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No se fragmentó la oposición: se transparentaron las posturas

Por: Natassja de Mattos | Publicado: 04.10.2020
No se fragmentó la oposición: se transparentaron las posturas Fundación Jaime Guzmán | Agencia Uno
La inteligencia de quienes impusieron el sistema electoral anterior fue más allá de lo que quizás estamos viendo. Hoy ya no lo tenemos y hay sectores que al parecer extrañan sus efectos. Allí reside este llamado a la unidad que parece verla como un fin en sí mismo. Pero habría que transparentar que, si habíamos aunado una oposición en el pasado, tenía que ver con los moldes que nos dejó Jaime Guzmán y nunca tuvo que ver con cómo realmente éramos en la izquierda chilena.

Nos acecha un relato de fragmentación. Anda rondando la intención de apuntar al Frente Amplio como quienes quebraron a la izquierda. Pienso que adscribir a estos discursos es hipócrita y también ciego. El resultado de la inscripción o no de pactos esta semana en el Servel parece una de las cosas más genuinas que han hecho la izquierda y centroizquierda de Chile en las últimas décadas. No es menor después de 30 años con sólo dos fuerzas apoderadas del Congreso, el Ejecutivo y la política chilena.

Uno de los enclaves dictatoriales que nos manejó como marionetas por años fue el sistema binominal, que era único en el mundo. Este establecía un umbral difícil de alcanzar en las elecciones parlamentarias y, por tanto, producía el triunfo de un escaño para la lista con mayoría de votos y de uno para la lista que representaba la primera minoría, favoreciendo así la presencia de dos fuerzas, usualmente oposición y oficialismo, excluyendo a terceras opciones. Esta distorsión se tradujo en bajísimos niveles de representación y proporcionalidad, lo que moldeó nuestra reciente historia democrática en la posibilidad exclusiva de dos fuerzas. Quizás es tiempo de entender a nuestra izquierda y centroizquierda como realmente son y fortalecer terceras e incluso cuartas opciones, profundizando la democracia.

La inteligencia de quienes impusieron el sistema electoral anterior fue más allá de lo que quizás estamos viendo. Hoy ya no lo tenemos y hay sectores que al parecer extrañan sus efectos. Allí reside este llamado a la unidad que parece verla como un fin en sí mismo. Pero habría que transparentar que, si habíamos aunado una oposición en el pasado, tenía que ver con los moldes que nos dejó Jaime Guzmán y nunca tuvo que ver con cómo realmente éramos en la izquierda chilena.

Sería posible pensar que los bajos porcentajes de votantes que hemos tenido en los últimos comicios responden a esa baja representación del sistema político. Y que la crisis de identificación, confianza y adhesión a la política partidista, y el desinterés por emitir el voto, se explican en que no había fuerzas que representasen al pueblo de Chile y que, incluso si las había, no tenían forma de crecer o ganar en esta democracia protegida y bien orquestada por quienes amarraron las reglas del juego en la Constitución de 1980.

Haber derribado el sistema binominal, y hoy haber ganado la posibilidad de cambiar la Constitución, es sin lugar a dudas expresión de la voluntad general que quiere un nuevo sistema político en el que se represente plural y diversamente a quienes habitamos Chile. Esto quiere decir que hoy debemos esforzarnos por representar y crecer desde ahí. Desde las juventudes e infancias, desde las mujeres y disidencias sexuales, desde la calle, desde quienes salieron a las calles en octubre de 2019 y dijeron: basta del mismo tablero de juego que hemos tenido por 30 años, pues no nos representa ni nos incluye.

Hoy la oposición transparenta lo que realmente es y vemos que la unidad a la que se invitaba era sólo una estrategia electoral que empujaba a perpetrar más de lo mismo. Este escenario parece reflejar al Chile despierto y al que Aprueba una nueva Constitución. Nos invita a trabajar más en los contenidos, más en nuestros programas, más en criterios ético-políticos mínimos y, definitivamente, a profundizar nuestra democracia posibilitando representar a más sectores, idealmente a los invisibilizados y a las históricas ausencias de la constitución actual.

Natassja de Mattos