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El arte y los urinarios del San Ignacio

Por: Eugenio Llona | Publicado: 15.09.2018
El arte y los urinarios del San Ignacio urinarios |
La obra más conocida –y rupturista- en este sentido es el urinario de Marcel Duchamp (La fuente), expuesta en la Quinta Avenida de Nueva York en 1917, con un escándalo análogo al surgido luego que actualmente nuestros criollos alumnos del San Ignacio, revisitando aquella experiencia artística, montaran una instalación en los urinarios de sus baños, con el agregado de algunas fotos como actualización contemporánea del fenómeno.

Alumnos del Colegio San Ignacio del Bosque han realizado una intervención de arte teniendo como referencia experiencias de las vanguardias artísticas del siglo XX, creadoras del llamado “arte moderno”, que revolucionaron la idea común de belleza y de arte, elevando –entre otras cosas- objetos cotidianos (ready-made) a la categoría de objetos de arte.

La obra más conocida –y rupturista- en este sentido es el urinario de Marcel Duchamp (La fuente), expuesta en la Quinta Avenida de Nueva York en 1917, con un escándalo análogo al surgido luego que actualmente nuestros criollos alumnos del San Ignacio, revisitando aquella experiencia artística, montaran una instalación en los urinarios de sus baños, con el agregado de algunas fotos como actualización contemporánea del fenómeno.

Con irritación surgida de la ignorancia y de una provinciana visión del mundo, algunos medios y políticos de derecha han visto en dicho trabajo de arte contemporáneo una ofensa política (no artística) a algunos personeros de gobierno cuyas fotos integran la instalación.

No se trata de una reacción novedosa. La derecha chilena nada dijo cuando miles de artistas, hace pocos años, fueron reprimidos hasta el asesinato, exiliados, quemados sus libros y censuradas sus obras. Rompieron vestiduras sin embargo cuando una joven dramaturga puso en escena una obra de arte sobre la compleja personalidad de Prat, y ahora nuevamente resurge la ignorancia a las que nos tiene habituados este gobierno, que confunde cuadros, personajes literarios con reales, épocas y nombres, y califica esa vergüenza pública como simples gags de erráticas autoridades.

“Es derecho de todo ser humano ejercer mediante el arte una mirada crítica no censurada ni sujeta a convenciones ni leyes para avanzar hacia procesos de radicalización de la democracia, profundización de la ciudadanía y construcción de sujetos emancipados” (Ranciere, 2010).

Debieran sentirse honrados los políticos que son citados por obras de arte. Ya lo demostró Nicanor Parra cuando ahorcó la figura de todos los presidentes de Chile en una acción de arte en el Centro Cultural del mismísimo Palacio de La Moneda.

Eugenio Llona