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Opinión

Sobre la necesidad de la unidad y la sospecha

Por: Carlos González Guzmán | Publicado: 05.11.2020
Sobre la necesidad de la unidad y la sospecha | Foto: Agencia Uno
¿Por qué es tan importante la unidad de las fuerzas que van desde la DC hasta el PC y el FA? Por la sospecha, porque es difícil confiar en fuerzas que redactaron una Constitución en dictadura y aplicaron un veto de minoría durante 40 años. Esto no significa que no se trate de negociar y conversar con esas fuerzas, que representan por lo demás a sectores importantes de la sociedad chilena. Pero no se les puede entregar más poder del que les corresponda. E ir divididos tendrá ese efecto. Sería imperdonable a los ojos de la historia.

Toda decisión política está constreñida por dos coordenadas: la supervivencia del actor y el sentido de su acción. Durante largo tiempo, el ritmo de la actividad política de la llamada centro-izquierda en Chile estuvo dado sólo por la primera, sin que su acción política tuviera un sentido, un rendimiento, un efecto o, al menos, que entregara la percepción de que algunas agujas temblaran tan solo algunos milímetros fuera de la cancha de un status quo.

Una demostración sorprendente de esto es la confesión de facto de Jaime Quintana, senador del PPD, quien, pocas semanas después del estallido del 28-O, afirmara con orgullo que estaban trabajando aceleradamente en una proposición de un nuevo sistema de pensiones. En un tuit se desnudaba la ausencia de proyecto de un partido y de toda una coalición, pues no hay ninguna razón para suponer que sí tenían propuestas para Educación, Trabajo, Salud, etcétera, y qué decir de algún modelo de desarrollo, o de una visión o relato país. En un tuit se desnuda lo que mucha gente no se atrevía a admitir: que durante todos estos años nunca votaron por un proyecto, porque no lo había, y que simplemente recondujeron en el poder a responsables sólo de administrar lo que estaba grabado en la piedra de la constitución de Jaime Guzmán.

¿Fue la imposibilidad de cambiar la Constitución lo que empujó a la clase política a arrellanarse en sus butacas de esta manera? Poco importan las razones, la verdad. Unos lo habrán hecho por comodidad, otros por venalidad y otros porque se resistían a confesar su impotencia pues ¿qué sentido puede tener un hombre (o mujer) de poder impotente? Ricardo Lagos llegó a decir que la Constitución se había convertido en democrática, luego de algunas reformas importantes, pero reformas que no podían lavar su origen y que dejaban todavía lo esencial: un Estado maniatado.

El círculo de la impotencia lo rompió el estallido. Un desplome institucional de esa magnitud sólo podía intentar ser re-encauzado por algo grande. Y en esto hay que decir que el personal político no se equivocó. Mucho fue ayudado/presionado eso sí por el tejido alcaldicio que supo medir en poco tiempo la profundidad de la fractura. El plebiscito del 25-O, por el nivel de participación y por su resultado rotundo, indica que una buena parte de la energía fue canalizada. Pero parece claro que esa energía no se ha disipado. Se ha canalizado mientras va hacia algún lugar. Ese lugar no puede ser otro que el objeto mismo del resultado del plebiscito: una nueva Constitución de la que nos sintamos autores, lo que constituye le esencia de la democracia. Kant definía simple y claramente la libertad como la obediencia a la ley de la cual cada uno de nosotros es legislador. Pero no solamente: in fine, esa energía podrá ser definitivamente canalizada si emerge un proyecto, no un programa, que la represente realmente y que dé buenas batallas en la nueva arena.

Cada uno de nosotros podrá tener una idea de lo que esa Constitución debe o no contener. Probablemente la prudencia aconsejaría que ella refleje el sentir de una mayoría sin aplastar a las minorías. También podría aconsejar que en ella toda la población se sienta representada y que, por lo tanto, debiera contener un mínimo de reglas y principios comunes. Lo único que no puede pasar es que no se logre nada de esto. Y para esto la unidad de quienes comparten este diagnóstico es fundamental. ¿Por qué es tan importante la unidad de las fuerzas que van desde la DC hasta el PC y el FA? Por la sospecha, porque es difícil confiar en fuerzas que redactaron una Constitución en dictadura y aplicaron un veto de minoría durante 40 años. Esto no significa que no se trate de negociar y conversar con esas fuerzas, que representan por lo demás a sectores importantes de la sociedad chilena. Pero no se les puede entregar más poder del que les corresponda. E ir divididos tendrá ese efecto. Sería imperdonable a los ojos de la historia. Y no nos podemos enredar con reproches morales a esas fuerzas que no eran tales, porque eran impotentes. El que algunos de esos actores fueran además venales no nos puede distraer de lo esencial. Y lo esencial es al menos redactar una Constitución neutra. Por cierto, se debe hacer todo lo posible para que participen independientes que gocen de legitimidad, pero será difícil pasar de los partidos actuales y hay que actuar con lo que hay. De todos modos, estarán obligados a jugar el juego, pues hoy son todos actores secundarios. El único actor principal es la energía que recorre Chile. Que después sean ellos quienes puedan levantar un verdadero proyecto, esa es otra historia. Por ahora estarán ocupados en sobrevivir algunos meses y en intentar limpiarse ante la historia habiendo contribuido a despejar e intentar igualar la cancha en este largo y tortuoso país.

Carlos González Guzmán