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América Latina: Una comunidad anestesiada por el Capital

Por: Guillermo Cotal Ponce | Publicado: 03.05.2017
América Latina: Una comunidad anestesiada por el Capital ponce |
Latinoamérica es una región que históricamente ha sido confinada a ser la ramera masoquista que complace a los clientes de turno y a su vez el bastión agonizante de resistencia ante la maquinaria neoliberal del norte. Su conformación ha sido moldeada constantemente por estas culturas hegemónicas tanto en el devenir económico, político y sociocultural, ya que, estos países representan la periferia bajo el orden mundial imperante.

Latinoamérica constituye una comunidad dado que el grueso de la población ha evidenciado a través de su Historia procesos muy similares de desarrollo sociocultural, económico y político manejados desde la metrópolis o los dueños del fundo que estén de turno, primero estando subordinado por España y Portugal. Para luego conformarnos como una región dependiente del monstruo avasallador del norte. Por tanto es aquel espacio geográfico que actualmente identificamos en el mapa como América latina, que ha sido el patio trasero por excelencia de la potencia yanqui. Por esta razón es que ha sido condicionada y moldeada a los intereses de las grandes potencias hegemónicas que se presentan como benevolentes Estados Democráticos, pero que sin embargo al desnudar sus intenciones podemos develar que han incubado y reproducido  “el germen capitalista” que se expande y arrasa con quien se le cruza en su camino; donde los Estados periféricos (por mencionar Chile, Colombia y Argentina en su máxima intervención) son meros espectadores de él saqueo realizado por proxenetas externos y la población tergiversando su status quo.

Latinoamérica es una región que históricamente ha sido confinada a ser la ramera masoquista que complace a los clientes de turno y a su vez el bastión agonizante de resistencia ante la maquinaria neoliberal del norte. Su conformación ha sido moldeada constantemente por estas culturas hegemónicas tanto en el devenir económico, político y sociocultural, ya que, estos países representan la periferia bajo el orden mundial imperante.

Pretendo abordar esta problemática desde una perspectiva regional, que a nuestro entender resuelve de mejor manera las dificultades acaecidas en cuanto a los profundos cambios generados por el neoliberalismo en América latina. Para poder de algún modo evidenciar las transformaciones que se han generado con el arribo de la refundación del orden neoliberal hasta nuestros días.

Vemos como a través de la explotación de estas territorialidades se han acumulado riquezas, pero la distribución ha sido depositada en manos de unos pocos quienes a su vez establecen las relaciones de poder entre los sujetos subalternos y los Estados de la región. Es en este punto que podemos ver la masa amorfa del Estado como un mero garante del desarrollo de cualquier actividad económica escudado bajo el constitucionalismo servil en constante mutación y sintonía con el capital. Es así como en las territorialidades se presenta una relación diacrónica entre emancipación y explotación del hombre por el hombre. Concretándose en cuanto a relación de poder del hombre sobre estas territorialidades que forman los países, sin embargo vemos como el individuo es imbuido por concepciones nacionalistas rancias, en las cuales las personas conciben sus respectivos países en particular y aislada de lo que exista más allá de la frontera territorial.

Dentro de las transformaciones que se han dado cabe mencionar el fenómeno que  va ocurriendo en el meollo de las sociedades que deben lidiar a diario con el avance de las empresas multinacionales o negocios de retail que han monopolizado nuevamente la economía de las naciones, pero esta vez desde dentro. Ahora la economía de las naciones subdesarrolladas o vías de desarrollo están viviendo una nueva etapa de administración económica que se basa en que los capitales financieros, ya no necesariamente vienen desde los centros hegemónicos de poder, sino que estos mismos han distribuido a profesionales que realizan en todo el mundo estudios de mercado con el fin de analizar aquellos territorios donde sea más apto aplicar nuevas empresas con mejores y menores costos de producción. En general América latina ha sido un escenario propicio para que estos agentes del mercado mundial, dueños del dinero plástico puedan desplegar sus negocios generando beneficios exagerados y a muy bajo costo de producción. La región se muestra como un lugar “confiable” o menos complicado para invertir, porque los Estados no cuentan con regulaciones que puedan limitar el accionar de éstos por la gran apertura del libre mercado. Esta confiabilidad se basa además en tratados impuestos desde las potencias hegemónicas centrales hacia la periferia.

El poder asociado a la territorialidad tiene como punto en común la identidad que fue corrompida por medio de las múltiples y simultaneas dictaduras avaladas por los EE.UU. avanzada la segunda mitad del siglo XX por estas territorialidades y las correspondientes transformaciones económicas y políticas de estos Estados; por tanto existe una disociación entre el control real que ejerce cada Estado bajo su territorio y una concepción imaginaria del poder real que se ejerce dentro del mismo. Estos están subordinados al orden económico que impera a nivel mundial, no es extraño ver como las legislaciones internas de los Estados Latinoamericanos se amoldan a los intereses de “la Maquinaria Neoliberal” es así como abundan los tratados de libre comercio y como estos establecen condiciones ventajosas de inversión a favor de grandes multinacionales al amparo del denominado desarrollo económico a costa de la vulneración de la calidad de vida de cada uno de los sujetos quienes anestesiados bajo el sistema crediticio y de consumo obvian la pérdida de control real que ejercen sobre sus respectivos países.

En síntesis se puede considerar Latinoamérica una comunidad, pero en un sentido abstracto y teórico más que práctico, por lo expuesto anteriormente, ya que el poder real que debería ejercer la población a través de sistemas de decisión son manejados por los grandes capitales extranjeros, que disfrazan las reales intensiones a través de distintos dispositivos de control social (leyes, montajes, delación compensada, etc), con las que hasta el día de hoy han conseguido sus riquezas e incitan a una falsa concepción del individuo en su relación de poder con el territorio donde habita… en definitiva un territorialismo de la mano del capital, donde se pierde el verdadero sentido de una comunidad y genera una profunda segregación de los sujetos y a nivel regional. Convirtiéndose por tanto la región latinoamericana en una mera  propiedad privada de los proxenetas extranjeros  y dejando a  los sujetos que la conforman en un pseudo libre albedrío, pero que en realidad nos transforma en sujetos condenados al abismo del consumo hedonista individualista, estoicista dejándonos subordinados a cualquier peyorativo del capital imperialista.

“Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos”[1]

Referencias Bibliográficas:

Anderson Perry. (1998). El Estado absolutista. España: Siglo XXI.

Galeano Eduardo. (1999). Las venas abiertas de América latina. Mexico DF: Siglo XXI.

Sassen, Saskia. (2003). “Contrageografías de la globalización”. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos. Madrid: Traficantes de Sueños.

[1] Extracto de canción de la banda de rock chilena “los Prisioneros”

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Guillermo Cotal Ponce