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Opinión

Los tolerantes

Por: Catalina Mena | Publicado: 22.06.2020
Los tolerantes Valle de la Muerte |
Si usted quiere ser elegante tiene que mantenerse en el término medio, siempre. Ni muy para acá ni muy para allá. Tiene que ser un artista del matiz, del jaspeado y la veladura. Mejor no se comprometa con ninguna postura, mejor no desafine. Sea ecuánime, imparcial, razonable, pero condene a los “intolerantes”.

No sé adónde comienza ni termina esto: síndrome de cuarentena. La cuestión es como un tiempo suspendido, es como estar adentro de un ascensor. Con la diferencia de que cuando subes a un ascensor marcas el número del piso adónde irás. Acá no. El ascensor no tiene tablero numérico. Y te subes y no hay ningún piso adónde ir.

Quiero hablar de los tolerantes. O, más precisamente, de los que se han adueñado del discurso de “la tolerancia”. Ellos, los tolerantes, encuentran que las redes sociales están invadidas por una chusma de vándalos odiadores. Y ellos no son la chusma: parece que aquí comienza esto.

Raro. No es sólo un asunto de clase social, sino también de altura moral. Si usted exhibe su desacuerdo o, peor aún, si muestra indignación, si denuncia el engaño, si manifiesta oposición, ya es parte de la chusma ordinaria e intolerante.

Si usted quiere ser elegante tiene que mantenerse en el término medio, siempre. Ni muy para acá ni muy para allá. Tiene que ser un artista del matiz, del jaspeado y la veladura. Mejor no se comprometa con ninguna postura, mejor no desafine. Sea ecuánime, imparcial, razonable, pero condene a los “intolerantes”. Súmele a esta narrativa un par de frases de alto vuelo, por ejemplo puede citar a la Violeta Parra (olvídese de que agarraba a escobazos a su marido).

Sea tolerante (aunque todo Chile esté padeciendo niveles insufribles de engaño, abuso y violencia). No hable del hambre, eso es un asunto del estómago. Acepte lo inaceptable (niéguelo, hágalo pasar por otra cosa). Es más: agradezca. Ya hay demasiada odiosidad ambiental: tenga la amabilidad de no meterle más pelos a la sopa. Súmese al pensamiento positivo y siga a los espíritus bondadosos que le señalan “Un camino posible”. Adopte su discurso humanitario (aprenda algunas fórmulas, anote los clichés, hágase de citas poéticas). No es necesario mezclarse con los otros ni con lo otro (se metería en problemas), ni siquiera entenderlo, menos aún respetarlo y aceptarlo: solo basta que lo tolere.

Y hablando de asuntos del estómago, tal vez a usted le caiga mal el gluten y la lactosa: evítelos o tómese una pastilla. No haga escándalo. ¿Me dice que lo están criticando? ¿Alguien se atrevió a cuestionarlo? ¡Ah no! ¡Eso no! Eso es intolerable.

Catalina Mena