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Ser trans no es algo de otro mundo

Publicado: 24.10.2017

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El día de la vergonzosa derrota que dejó a la selección chilena fuera del Mundial, estaba fumando algo antes de dormir cuando me dirigí a mi Instagram para subir una foto con un mensaje que me salió desde lo más profundo.

Cuando desperté, vi una infinidad de mensajes, uno de ellos del programa de televisión Intrusos, en el cual me preguntaron sobre lo que comenté y si lo diría al aire o en una nota. Accedí y corrí para llegar a tiempo, por lo que no me fijé ni en la luz, ni el vestuario, ni la locación -asumiendo que, como buena publicista y productora, suelo cerciorarme de todo eso antes-. Posteriormente me vi y dije «wow, qué amorosos con su plano». Me recordó cuando la prensa británica trataba de buscar las peores poses de Camila Parker Bowles y retratarla así en los medios. Como estamos en Chile, mi aparición generó innumerables insultos.

Encontrar las palabras adecuadas para hacer entender a las personas luego de una exposición mediática creo que es algo difícil. Más aún si la gente se crea su propia imagen o ideas de ti sin conocerte.

Lo peor es que la gente comenta: «¿Por qué una trans va a ser de gusto de futbolistas famosos?». ¿Y por qué no, si soy una mujer normal, pero con algo especial que atrae más? No se necesita ser escort para ser del gusto de los hombres y en mi largo transitar he conocido a muchas personas y tenido muchas invitaciones.

Los que criticaron mi físico al parecer no entendieron cuando dije que conozco futbolistas hace más de 10 años, cuando pesaba 42 kilos. En esos momentos la gente me decía lo delgada que era y me preguntaba si era anoréxica o si tenía VIH. Además, como me dijo una persona en mi Instagram: ¿quién dijo que para ser bella e inteligente hay que ser flaca? ¿En qué sociedad vivimos, siendo que Chile es uno de los pioneros en Sudamérica en cuanto a obesidad? Lo mío fue por enfermedad, no por gusto.

No hay cuidado en las palabras, los improperios o en las preguntas inquisidoras. La gran mayoría tratándome como hombre, de prostituta, de mal nacida, de fea, de asquerosa, de horrible, de enferma mental, mitómana. «Te vamos a destruir», «eres un asco», «te veo y te pego en la calle» y una infinidad de cosas que jamás en la vida había escuchado. ¿Con que fin? ¿Atemorizarme? ¿Hacerme sentir mal o insegura? Quizás entiendo su rabia interna y odio hacia sí mismos. El ver otra persona tan empoderada les hace vomitar su oscuro e íntimo «yo».

Me causó gracia analizar los insultos como si yo le dijera a alguien feo o le preguntara por qué es flaco, gordo, cabezón o narigón. Yo no le he robado nada a nadie, no he dicho ningún nombre, ni le causé daños en su familia, si hablé algo fue porque tengo conocimientos y pruebas.

Es desagradable saber que gente que tiene en sus manos la emoción de un país mientras están concentrados se dedique a contactar chicas para que los visiten cuando estén libres, siendo que la mayoría está casado o tiene novia. Esas cosas no se hacen, ¿o estamos en una sociedad que valora la infidelidad? Ocasiones en que te invitan a organizar fiestas con varias chicas trans, o cuando aceptas y vas a visitar a uno y, cuando entras en la habitación, ves que hay tres compañeros más en ropa interior. Son cosas que a veces sorprenden, pero es transversal el gusto por chicas trans o no existiríamos.

Lo importante es tener la capacidad de ver que aparte de exponer una privacidad, también la persona trans trabaja, tiene familia y amigos.

En mi caso, he participado de muchas ONGs, ayudamos a chicas pares, participo de campañas políticas y deseo estar en las próximas elecciones para conseguir un cupo y poder avanzar y ayudar a superar la desigualdad de las personas trans. Que se nos respete y se nos dé el lugar que merecemos en la sociedad, ya que somos parte de esta, por lo que se exige tener respeto, dignidad, salud y educación. Así podremos tener un trabajo como cualquier persona, no estar sesgadas al comercio sexual o peluquería, lo cual no es malo, pero muchas personas trans se sienten enfrentadas a esa realidad viendo que no tienen ninguna otra opción en la vida.

Ser trans no es algo de otro mundo, es ser persona y vivir una vida como cualquier otra. Como la vivo yo, a full y disfrutando cada día, luchando por los derechos que nos pertenecen. Me da miedo pensar que detrás de esos insultos hay personas que tienen familia, hijos, hermanos, primos. Que se mueven libres por la vida, pero con un odio interno peligroso de tratar. ¿No puedo ser libre y vivir mi vida? ¿Caminar libremente por donde quiera, sin que nadie me mire extraño o pretenda decirme algo? ¡No tienen derecho a violentar mis derechos!

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