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Opinión

Los primeros meses de Cathy Barriga en Maipú: El arte de vender basura

Por: Álvaro Méndez | Publicado: 27.04.2017
Los primeros meses de Cathy Barriga en Maipú: El arte de vender basura |
La alcaldesa aprendió el negocio de la TV y se mueve desde aquellas lógicas, sus defensores saldrán con el argumento de que ese es su pasado y tienen toda la razón. Ahora es una autoridad comunal, una mujer que vende la historia de que se hizo a sí misma, pero la que –debemos reconocer– aprendió allí a vender basura y lograr que muchos compren felices.

Una administración improvisada, hueca, superficial, deficiente, con un muy buen manejo comunicacional y la capacidad de manipular a su favor la opinión pública. Esa ha sido, en resumidas cuentas, lo mostrado en estos primeros meses por Cathy Barriga y su equipo.

Desde su génesis, en plena campaña municipal, la actual alcaldesa destacó por una carencia de contenidos e ideas impresionante. Su estrategia -tan burda como efectiva- fue centrarse exclusivamente en el par de temas que de algún modo maneja y a los cuales se le asocia: familia, mujer, tercera edad, salud y farándula. Todos desde una mirada conservadora e incluso machista. Sin ir más lejos, una de sus primeras declaraciones fue que en su casa nadie había desayunado porque ella no estaba, andaba afinando los detalles de lo que sería su mandato. En la forma, a nivel dérmico -por llamarlo de algún modo- vemos a una mujer preocupada de los suyos, fundamental dentro de su espacio, empoderada y necesaria. Pero vamos al fondo, allí subyace la visión tradicionalista de que lo suyo es la cocina, el desayuno, lo doméstico, si ella no está aquello se va a la cresta.

En esta simple situación podemos resumir lo que es, ha sido y será Barriga y su administración: una mirada del mundo con los ojos del siglo pasado, pero esta vez utilizando las formas actuales, ocultándose tras un manto lleno de redes sociales, de empoderamiento femenino, matizado con ese “cosismo” con el que su propio suegro causó furor y encantó a muchos hace varios años –por lo demás allí queda al descubierto de inmediato quien está detrás, con un acuerdo intercomunal Las Condes/Maipú bastante cuestionable que se intentó meter colado–. Es decir, puro humo, humo multicolor, lleno de corazones y luces, transmitido en directo desde Facebook Live y con la coartada de que se hace de manera pública, transparente, desde la prensa y ante los ojos de todos, pero humo al fin y al cabo.

El Censo en Maipú fue un desastre: la comuna en Chile con más casas y hogares no visitados. La responsabilidad es del municipio claramente, así está estipulado legalmente, pero acá la cosa se invierte y se culpa al INE, y todos compran, aplauden y culpan al INE. Se cita a concejo extraordinario para hacer pública la deuda de SMAPA, con bombos, platillos y -por supuesto- mucha prensa, se culpa a la administración anterior (ojo que Vittori fue cualquier cosa menos un buen alcalde), pero aún así la impresión que se deja en la gente dista de la realidad. Acá no hubo “limpieza” ni nada por el estilo, se utilizó a favor un tema legal, la “deuda” no es tal, se trata de cobros asociados al impuesto de primera categoría para una empresa comercial. Como sabemos SMAPA es prácticamente un departamento municipal, una empresa comunitaria, donde no corresponde este cobro. La regularización de la situación es lo que aplica, no la pomada de una alcaldesa heroína “limpiando la casa” (apropiada metáfora dadas las circunstancias), que es lo que finalmente compra la opinión pública.

Otra más: de manera unilateral (en su derecho como máxima autoridad) y sin la respectiva previa auditoría caso a caso (una falta ante todo ética grave), no se renueva contrato a varios cientos de empleados municipales a honorarios, entre ellos muchos casos de personas quienes jamás estuvieron allí como operadores políticos ni por cuoteo de tipo alguno. Sí había, por supuesto, y muchos, pero definitivamente no era el caso de todos. Acá se demostró desprolijidad y simplemente un “golpe de mesa” innecesario y gratuito, otra jugada más mediática que administrativa. Obviamente gran parte de la opinión pública aplaude a rabiar a la súper alcaldesa porque mandó de una patada a la calle a todos los apitutados del anterior alcalde. Allí había madres con post natal y vecinos quienes aún no encuentran trabajo para mantener a sus familias.

Para hacer más absurda la jugada, hay posibilidades ciertas de que implique un gasto inmenso en indemnizaciones al municipio, ya se hizo público un caso en que el acuerdo reparatorio costó 6 millones a la administración, directamente desde el bolsillo de los maipucinos. Eso mejor que pase piola, así como la “Casita de Jengibre”, una intervención inservible en la que se gastaron más de 20 millones de pesos, así como un ESAM (Escuela Superior de las Artes, acaso uno de los pocos aciertos heredados desde la administración anterior) en absoluta incertidumbre y abandono, así como una participación ciudadana que se maneja dentro de los límites del asistencialismo y sin ceder un milímetro de empoderamiento real a los vecinos.

De todo aquello no se habla, mejor quedarnos con que se desarrolló la “Campaña de la cartera y el banano”, con que se regalaron miles de huevitos de pascua hace unos días, mejor anunciar la construcción de una pista de patinaje (absolutamente necesaria, pero a mi parecer en otro lugar) en la medialuna local (espacio donde se torturó y asesinó en dictadura).

Cathy Barriga aprendió el negocio de la TV y se mueve desde aquellas lógicas, sus defensores saldrán con el argumento de que ese es su pasado y tienen toda la razón. Ahora es una autoridad comunal, una mujer que vende la historia de que se hizo a sí misma, pero la que –debemos reconocer– aprendió allí a vender basura y lograr que muchos compren felices. No nos dejemos engañar por una administración improvisada que desde las redes y los medios pretende no serlo, eso es lo que ha demostrado estos primeros meses.

Álvaro Méndez