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Opinión

Qué es y qué expresa la Primera Línea

Por: Roberto Fernández Droguett | Publicado: 20.12.2019
Para muchas y muchos de los participantes de la Primera Línea, este espacio se ha constituido en un espacio de reconocimiento y valoración social que nunca habían tenido, dándole voz y visibilidad a personas que nunca han tenido espacio en los medios de comunicación y de participación política

Mucho se ha hablado del ya mitico espacio llamado Primera Línea, aunque mayormente desde el desconocimiento, la caricatura o el uso de categorías que no se corresponden con el fenomeno en cuestión. Este espacio de acción colectiva mayormente orientado al enfrentamiento con Carabineros, y sus características simbólicas como el uso de capuchas o pañuelos para cubrirse la cara, ha sido descrito por el gobierno, los partidos políticos y la mayor parte de los medios de comunicación como un espacio donde operan delincuentes que no se distinguen de otros como los que realizan saqueos y la destrucción de supermercados, farmacias y tiendas comerciales. Sin embargo, a diferencia de estas otras expresiones de violencia, los y las encapuchado/as de la Primera Línea no han sido considerado como violentistas y delincuentes por un importante sector del movimiento social, sino como sujetos comprometidos y valientes que arriesgan su integridad fisica para defender de la violencia policial al resto de las personas que se manifiestan en el espacio público. De este modo, los y las participantes de la Primera Línea no son rechazados sino que por el contrario son aplaudidos y apoyados, generando un reconocimiento que invita a reflexionar sobre cómo una forma de acción política violenta tradicionalmente estigmatizada ha logrado esta valoración social. A partir de observaciones en terreno, conversaciones con participantes de la Primera Línea y material audiovisual disponible en redes sociales, espero contribuir a una comprensión más compleja del fenomeno, que vaya más allá de un mero rechazo bienpensante a la violencia que ahí se desarrolla, sin considerar lo que esta violencia expresa en el contexto del levantamiento social actual.

Un primer elemento que permite entender esta expresión de violencia política y su legitimación social es que la Primera Línea ha sido considerada como un espacio de defensa de las y los manifestantes frente a la violencia policial. Gracias a algunos medios de comunicación, a las redes sociales, a los informes sobre las violaciones humanos de organismos nacionales e internacionales, y la propia experiencia de las y los manifestantes, la mayor parte de las veces la represión policial ha sido caracterizada como brutal, indisciminada e injustificada. Esto ha ido generando un profundo rechazo hacia los carabineros, que ya no son percibidos como participes del mantenimiento del orden social, sino más bien como un peligro para las personas y un impedimento al legitimo derecho a la manifestación ciudadana. Frente a esta situación, las personas que se han enfrentado a carabineros comenzaron a ser percibidos como una protección frente a la violencia y los abusos policiales, percepción que incluso ha llevado a muestra de apoyo y colaboración como proveerles agua, comida y diversas formas de agradecimiento.

Un segundo elemento a considerar es que la Primera Línea también se ha constituido en un espacio de participación de personas que, directa o indirectamente, han sido víctimas del modelo socio-político imperante. De este modo, conviven jóvenes desempleados y/o con trabajos precarios, estudiantes endeudados, hijos de padres, madres y abuelos con salarios y pensiones completamente insfucientes para una vida digna, jóvenes populares de poblaciones periféricas e incluso jóvenes del Sename, excluidos de cualquier mecanismo de integración social, miembros de pueblos indígenas y de las disidencias sexuales, y en general personas con la convicción de que el país necesita una cambio radical. En este sentido, las y los participantes no son ajenos al movimiento social, sino que son un parte orgánica del mismo.

Un tercer elemento a considerare es que para muchas y muchos de los participantes de la Primera Línea, este espacio se ha constituido en un espacio de reconocimiento y valoración social que nunca habían tenido, dándole voz y visibilidad a personas que nunca han tenido espacio en los medios de comunicación y de participación política. También ha sido un espacio de encuentro con otras y otros con historias parecidas o equivalentes, un espacio donde prima la solidaridad y el compromiso con el movimiento, expresado en la frase que muchas y muchos repiten, “estamos aquí para defender a la gente y que así se pueda manifestar tranquilamente”. Cabe destacar que la Primera Línea convive con otros sujetos sociales de alta relevancia para el movimiento, como los voluntarios y las voluntarias de la salud, las y los reporteros de medios de comunicación alternativos, y las y los músicos y artistas de distintas disciplinas que han estado presentes desde el comienzo de las manifestaciones, constituyéndose así un espacio de protesta social diverso, plural y masivo.

Mucho se ha hablado de la violencia, la mayor parte de las veces de manera equivoca y sin distinciones, simplificando la problemática y contribuyendo de ese modo a la criminalización del movimiento social. Sin embargo, expresiones como la Primera Línea y el reconocimiento social y legitimidad que ha tenido para una parte importante del movimiento social, dan cuenta de la complejidad del fenómeno. A modo de conclusión, podemos hipotetizar que la lucha ciudadana por la dignidad y contra los abusos se expresa también en el rechazo a la violencia y abusos policiales. Y en la medida que estos no han sido sancionados o han sido minimizados o negados por las autoridades, la ciudadanía ha ido reconociendo en la Primera Línea una forma justa y legitima de defenderse, material y simbólicamente, contra la violencia policial, al mismo tiempo que ha erigido a sus participantes en sujetos valorados por su valentía y compromiso con el movimiento social.

Roberto Fernández Droguett