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Los cuerpos en el trabajo siempre estuvieron en cuarentena

Publicado: 18.04.2020

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El contexto del COVID-19 ha hecho surgir diferentes opiniones sobre si se debe hacer o no algún tipo de actividad física, deporte o ejercicio. Al respecto, hay países en los que se permite salir a realizar ejercicio individualmente y en lugares poco concurridos, en otros los confinamientos son estrictos y los deportes individuales están prácticamente prohibidos. En Chile, la disminución del tiempo al aire libre en conjunto con la disminución del movimiento físico es uno de los principales motivadores del Ministerio del Deporte para promover el movimiento dentro del hogar y así evitar las aglomeraciones debido al avance del COVID-19. Esto mediante videos de ejercicios, y clases diarias vía online para “entrenar en casa”.

En este contexto, varios profesionales de la Educación Física han utilizado herramientas virtuales para realizar clases online (Facebook, Instagram, fotos informativas), varias de ellas sin generar ingreso económico. Frente a esto, Nemesia Hijós y Julia Hang expresan que el distanciamiento social obligatorio impulsó la creatividad de entrenadores, coaches, futbolistas y referentes de marcas de indumentarias para acompañar a la angustia colectiva desde el mundo virtual con el objetivo de “seguir activos”. Esta actividad, se reproduce bajo una lógica neoliberal, ya que se ha puesto a disponibilidad los cuerpos de los profesionales del área para actuar a favor del mercado, en donde además prima la cultura del rendimiento, la cual nos propone estar en movimiento y entrenar de forma disciplinada como un deber individual.

Esta lógica individual, hace que cierta parte de la población no conozca los riesgos y consecuencias actuales que significa no optar por mantener hábitos saludables durante su vida y muchas veces no identificar el propósito de dichas actividades. Desde diferentes medios de comunicación, instituciones públicas y privadas invitan a tomar el lado positivo de la cuarentena y a ser conscientes sobre la utilización del tiempo en el hogar, para poder estar en familia, descansar, ser padre/madre, relajarte, consentirte y además para destinar tiempo al trabajo y la actividad física. Y entre todas estas invitaciones, ¿Estamos entendiendo la importancia o el sentido de movernos?; ¿tenemos las posibilidades para hacerlo?

Según la Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deporte (2018) el 81,3% del país es inactivo, y la principal causa reportada de la inactividad física (55,3%) es la falta de tiempo. Además, las mujeres y las personas de escasos recursos son los que menos se ejercitan. Para solucionar esto, entre 2017 y 2019 se iniciaron dos proyectos de ley para estimular la actividad física y el deporte, uno en los establecimientos educacionales, y otro, para establecer el derecho de los trabajadores a realizar ejercicio físico dentro de la jornada laboral al menos tres horas a la semana.

Hoy, en tiempos de cuarentena, la utilización del tiempo es relativa y de un carácter individual. Para la persona que no tiene horarios en su tele-trabajo o, por el contrario, para las que sí lo deben cumplir, el tiempo que va a destinar a ejercitarse, va a depender de él o ella o bien del tiempo libre que refiere tener. En ambos escenarios, si realiza ejercicio no va a depender de lo que está haciendo en la actualidad, sino del sentido que le ha asignado a esta práctica. Por ejemplo, si una persona antes no realizaba ejercicio, hoy es poco probable que sí lo haga sólo por tener más tiempo disponible o por el deber de hacerlo. Nuestras investigaciones sobre este tema dicen que a pesar de que las personas conozcan los riesgos y consecuencias de la inactividad física, la actividad física, el deporte o de no “entrenar en casa”, no necesariamente realizaran esta actividad.

Este escenario no es tan diferente a lo que se vivía diariamente sin pandemia, ya sea en la oficina o en la “comodidad” del hogar. Las conductas sedentarias pueden seguir siendo las mismas e incluso más; las horas que se destinan al trabajo siguen ocupando la mayor parte del día e incluso más; en el mayor de los casos, el trabajo y el estudio se están realizando frente a una pantalla lo que genera una exposición a este aparato mayor que previo a la cuarentena; aún más, hoy varias de nuestras actividades implican un escaso movimiento corporal.

Vivir bajo un modelo productivo, donde gran parte de nuestro tiempo y energías deben ir destinados a la producción, también hace que las prácticas corporales se mercantilicen e individualicen, ya que existe un mandato social de consumir una cierta estética y de participar de ciertos eventos deportivos. Desde los medios de comunicación que hoy están visibilizando el ejercicio en casa, queda la impresión de que recién en cuarentena nos estamos moviendo menos, pero como dicen los datos, el running, el triatlón, el crossfit o el gimnasio nunca fueron realizables. Entonces ¿Por qué ahora debería ser diferente?

Todo indica a pensar que la cuarentena siempre existió y que el escenario actual solo nos hizo frecuentar menos lugares. El terno cambió por el pijama, y las cuatro paredes de la oficina, cambiaron por las de la dirección particular, pero, en efecto, el ejercicio físico sigue siendo poco compatible con el trabajo. O sea, en el trabajo nuestro cuerpo siempre ha estado en cuarentena.

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