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Opinión

Apuestas irrelevantes

Por: Cristián Zúñiga | Publicado: 18.12.2020
Apuestas irrelevantes Tuiter oficial de BancoEstado |
¿Qué ganó Desbordes subiendo por 4 meses al gabinete de un gobierno que navega en medio de una tempestad de proporciones? ¿Cuánto ganó Sichel mostrándose como una autoridad que renunció con tal de saciar sus ansias de candidato?     

Lo ocurrido esta semana en La Moneda con las salidas del ministro de Defensa, Mario Desbordes, y Sebastián Sichel, desde la presidencia del Banco Estado, deja en claro que en Chile no sólo las izquierdas están padeciendo de trastorno de realidad: aquel desorden mental disociativo que altera la percepción de la realidad que tiene una persona.

Lo más probable es que ambas renuncias, la de Desbordes y Sichel, ocurrieron a pesar del Presidente (aun cuando en el caso de Desbordes apresuraron su salida) y confirman que el mandatario no sólo ha perdido el respaldo de los votantes de derecha (algo que queda en evidencia con su 7% de aprobación), sino que ya ni siquiera goza de lealtades al interior de su propio gobierno.

No tendría lógica adjudicar estas renuncias a un plan superior orquestado entre el gobierno y los partidos políticos para proyectar carreras presidenciales o potenciar la próxima campaña parlamentaria. ¿Qué ganó Desbordes subiendo por 4 meses al gabinete de un gobierno que navega en medio de una tempestad de proporciones? ¿Cuánto ganó Sichel mostrándose como una autoridad que renunció con tal de saciar sus ansias de candidato?

El año 2004 el gobierno de Ricardo Lagos, en coordinación con los partidos políticos, dejaba a sus dos ministras mejor evaluadas, Michelle Bachelet (78% marcaba la ministra de Defensa) y Soledad Alvear (76% marcaba la ministra de Relaciones Exteriores), salir del gabinete para competir en una primaria presidencial. Ambas ministras salían desde un gobierno que hasta ese momento marcaba 57% de aprobación en la encuesta CEP. Entonces, las precandidatas de la Concertación salían a la arena política con un alto nivel de aprobación y un gobierno que veía en ellas la continuidad de su legado. Por el contrario, hoy Desbordes y Sichel abandonan sus cargos marcando casi nada en las encuestas y con un gobierno del cual tendrán que, a la hora de hacer campaña, desligarse en términos de legado.

Lo cierto es que actualmente Lavín, Jadue, Jiles y Matthei parecen haberse posicionado como principales cartas presidenciales en las encuestas y la historia muestra que es complejo revertir resultados cuando se irrumpe tarde y marca poco. Esta máxima se hace más fuerte en la actualidad, donde las preferencias ciudadanas parecen estar asociadas a asuntos estéticos (apariciones en TV) y coyunturales (retiro del 10%).

De seguro, Desbordes sacará a relucir su rol conciliador en medio del estallido social y nos mostrará, una y otra vez, su origen de estudiante de liceo de la Gran Avenida y edecán de Patricio Aylwin. Lo más probable es que Sichel quiera aprovechar los matinales para relucir sus dotes de galán de clase media y hacer suyo los logros del Banco Estado en contexto de los retiros del 10%. Sin embargo, ambos llegan tarde, pues tomaron decisiones equivocadas. La política requiere de aquella capacidad que poseen los buenos defensas de fútbol a la hora de marcar a sus contrincantes: tiempo y distancia. Aun cuando queda mucho para la carrera presidencial, y esta parece no ser la prioridad de los chilenos, Desbordes y Sichel creen ver agua donde no la hay y colaboran a inundar aún más la nave presidencial.

De Sebastián Piñera se podrá decir muchas cosas (casi todas asociadas a su personalidad), pero sería una necedad no reconocer su astucia y suerte. Es probable que en los próximos meses el gobierno aparezca, junto al Colegio Médico y alcaldes, organizando vacunaciones masivas y hablando del comienzo del fin del Covid-19 en Chile. También es probable que el gobierno, aprovechando el precio del cobre y haciendo uso de los suculentos ahorros que el país posee, comience a otorgar bonos y active la economía a punta de subsidios. Si este escenario se diera, y Piñera no se entrampa en sus habituales errores no forzados (esa inconmensurable estupidez que surge desde su ansiedad narcisa), habría mucha tierra fértil para aprovechar por quienes parecen ser las verdaderas cartas presidenciales que contarán con el apoyo de La Moneda: Joaquín Lavín y Evelyn Matthei. Por lo mismo es que las salidas de Desbordes y Sichel pasarán a ser irrelevantes, pues el escenario próximo vendrá con un despliegue de recursos y pantalla a favor de los alcaldes que representan la real apuesta del hasta hoy, alicaído Piñera. Mal que mal, entre Lavín y Matthei suman más que todos los candidatos de las izquierdas juntos.

Los movimientos de la derecha, por más irrelevantes que parezcan, deberían ser una sirena de alerta para las izquierdas. No cabe duda de que, a la hora de lo quiubos, ellos irán unidos.

Cristián Zúñiga
Profesor de Estado. Vive en Valparaíso.