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La memoria no prescribe

Por: Diamela Eltit | Publicado: 10.11.2019
La memoria no prescribe diamela | Foto: Agencia Uno
El multimillonario Presidente Piñera, pos pizza en Vitacura, declaró el Estado de Emergencia, impuso Toque de Queda y activó la memoria de los años más desgraciados del siglo XX con más de tres mil muertos, mil doscientos cuarenta desparecidos, la tortura de miles de presos políticos. Realizó una acción ultra violenta cuando repuso la presencia militar en las calles, atentando en contra del rencor del pasado y del resentimiento del presente. Este gobierno de gente “bien” ya carga con muertes. Eso es terrible e imperdonable. Carga con cientos de heridos. Miles de presos maltratados en comisarías.

Son décadas de un retroceso indescriptible. El paso de un siglo a otro y a un nuevo milenio en un tránsito lento pero decidido que naturalizó en Chile la inexistencia de la mayoría de la población. Una forma masiva de no ser, la resta  de millones de personas cuya vida cotidiana se fundó en una fuerza desmedida para cumplir la penosa tarea de la más básica sobrevivencia. Los antiguos “rotos” se convirtieron en “flaites”, jóvenes periféricos o de clases medias, abiertamente precarias, que vieron extenderse la violencia en sus espacios. Una violencia ya material, ya simbólica que recayó especialmente en las mujeres empobrecidas o pobres o muy pobres y se duplicó  en ellas la abierta explotación del mal pago, el maltrato y hasta el crimen.

Las comunas del sur de la capital, del poniente, del norte se transformaron en una forma de zonas de sacrificio y de oscuridad social. Zonas excluidas de las imágenes públicas. El masivo mundo popular chileno solo fue conectado a la desconfianza. El flagelo de la delincuencia, básicamente incubado en sectores populares, creció y creció sin una analítica que la conectara, en parte, como una producción del propio sistema que llevó la desigualdad al límite. 

Un “Oasis” de corte paradisiaco se concentró en unos cuantos dueños de Chile que profundizaron sus ganancias a un nivel que solo puede avergonzar. Lo hicieron con la venia más obsecuente de una ultra derecha y de una derecha, que los sirvió desde el mismo Congreso de la República.

La Concertación y la Nueva Mayoría fueron incapaces de contener esa expansión, en parte, por su porfiada alianza con el llamado “centro” que sirvió y sirve a la derecha (no todos) como “infiltrados”. Son “infiltrados” en una alianza política con una izquierda que todavía y, a pesar de todo, los persigue con la lengua afuera para alcanzar el poder. Un poder que solo aumenta el desprecio político para todo el conglomerado.

Los partidos de izquierda, antes épicos, son hoy parte del conflicto. Ineficientes. Sus dirigentes, sumidos en una creciente elitización, mantienen un horizonte ético y estético que solo apunta a un pragmatismo burocrático de una mediocridad alucinante.

El multimillonario Presidente Piñera, pos pizza en Vitacura, declaró el Estado de Emergencia, impuso Toque de Queda y activó la memoria de los años más desgraciados del siglo XX con más de tres mil muertos, mil doscientos cuarenta desparecidos, la tortura de miles de presos políticos. Realizó una acción ultra violenta cuando repuso la presencia militar en las calles, atentando en contra del rencor del pasado y del resentimiento del presente. Este gobierno de gente “bien” ya carga con muertes. Eso es terrible e imperdonable. Carga con cientos de heridos. Miles de presos maltratados en comisarías.

Solo el llamado a plebiscito puede estabilizar. Si este gobierno no se abre a la Asamblea Constituyente se podría desencadenar el designio bíblico: “Ojo por ojo”. No hay que olvidar que este tiempo ha dejado a jóvenes sin visión.

La memoria no prescribe.

Diamela Eltit