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Carta a Karol Cariola: ¿Si yo fuese hombre?

Publicado: 21.08.2018

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Este texto es una reflexión acerca de la entrevista a Karol Cariola en Revista Paula, donde a partir de la pregunta de ¿cómo sería si fuese hombre?, ella responde que sería feminista, matrón y rechazaría la pornografía.

Me parece bastante atractiva la definición masculina de Karol, no obstante, se olvida que, si hubiese nacido hombre, su conciencia de género no sería la misma y aquello probablemente daría por resultado otro tipo de realidad, distinta a la esperada por su versión femenina.

Esto principalmente porque cualquiera de nosotr@s puede empatizar fielmente con una causa. Puedes apoyar totalmente a los mapuche siendo no mapuche; puedes ser hombre y declararte feminista, sin duda; puedes estar a favor de la inmigración siendo nativo, en fin todas las alternativas son claras y efectivamente posibles. Sin embargo, hay una doble conciencia (Du Bois, 1904) que existe en la vivencia de la subalternidad que permite comprender de una forma distinta, pero compartida, el dolor, la discriminación y el racismo.

Aquello no quiere decir que la experiencia subalterna sea un lugar de privilegio, pero sí otorga un sentido distinto de realidad que no resulta tan sencillo de retransmitir, menos aún si el otro posee una experiencia constante de hegemonía, como es el caso del ser masculino.

Tal vez este sea uno de los mayores obstáculos para que la igualdad de derechos entre mujeres y hombres sea aceptada y validada por las sociedades, pues, ¿cómo se hace para desaprender el machismo en personas que conceptualizan la realidad por medio del sentido de superioridad?

Una razón que explica aquello es porque el conocimiento nunca es ajeno al lugar en el cual se produce (Mignolo, 2003). De este modo, resulta aclaratorio el título del investigador mapuche Héctor Nahuelpán “el lugar del indio en la investigación”, o las “lecciones caribeñas desde el lugar del salvaje” del antropólogo haitiano Michel Rolph Trouillot.

Estas son solo algunas referencias que nos indican que los procesos identitarios y de reconocimiento de los otr@s, tienen que ver directamente con nuestras experiencias con las asimetrías del poder. En otras palabras, hay cierto grado de determinación espacial que nos condiciona como seres humanos.

Lo anterior no es una sentencia matemática, vale decir, la identidad no es una suma de elementos que arrojan un resultado, en este sentido, todos tenemos la posibilidad abierta a descolonizar nuestros imaginarios, no obstante, primero hay que localizar y deconstruir las marcas materiales y discursivas que nos autodefinen como mujeres, hombres, niños, etc.

De esta forma, la pregunta de ¿cómo sería si fuese hombre? lleva a replantear la cantidad de hebras que tiene el poder, a repensar las propias contradicciones que tiene la subalternidad, y al mismo tiempo, creo, reafirma el discurso feminista como un camino teórico-práctico efectivo para la igualdad de derechos.

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