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Asamblea Constituyente ahora

Por: Tomás Moulian | Publicado: 06.11.2019
Asamblea Constituyente ahora asamblea | Foto: Agencia Uno
Entrar en la discusión sobre contenidos requiere una toma de partido sobre el tipo de democracia que se buscará promover. Si se busca un tipo de democracia que supere a la actualmente existente hay que elaborar una constitución que implante una democracia participativa. En otras palabras una en la cual los ciudadanos ejerzan la soberanía en muchas más ocasiones que las puras elecciones.

Los más recientes intentos de cambiar la Constitución de 1980 tienen lugar durante el segundo gobierno de Michele Bachelet.

Se trataba de la carta fundamental tal como ella había quedado luego de las modificaciones del 2005. A fines del gobierno de Ricardo Lagos, se eliminaron los senadores designados y vitalicios, además se cambiaron las atribuciones del Consejo de Seguridad Nacional.

Sin embargo, el de Bachelet se trató de un intento frustrado cuyos inicios corresponden a fines de mayo del 2015. Parece importante señalar el contexto internacional en se ubican esos intentos.

Se situaban en un mundo donde, en primer lugar, el socialismo había fracasado en Europa, trasladándose hacia Asia, la de Vietnam, la de Corea de Norte, pero especialmente la de China, transformaba en potencia mundial a través del denominado socialismo de mercado, un nombre que a Marx le hubiese sorprendido.

Era también el universo de los reformismos avanzados de América Latina: el de la Bolivia de Evo Morales y de su segundo, Álvaro García Linera; el de Hugo Chávez, fallecido el 2013, y de Nicolas Maduro; el de Lula y de Dilma Roussef; el de José Mujica, quien estuvo largos años prisionero, gobernando entre 2010 y 2015.

Michele Bachelet convoco los llamados consejos constituyentes, reuniones de ciudadanos destinadas a discutir problemas relacionados con cambios en la llamada carta fundamental.

Sin embargo, no se avanzó mucho más. Ello seguramente porque el gobierno decidió trasladar la discusión al Parlamento, negándose a convocar una Asamblea Constituyente.

En estos momentos de convulsión social una de las más importantes demandas tiene relación con la dictación de una nueva constitución.

Para entrar en esa discusión es necesario referirse a dos grandes temas: a) el método de elaboración de una nueva carta y b) los contenidos principales de ésta.

a.- El método de elaboración
Este asunto tiene que ver con los órganos a través de los cuales se elabora una nueva constitución.

Existe una variedad de órganos que pueden ser utilizados para definir una nueva carta fundamental. Por tanto, no existe ninguna metodología que tenga un carácter infalible o que sea la única en condiciones de usarse. Una será mejor que otra en función de los criterios que se usen o que se pongan en juego.

A continuación se señalarán varias instancias posibles para la elaboración de una nueva constitución. Estas pueden ser las siguientes: un texto elaborado por una comisión presidencial; una alternativa elaborada a través del debate parlamentario; un texto surgido de la discusión de una comisión restringida de representantes; un texto producto del funcionamiento de cabildos, una instancia que puede ser amplia, aunque no es representativa; un texto surgido de una asamblea constituyente, una instancia con criterio representativo; por último un texto que es sometido a referéndum.

El criterio para la selección de una u otra instancia tendrá relación con los valores que se busca implementar. Si uno de ellos es fomentar la máxima participación ciudadana habría que optar por una asamblea constituyente, seguida probablemente por un plebiscito.

Esta primera instancia deberá estar constituida por representantes electos. Estos podrán pertenecer a los diversos territorios o pertenecer a las distintas corporaciones en funcionamiento.

Si se trata de territorios estos serán, agrupados por tamaño, el barrio, el municipio, la provincia, la región, la cúpula del Estado.
En este caso es de máxima importancia la representación al nivel del barrio, donde pueda participar el vecino que en la esquina habla de fútbol, los ciudadanos comunes, los más ajenos a los poderes y más vinculados al vivir cotidiano.

Si se trata de corporaciones estarán representados, entre otros, estudiantes, empresarios, militares, jueces, intelectuales, políticos y profesionales, sean técnicos o universitarios.

b.- Probables contenidos
Entrar en la discusión sobre contenidos requiere una toma de partido sobre el tipo de democracia que se buscará promover.
Si se busca un tipo de democracia que supere a la actualmente existente hay que elaborar una constitución que implante una democracia participativa.

En otras palabras una en la cual los ciudadanos ejerzan la soberanía en muchas más ocasiones que las puras elecciones.
Estas últimas deben, por supuesto, existir. Pero ellas deberán ser controladas por instancias más sofisticadas que las actuales, pero órganos que mantengan la autonomía constitucional.

En ellas deben existir partidos, órganos esenciales para un sistema democrático, pero estos deben tener ciertas características.
Deben ser ideológicos y democráticos. Ideológicos significa que deben tener, además de planteamientos respecto al presente, planteamientos sobre el pasado y el futuro de la sociedad chilena.

Democráticos significa que todos sus dirigentes deben ser electos por las bases y las decisiones que tomen deben serlo por el colectivo, en especial aquellas que se refieran a políticas públicas.

Además en una democracia participativa los ciudadanos deben tener una serie de prerrogativas que no existen en una democracia representativa convencional. Ello porque que se trata de una democracia representativa ampliada.

En ella los ciudadanos tendrán las siguientes posibilidades de mayor participación: a) podrán plantear proyectos a discutir en el parlamento, cuestión que en la actualidad está restringida al parlamento y al presidente; b) cuestionar proyectos aprobados por el parlamento, recurriendo por ello a plebiscito; c) pedir la derogación de los mandatos de representantes electos, sancionados por no cumplir sus promesas electorales o por realizar actos considerados lesivos; d) participar en la elaboración de los presupuestos, en los diferentes niveles, del municipal al nacional; e) participar en la dirección de las empresas donde se trabaja o en los directorios de las entidades públicas; f) incentivar la creación de cooperativas, con especial énfasis en las de producción; g) otorgarle mayores derechos al pueblo mapuche, incluyendo una representación parlamentaria especial y nombrando en la Región de la Araucanía intendentes y gobernadores de esa nacionalidad.

Tiene sentido elaborar una nueva constitución solamente si se quiere avanzar en esa dirección.

Sin embargo es necesario recordar que las asambleas constituyentes despiertan críticas en algunos sectores. Manuel Antonio Garretón señala algunas de esas críticas en su texto “El proceso constituyente y la disputa por su significado”.

Ellas son a) el hecho que en Chile jamás se ha elaborado una constitución a través de una asamblea constituyente; b) el hecho que las asambleas constituyentes tienen sentido en situaciones de graves crisis; c) el carácter negativo de la experiencia latinoamericana d) el carácter extra institucional que tendría una asamblea constituyente.

Finalmente el autor mencionado se inclina por someter un texto constitucional a los cabildos y a un plebiscito, el cual le parece el sistema más representativo, en las condiciones del segundo gobierno de Bachelet. Por supuesto, ese sistema lo era y, en la actualidad, también lo sería.

Pero también puede serlo el funcionamiento de una asamblea constituyente que derive en un plebiscito. El valor de esta instancia es que permite la participación en la elaboración del texto de ciudadanos que no ocupan cargos en el parlamento. Además ellas pueden organizarse, como se ha dicho, partiendo desde abajo, desde el barrio y el municipio.

El tipo de asamblea constituyente que debe organizarse no es la de un solo órgano en la cúpula si no una que exista abajo, al medio y arriba.

Por ello y para ello ¡asamblea constituyente, ahora!

Tomás Moulian