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Opinión

La ciudad de los pumas: la cuarentena ambiental de Santiago

Por: Manuel Rojo | Publicado: 31.03.2020
La mega sequía, la injusticia social y climática, la crisis política y económica del sistema patriarcal dominante y la amenaza patente del virus COVID-19, nos motivan a aportar un grano de arena a nuestra deformación y re-educación, contribuyendo de manera concreta a los desafíos sociales y ambientales que se nos presentan.

La aparición de 2 pumas en pleno Providencia, Ñuñoa y luego en La Reina, caminando entre las calles y jardines de una ciudad, que hasta hace pocos siglos era el hábitat de esta y otras especies de mamíferos como también de su presa principal, el guanaco, nos conmovió enormemente. La cuarentena permitió algo más que una oportunidad para estos pumas de explorar el hábitat urbano de Santiago, deja ver una tragedia tras de sí, una que habla del avance desregulado de una ciudad, que a su paso indiscriminado abolió un río, destruyó bosques, luego reemplazó chacras y canales de regadío por pavimento con autos, casas, edificios y dio espacio a más de 5 millones de habitantes con necesidades de desplazamiento diario por trabajo y servicios varios. Todo aquello que el puma dominó alguna vez ya no existe para él, al menos en el llano. Sin embargo, en los faldeos y recovecos de quebradas que topan con el pie de monte cordillerano, la vida silvestre resiste y se adapta en paralelo a nuestras demandas.

El hábitat natural que rodea a Santiago, es parte de la zona Mediterránea de Chile Central, considerada uno de los 25 “World Biodiversity Hotspots for Conservation Priority” por el alto grado de endemismo de sus especies y su elevado grado de amenaza antrópica. Por esta razón, cada vez son más frecuentes los avistamientos o registros de especies de muy difícil detección como el gato colocolo o incluso el gato andino, el felino más amenazado de América y uno de los felinos más escasos del mundo. Actualmente, los últimos bosques de tipo esclerófilo de Santiago están en un grado de amenaza sin retorno, y pareciera que sólo nos queda proteger y rescatar lo que la ciudad acorraló y confinó.

También queda en evidencia el abandono y la invisibilidad a la que ha estado sometida la precordillera andina durante años, permitiendo el abuso y la especulación de los grupos socio-económicos más acomodados de la ciudad, principalmente por parte de las inmobiliarias, las que han visto aquí, más que un derecho de vida de la ciudad; un privilegio de quienes solo pueden pagarlo. En consecuencia, profundizan un modelo segregador ambiental y espacial, otorgando las bondades de ventilación y recreación para los que tienen más y alejando a los que tienen menos. Esto es amparado en una normativa laxa o inexistente del Estado, el Gobierno Regional y finalmente las municipalidades, dejando pocos nada de recursos legales y económicos para que las comunidades y los territorios las defiendan. Una vez más, la codicia silenciosa de los de siempre, se deja ver en el inicio de una crisis sanitaria.

Ser conscientes de esta realidad nos hace responsables de la herencia de destrucción ecosistémica que se manifiesta hoy en día. También nos debiese convertir en sujetos de acción para revertir y mejorar sus condiciones actuales, presionando por los derechos ineludibles que tiene la naturaleza en sí misma, incidiendo en las decisiones políticas que pueden cambiar el devenir del amenazado bosque esclerófilo y todo lo que sostiene la vida salvaje, incluyendo al puma.

La mega sequía, la injusticia social y climática, la crisis política y económica del sistema patriarcal dominante y la amenaza patente del virus COVID-19, nos motivan a aportar un grano de arena a nuestra deformación y re-educación, contribuyendo de manera concreta a los desafíos sociales y ambientales que se nos presentan. Es un deber ético que asumimos como Colectivo y una oportunidad para ser actrices y actores de nuestras definiciones sobre el territorio que nos soporta. A un año del lanzamiento de la Guía de Historia Natural La Reina-Peñalolén, en el que logramos consumar esfuerzos y deseos por visibilizar el importantísimo rol de la precordillera andina de Santiago, queremos presentar este trabajo en formato digital, permitiendo a quien lo desee, conocer un poco más sobre los valores, sus habitantes y su historia natural.

Nos sumamos entonces a los diferentes aportes y liberaciones de material para acompañar estos momentos difíciles que estamos viviendo como sociedad que busca apertura y democratización de la información libre y gratuita.

Esperamos que disfruten este recorrido por la esencia del mundo natural de nuestra ciudad.

Para descargar información adicional en el siguiente link.

Manuel Rojo