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Intervención a la carta «Resistiré» de historiadora Sofía Correa Sutil

Publicado: 23.06.2018

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En cursiva pondré mis palabras respondiendo al texto escrito por Sofía Correa Sutil.

“Como mujer he vivido agravios. Hace años un tipo me aseguró que las mujeres teníamos cabeza sólo para peinarla (no había leído a Schopenhauer, yo sí); otra vez, en una comida cuando yo hacía una pregunta se la respondían a mi marido. En la universidad un profesor me dijo que le quitaba el lugar a un hombre y que debía irme; como directora de una carrera universitaria me contrataron por una jornada menor para pagarme menos; cuando dirigí el Centro Barros Arana fui coordinadora y cuando dirigí el Museo Histórico Nacional fui conservadora mientras que en ambos casos mis sucesores hombres han sido directores. He sido violada. Hace años la iglesia aseguraba que las mujeres no teníamos ALMA. Mi marido me llevaba a sus cenas pero nos terminaban separando a las mujeres de los hombres. En la revista “Hoy”el subdirector me dijo que nunca me contratarían porque una mujer no podía estar en un laboratorio a oscuras con un hombre, y que las protestas eran muy peligrosas para las mujeres (SIC). He estado en ternas para dirigir proyectos e instituciones con un currículo superior a los varones de la terna y no me han contratado.

Comprendo el enojo de las mujeres y para qué decir las situaciones dramáticas que viven muchas, pero eso no me lleva a sumarme al feminismo radical que tiene paralizadas las universidades. Por el contrario, lo resistiré.

Decir feminismo radical es como decir pelota redonda, el feminismo es radical, porque nada más y nada menos postula en este mundo patriarcal que la mujer debe estar en igualdad de derechos que los hombres, y es radical al postular que toda mujer o niña debe tener una vida libre de violencia, incluida la denigración. “ El feminismo es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas” (Angela Davis)

El feminismo no es un sentimiento. El feminismo es una ideología, según la cual los hombres establecen siempre relaciones de dominación y explotación sobre las mujeres; su eje conceptual es la noción de patriarcado.

El feminismo es una filosofía de vida en que mujeres y hombres no ejercemos y condenamos la explotación del hombre sobre otras, en especial mujeres y niñas, su eje fundamental son las mujeres y las niñas, y el bienestar de las personas. Las feministas estamos en todas las luchas porque comprendemos que vivimos en una sociedad y en un planeta que cada día deben brindar a todos más armonía y paz.

Y el feminismo que se ha tomado las universidades tiene rasgos totalitarios.

No soy historiadora, pero sé lo que es lo totalitario, difícilmente, con la asimetría de poder entre rector y alumnas, entre alumnos y alumnas este movimiento tenga rasgos totalitarios, tal vez tiene rasgos intransables y radicales.

Así, cuando Rafael Gumucio introdujo la noción de clase para comprenderlo, las feministas de su universidad exigieron su expulsión, y lograron silenciar su crítica.

Me imagino que se refiere a que Gumucio en esta oportunidad habría introducido la noción de clase…aun así, debo decir que en el petitorio de las alumnas de la Universidad Católica, lo primero que se exige hace referencia a las funcionarias, que además en Chile existen estudiantes que pertenecen al Movimiento Pan y Rozas de origen popular que hablan de clase y género. Lo que Gumucio criticó, con tonalidad descalificada, fue el carácter de elite de estas estudiantes, ignorando por completo lo que el ya sabe, que casi todo movimiento es iniciado por quienes tienen el espacio y la oportunidad de comenzarlo. No serán las mujeres que están tratando de subsistir (Chile: les mas pobres de les pobres son mujeres jefas de hogar) las que puedan, en general, iniciar estos procesos, pero existen UKAMAU es un ejemplo de ello respecto de la vivienda. Gumucio es un académico, no un amigo que opina, porque en las universidades chilenas la cosa es así, asimétrica, un gran ejemplo es justamente la UDP y la actitud del rector Peña.

Además de la instalación de la censura, el feminismo radical ha barrido con el debido proceso y la presunción de inocencia: una acusación de acoso o abuso en cualquier universidad es hoy una sentencia de ostracismo, sin derecho a defensa.

No diré ninguna mentira: no ha existido el debido proceso, y eso es justamente lo que ha desatado esta ola feminista de tomas y paros que sin duda tendrá logros tan importantes como los protocolos pero que irán mucho más allá. Cambio cultural se llama.

Y entre las exigencias para liberar los espacios capturados, se pretende imponer la reeducación de la comunidad universitaria, al estilo maoísta, el control de la docencia, y el uso de un lenguaje que destruye el castellano.

Usar los concepto “reeducación” y “maoísta” habla de la historiadora más que del movimiento de la ola estudiantil feminista.

Resistiré que se imponga una ideología que postula el conflicto permanente, la prevalencia de la dominación. Insistiré que la armonía es posible, que la empatía es real, que podemos comprendernos, que la palabra es la forma de comunicación humana por excelencia.

La armonía será posible a través de la comprensión, la empatía de muchas ha sido real, muchos hombres se han sumado a las voces de las alumnas, académicas y funcionarias. La reflexión conjunta está siendo el camino.

Resistiré la destrucción de la lengua castellana, la de Cervantes, Teresa de Jesús, Juana Inés de la Cruz, la Mistral, Bolaño, y tantos más. Seguiré utilizando el castellano con su alfabeto, sus reglas ortográficas, sus géneros masculino y femenino, sus singulares y plurales.

Creo que usted ya no usa la lengua castellana de Cervantes que es muy distinta a la de Bolaño.

Resistiré el totalitarismo que busca condenarme al silencio, que niega el derecho a defensa, que condena acusando, que intenta reeducarnos en la nueva verdad oficial impuesta por la fuerza y el chantaje.

Nadie intentaría condenarla al silencio, ni reeducarla. La fuerza esta en la palabra y hablar de chantaje es un concepto excesivo en esta oportunidad, cuál sería el chantaje. Porque si usted entiende que significa no deponer las tomas hasta que sean sacados de las universidades a los abusadores sexuales, eso en rigor, es exigir justicia y protección.

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