movimientos sociales por educación, salud, vivienda, cuidado de la tierra, entre otros, la izquierda de intención revolucionaria no ha sabido contrarrestar el embate neoliberal, ni tampoco ha podido ser protagonista de la política nacional, por cuanto nos hemos mantenido en reducidos márgenes de acción territorial, careciendo de un marco general para la comprensión y transformación profunda de la realidad. Sumado a ello, este último año -incluso las últimas semanas- ha estado marcado por fuertes divisiones y desvinculaciones de organizaciones de nuestra izquierda, siendo esto un tropiezo necesario de subsanar.

Ante ello, la necesidad de la convergencia de las y los revolucionarios, desde el seno de las organizaciones sociales y populares, se vuelve una tarea cada vez más urgente. Además, esta convergencia debe ser real, basada en horizontes programáticos y estratégicos comunes. Para ello, es necesaria la construcción permanente de una direccionalidad política común, la consolidación y reproducción de componentes valóricos transversales, la aprehensión del conocimiento históricamente acumulado (teoría), las prácticas sociales determinadas por la generosidad, el compromiso, entrega, disciplina, eficiencia, entre otros valores.

Asimismo, la construcción de espacios políticos sectoriales y multisectoriales, debe contener un entendimiento acabado de la realidad, para levantar con fuerza las necesidades de nuestro pueblo, siendo fundamental la unión entre aquello que teorizamos y los esfuerzos colectivos que se necesitan para llevarlo a la práctica.

Con ello en mente, ha nacido la necesidad de apostar por una forma de construcción distinta, con los siguientes puntos programáticos como prioridad: potenciar, desde el movimiento estudiantil, una línea de articulación entre movimientos sociales; impulsar una política de reagrupación orgánica del movimiento secundario; contribuir a la organización y politización de los establecimientos de educación superior no universitarios (CFTs e IPs); elaborar una estrategia feminista desde la construcción de poder popular, que mire tanto hacia dentro como hacia fuera de nuestros centro de estudio; apostar por la recomposición social y orgánica de los espacios de base más desgastados del movimiento estudiantil, para reemprender al mediano plazo la lucha por los ejes históricos de democracia, gratuidad y orientación del conocimiento; y por último promover una línea internacionalista, cuestión que ha sido inexistente en la mayoría de últimos proyectos de izquierda en Chile.

Con dicha necesidad en mente es que, fruto de la convergencia de la Fuerza Universitaria Rebelde, organización con más de 10 años de experiencia de lucha en el sur de nuestro país y los estudiantes del Frente de Acción Socialista, presentes en universidades de la región metropolitana, nace la Organización de Estudiantes en Lucha “ContraCorriente”, habiéndose realizado su lanzamiento el 29 de marzo en la ciudad de Santiago y, en los próximos días, en las ciudades de Valparaíso, Chillán, Concepción, Los Ángeles, Temuco, Valdivia y Osorno.

Frente a la reforma del gobierno, nuestra posición es el rechazo, en razón de que dicho proyecto se ha demostrado absolutamente impotente para hacer retroceder al mercado de nuestro sistema educativo, y la participación en los espacios del gobierno han demostrado no tener otro efecto que entramparnos y hacernos caer en sus tiempos. Además, en razón de formar parte de un proyecto político multisectorial, hemos definido que debemos volcar todas nuestras fuerzas para impulsar dicho rechazo, ligándolo con las luchas de los distintos movimientos sociales emergentes, como lo son el No+AFP, Ni una menos, los movimientos de defensa de los territorios, y en general las luchas de las y los trabajadores. La vinculación del rechazo a la reforma del gobierno y dichas luchas pasan por la construcción de un programa común, que reconozca al empresariado como causa primera de nuestras carencias y que sea construido desde la base. Impulsar un movimiento popular fuerte, con un programa unificado, y con raigambre territorial es nuestra clave para vencer.

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