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Opinión

El Dr. Soto y el fin de la medicina

Por: Cristián Felipe González Alarcón | Publicado: 06.04.2017
El Dr. Soto y el fin de la medicina revo 30 |
¿Por qué un profesional de salud que realiza afirmaciones sin evidencia científica logra aceptación de la gente a pesar de ser desmentido por los gremios de salud?

Durante las últimas semanas ha causado revuelo la sección en un matinal de televisión del llamado Dr. Soto, en el cual ha realizado afirmaciones en salud con ninguna evidencia científica y basada en suposiciones personales como la relación de la acumulación de odio y el cáncer de mama.

El Dr. Soto no parece ser un caso aislado de profesionales o gente vinculada a la salud que utiliza medios de difusión masiva para transmitir afirmaciones en salud con ninguna evidencia y en algunos casos, incluso, derechamente falsas. Sin ir más lejos, varios canales de televisión han comenzado a incorporar médicos del mismo corte del Dr. Soto, y la razón se basa en la buena respuesta que se ha logrado en la audiencia. En Canal 13, desde la incorporación del Dr. Soto, se ha logrado elevar el rating de Canal 13 y superar a su competencia por más de 5 puntos de diferencia.

A pesar de la fuerte reacción de los especialistas en medicina a rechazar las declaraciones del doctor de Canal 13, pareciera que su audiencia está lejos de disminuir y que sus adeptos no se muestran vacilantes a la hora de apoyar sus afirmaciones.

¿Por qué un profesional de salud que realiza afirmaciones sin evidencia científica logra aceptación de la gente a pesar de ser desmentido por los gremios de salud?

Pareciera que el comienzo de la respuesta se encuentra dentro del negocio de los medios de comunicación y su búsqueda frívola de cualquier recurso para aumentar su audiencia y su ganancia. En una entrevista al director de Bienvenidos, Pablo Manríquez, afirmó: “Dimos en el clavo de una necesidad de humanizar la medicina, porque está bien tomar los remedios, pero hay una dimensión más allá, más profunda”.

El Dr. Alejandro Goic, Premio Nacional de Medicina el año 2006, realiza una descripción en su libro “El fin de la medicina” de los riesgos a los que se enfrenta la disciplina, señalando en su introducción: «Las principales críticas apuntan a una alegada deshumanización de la práctica profesional, a la falta de equidad en el acceso de la población a la atención médica, a los crecientes costos de la medicina y a un perceptible aroma mercantilista que parece haber invadido su ejercicio».

Dentro de sus capítulos profundiza su idea sobre el fin de la medicina y su deshumanización, afirmando: «Deslumbrada y, al mismo tiempo, enceguecida por el cientificismo, la tecnología y el nihilismo moral, (puede) convertir el ejercicio profesional en una relación despersonalizada que considera al paciente como un objeto, con el riesgo de precipitarse al abismo de su decadencia y tal vez de su fin» Y más adelante afirma «en los años venideros, y en función de lo que ya se está observando en algunos países, podemos imaginar un paciente a quien un funcionario –o tal vez una máquina– le solicite llenar un formulario para que anote su nombre y otros datos personales, así como sus síntomas en clave numérica… A este modelo imaginado de atención profesional se le podrá llamar medicina, pero, que duda cabe, (él) sería substancialmente distinto e implicaría el fin de lo que, desde hace milenios, hemos entendido como la medicina de las personas».

Ningún profesional de la salud podría desmentir el fenómeno de la deshumanización de la salud, donde muchas veces la relación médico paciente se reduce a un acto procedimental más que una interacción humana donde cabe el abordaje holístico de una persona y su experiencia del fenómeno de la enfermedad con todas sus subjetividades.

A esto se suma la mercantilización de la salud que con sus protocolos y normas técnicas han reducido a las personas en cifras y cumplimiento de tiempos de atención. Sin ir más lejos, en la Atención Primaria donde por definición debería cumplirse el tratamiento íntegro de las personas la imposición de metas de cumplimiento relacionadas a un incentivo perverso económico ha terminado por echar por tierra cualquier intensión de frenar la deshumanización de la medicina.

De este fenómeno se hace espacio Canal 13 y su matinal para provecharse de una de las grandes falencias de la practica medica, posicionando en un medio masivo de comunicación a un profesional con un discurso cercano, que ha intentado comprender de manera errónea la dimensión humana de la salud, pero imponiendo afirmaciones medicas sin ningún fundamento que terminan por dañar la salud social de las personas.

Sería un error de gremio médico mantener solamente un rechazo a esta situación. Hay también que realizar una reflexión interna de cuáles son las condiciones actuales de la medicina que permiten la generación de estos productos televisivos, los cuales producen un daño profundo a la salud de la población.

Cristián Felipe González Alarcón