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Opinión

Infamous

Por: Gonzalo León | Publicado: 09.07.2020
Infamous Bella Thorne en Infamous |
Un incidente en la casa de Dean hace que éste vuelva a delinquir, pero esta vez acompañado por Arielle, quien graba en Instagram Live el asalto, con lo que de inmediato sus seguidores comienzan a multiplicarse. Cuando abandonan el pueblo y hacen una seguidilla de asaltos a pequeñas tiendas con el mismo mecanismo (robar y grabar), el éxito es total.

Infamous, del joven director Joshua Caldwell, es una película protagonizada por Bella Thorne, que a sus 23 años se presenta como modelo, cantante, actriz, directora, y por Jake Manley, que a sus 29 años ya ha actuado en The Order, una de las tantas producciones de Netflix. No es raro que Caldwell trabaje con actores jóvenes: en 2016 dirigió Be somebody, en cuyo rol estelar estuvo Matthew Espinosa, una estrella de las redes sociales. O sea, la idea de la fama a través de las redes es algo que le interesa a este director, y precisamente de eso se trata Infamous, que fue estrenada el mes pasado; en ella Arielle Summers (Bella Thorne) es una joven que vive en un pueblo olvidado de Estados Unidos, que lo único que quiere es ser famosa en las redes sociales; de hecho, vive pendiente de los likes de su Instagram, pero nada parece ser suficiente.

Toda su vida transcurre entre su casa, donde su madre vive con una pareja que la intenta seducir o robar, el colegio, donde está su vida social, y un mísero trabajo de camarera, en el que ahorra todo lo que puede. De pronto llega al pueblo Dean Taylor (Manley) y  a Arielle, al conocerlo, le gusta –y más todavía– cuando se entera de que ha estado en la cárcel, y que su presencia en el pueblo es para estar cerca del padre puesto que goza de libertad condicional. Un incidente en la casa de Dean hace que éste vuelva a delinquir, pero esta vez acompañado por Arielle, quien graba en Instagram Live el asalto, con lo que de inmediato sus seguidores comienzan a multiplicarse. Cuando abandonan el pueblo y hacen una seguidilla de asaltos a pequeñas tiendas con el mismo mecanismo (robar y grabar), el éxito es total. Es verdad que tiene un aire a Bonnie and Clyde, la película en la que hace mucho actuaron Warren Beatty y Faye Dunaway, pero carece de la épica para eso, y tampoco es una buena realización.

Infamous más bien recuerda a algunos de los personajes de las Crónicas Italianas, de Stendhal. Estas Crónicas son ocho relatos, que el escritor francés de principios del siglo XIX escribió basándose en documentos que contaban historias del Renacimiento italiano; la idea era traducirlos al francés y presentarlos así, pero mientras traducía fue encontrando material valiosísimo para apropiarse de esas historias, algo para nada raro en escritores del romanticismo: basarse en documentos o textos por el estilo. El resultado son historias donde casi siempre hay una mujer hermosa, aunque siempre aclara el narrador que eso no es lo importante; lo importante es lo que son capaces de hacer esos personajes femeninos: echar a andar una intriga, un capricho, lo que sea, se trata de mujeres que movilizan los relatos. ‘Vanina Vanini’, que fue llevada al cine por Roberto Rossellini en 1961, trata de la princesa Vanina, una joven como Arielle Summers, elegida como la joven más hermosa de Roma, que se enamora del carbonario Pedro Missirilli, un prófugo de la justicia.

Al igual que Dean Taylor, cuando Vanina conoce a Pedro, éste venía recién saliendo de la cárcel, aunque su caso se trataba más de un teatral escape, donde resultó herido, y el padre de Vanina se ve obligado a ofrecerle refugio en su palacio mientras se restablece. Como en su huida de la cárcel, Pedro había escapado vestido de mujer, Vanina lo conoce en esa calidad. Cuando sabe la verdad, la seducción es mutua y comienza una relación. Sin embargo, Pedro sabe que debe abandonar ese palacio y seguir con su lucha, pero a la vez siente que ama a Vanina, y ella es consciente de este dilema.

En un arranque de desprendimiento la muchacha le da una fortuna para su causa, como diciendo que entendía que se tuviera que marchar y que lo apoyaba en eso. Y bueno, Pedro se va para unirse con los suyos, pero Vanina tiene contactos en las altas esferas y procura enterarse de cuánto riesgo corre su “amado”. Cuando se entera de que corre riesgo de caer en una emboscada, lo salva, pero con esa salvación parece que Pedro ha traicionado a sus compañeros. Al final, no queda claro si Vanina amó a Pedro, o si fue tan sólo un capricho, una entretención pasajera, algo que le hizo mantener la mente y los sentidos ocupados. Lo que importa, en definitiva, es que Vanina es la acción del relato.

En general los personajes femeninos de estas Crónicas llevan sobre sus espaldas la acción del relato. Sin Vanina o sin Felicia en “Favores que matan” no hay cuento, y en este sentido se vuelve imposible imaginar una narración sin estos personajes. Se han estudiado bastante los personajes femeninos de Stendhal desde el feminismo, y no resulta raro, porque deben ser los personajes mujeres más fuertes de la literatura europea del siglo XIX, más independientes. No es que ansíen una independencia o una libertad, como Dorothea o Rosamond en Middlemarch, de la tremenda escritora inglesa George Eliot, o como Emma en Madame Bovary, de Gustave Flaubert. No, los personajes de Stendhal viven desde un arranque con esa independencia y libertad, al menos lo que dure la acción. Los caprichos de Vanina son un reflejo de esto, y no importa que haya estado enamorada de Pedro Missirelli, sino lo que es capaz de hacer por él.

Por eso creo que en Arielle Summers (Infamous) hay mucho de estos personajes de Stendhal, porque tampoco importa que entre ella y Dean haya habido amor. De hecho, al igual que Pedro, es él quien parece más enamorado. Establecer estas asociaciones no es caprichoso: obedecen a que hoy, a casi 200 años de la muerte de Stendhal, no es necesario leerlo para escribir o filmar películas con personajes como los que él escribía. Claro que es mejor leerlo, pero dudo que el director de Infamous se haya tomado la molestia de hacerlo. Pese a ello, Arielle Summers es un perfecto personaje standhaleano

Gonzalo León