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Opinión

Caso Ámbar: ¿Qué pasó?

Por: Pipo Peña | Publicado: 03.05.2018
Caso Ámbar: ¿Qué pasó? ambar 2 | Foto: Agencia Uno
El callar frente a situaciones como la de Ámbar nos hace recordar cual finalmente es el mecanismo que nos permite vivir y mantener esta sociedad. De nombre superficialidad que se sigue desarrollando frente a patrones estéticos absurdos donde la forma se estructura de buena manera al parecer, pero el fondo, el bajo la alfombra cada día es más lamentable, asqueroso, apestoso y mal oliente.

El sábado recién pasado perdimos una vida. Perdimos sueños, ilusiones, ganas, entusiasmo. Perdimos una oportunidad más para cambiar el mundo. Ámbar con tan solo 19 meses fue violada y asesinada. ¿Quién es el principal sospechoso?; un ex candidato a Concejal.

Sí, era un ex candidato a Concejal apoyado por la UDI. Ya lo sabemos. También todos nos enteramos que por comentarios de terceros es heterosexual y además la gente comenta que es pro vida.

Y yo me pregunto desde la vereda de la ignorancia por donde camino. ¿Qué mierda importa? ¿Qué importa si es UDI? ¿Relevante si es pro vida y heterosexual?

Creo que existe una pregunta trascendental; ¿Qué pasó?

¿Por qué tenemos ese maldito afán de desviar la atención frente a lo realmente destacado? Aquí lectores lo importante debe y debería ser el caso que llevó a Ámbar a la obligación de resumir esos sueños, esas ilusiones, esas ganas de vivir en un solo concepto: muerte.

Alguien violó y mató en nuestro país a una niña de 19 meses. Entendamos eso. Entendamos que paso en Chile, ha pasado y seguirá pasando seguramente mientras nosotros como sociedad no hagamos más nada que ver las noticias, lamentar estas muertes y llorar por el sufrimiento.

Somos una sociedad que olvida y que se incomoda frente a la realidad.

La realidad entonces bien la sabemos, pero buscamos olvidarla. Queremos olvidar de manera idiota que el SENAME es una mierda y no presenta otro calificativo más adecuado para estos cometidos. Queremos hacer oídos sordos frente a un sistema que ha fracasado desde su raíz, desde el cómo se hacen las cosas, desde el desarrollo en si mismo de un modelo que no funciona desde lo básico. Desde su gente, quienes lo conforman.

Debemos enterarnos que los cambios frente a sistemas como el SENAME deben ser mirando el fondo y no tan solo la forma. El fondo desde quienes componen el servicio desde su génesis. Comprender que se están haciendo las cosas mal porque tenemos funcionarios descontentos, mal pagados, con escasa motivación personal y profesional, además de cabezas dentro del servicio que durante años nos han demostrado de manera tácita que no retienen la gravedad de lo que sigue aconteciendo y que finalmente viven y disfrutan una impunidad de la que nosotros como sociedad somos conscientes y al mismo tiempo cómplices.

El silencio es el cómplice más oportuno.

El callar frente a situaciones como la de Ámbar nos hace recordar cual finalmente es el mecanismo que nos permite vivir y mantener esta sociedad. De nombre superficialidad que se sigue desarrollando frente a patrones estéticos absurdos donde la forma se estructura de buena manera al parecer, pero el fondo, el bajo la alfombra cada día es más lamentable, asqueroso, apestoso y mal oliente.

Un cerro de lamentos bajo la alfombra.

Seguiremos creando una sociedad desigual, injusta, absurda y cómplice a medida que la atención no la pongamos en lo concreto. Aquí lo concreto es que no es el asesino solamente el malo, sino que también son aquellos cómplices todos quienes permitieron que Ámbar teniendo la oportunidad de no estar vulnerable, quedó desprotegida de manera clara, consciente y evidente.

El maltrato frente al SENAME es desde un fondo que nadie quiere destapar.

Chile, la posverdad hecha nación.

Ámbar lo único real que provocó en Chile fue el dolor honesto de su familia frente a lo acontecido y el dolor aún más fuerte de saber que pertenecía a una sociedad compuesta en su gran mayoría por quienes no estuvieron ni están actualmente dispuestos a nada por niños y niñas como ella.

La justicia se exige en la calle, gritando de frente y peleando por el débil. La justicia se exige directamente y deteniendo lo que hoy sigue avanzando. La justicia se escribe con revolución con aroma a amor. La justicia se crea desde la consciencia de que estamos siendo nosotros mismos quienes la evitamos.

Ámbar, lo que pasó es que no hicimos como sociedad nada por tus sueños, tus ilusiones, tus ganas y entusiasmo. No hicimos nada como sociedad por tú oportunidad de cambiar el mundo.

Ámbar, Daniel, Lissette, Daniela, James, Rachel, miles de niños y niñas que tuvieron y siguen luchando por tener sueños, lamentablemente no hemos hecho nada.

Pipo Peña