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Migración venezolana: ni aumento de delincuencia, ni aumento del desempleo ni baja de salarios

Por: Martín Sánchez | Publicado: 17.02.2021
Migración venezolana: ni aumento de delincuencia, ni aumento del desempleo ni baja de salarios Inmigrantes en Colchane | Agencia Uno
Si los venezolanos emigran por falta de libertades, escasez de medicamentos y alimentos, persecución política y falta de oportunidades; si se puede detectar si son o no un foco de covid y si se puede combatir a un coste menor respecto a otras opciones; si la inmigración no aumenta la delincuencia y no disminuye el nivel de salarios de los nativos; si aumenta el crecimiento económico y la innovación, y si reduce la pobreza de los que migran, ¿que se espera para crear una política que elimine estas percepciones erróneas y que aumente la migración para beneficio de los migrantes y de los países que los reciben?

En este momento en Colchane se vive una crisis “sin precedentes” debido a que su población se ha duplicado en los últimos años por la crisis migratoria. Con la llegada de 1.800 migrantes, en su mayoría venezolanos, esta comuna no cuenta con la infraestructura para hacer frente a esta situación. Por ejemplo, su red sanitaria se encuentra colapsada. A pesar de que están preparados para atender a 30 personas por día, están atendiendo a 260 personas diariamente. A causa de esto, ha aumentado el rechazo a la migración en Chile y en otros países de la región como Colombia. En medio de esta pandemia ocasionada por el Covid-19, como pueden argumentar los que se están oponiendo a la migración, no parece lo correcto mantener las fronteras abiertas. Si se cierran, las autoridades pueden detectar los focos de covid y combatirlos.

Pero si las personas están migrando por falta de libertades, escasez de medicamentos y alimentos, persecución política y falta de oportunidades, no parece lo correcto mantener las fronteras cerradas. Aunque en cada país haya otros problemas que se deban resolver, también se debe atender esta situación. ¿Qué se podría hacer? En primer lugar, se podría hacer pruebas masivas a estos migrantes. Chile desarrolló una prueba de bajo coste, a saber, una prueba que cuesta solo un dólar. Así, con sólo 1.800 dólares (1.330.200 pesos chilenos) se podría detectar si estos migrantes son o no un foco de covid. Esto sería menos costoso que pagar 1.500.000.000 de pesos chilenos por la licitación de 15 aviones para expulsar a estas personas. En segundo lugar, si el problema es de infraestructura, se podría trasladar a estas personas a ciudades con una red sanitaria que pueda atender a más personas. De este modo, con pocos recursos y con la intención de hacerlo, se podría dar un paso para resolver esta situación.

Ahora, pasemos a otros problemas que se cree (incorrectamente) que podría causar la migración. ¿Si aumenta la migración de venezolanos, aumentaría la delincuencia? Para Colombia, Perú y Chile esto es falso. Como proporción de la población, los venezolanos cometen menos delitos que la población nativa de estos países. En Chile el 0,7% de las personas acusadas de crímenes proceden de Venezuela, mientras que los venezolanos representan el 2,4% de la población del país. En Perú estas cifras son de 1,3% y 2,9%. Y en Colombia son de 2,3% y 3,2%. Por otra parte, en las zonas de estos países donde había más delitos fue en las que se tenía mayores tasas de desempleo. Así pues, una forma de reducir los delitos de cometidos por estas personas, sería facilitándoles acceso al mercado laboral. Igualmente, para Chile, los extranjeros son más víctimas que victimarios de los delitos.

¿Si aumenta la migración de venezolanos, aumentaría el desempleo y bajaría el nivel de los salarios de los chilenos? Esto también es falso. A pesar de que han llegado aproximadamente un millón de extranjeros entre 2010 y 2019 a Chile, el desempleo se mantuvo alrededor del 7 y 8% y no hubo un descenso en el nivel de los salarios. En línea con esto, tampoco hay evidencia de que en los sectores con más migrantes haya menores salarios para los nativos. Esto podría explicarse por dos razones. La primera, por la libertad económica. Actualmente, Chile es la décimoquinta economía más libre del planeta. Así, si se puede reasignar a los trabajadores, es más fácil adaptarse a la cambiante oferta de trabajo (con cambiantes habilidades) y crear nuevos empleos. La segunda, por las diferentes habilidades de los trabajadores. Si la oferta de trabajo no es homogénea (y las diferentes habilidades se complementan), su aumento no necesariamente disminuye y sí puede aumentar los salarios. Como reto para este país, sí ocurre que uno de cada cinco trabajadores extranjeros están sobrecalificados para sus trabajos por falta de redes de contactos, por la invalidez de los títulos y por el idioma. Debido a esto, con políticas como programas de búsqueda de trabajo, simplificación del reconocimiento de los títulos y con cursos de idiomas, quedaría espacio para la reasignación del factor trabajo y, por tanto, para el aumento de la producción.

La migración no sólo no causa problemas como delincuencia, desempleo o caída del nivel de salarios, sino que tiene beneficios para los países que reciben más personas. El aumento de la población urbana en todo el mundo —el desplazamiento de personas hacia las ciudades que representa el movimiento migratorio desde algunas ciudades más pequeñas y desde otros países— se relaciona positivamente con la producción por persona. Para las economías avanzadas, se ha encontrado que un aumento de 1% de la migración sobre el empleo total, aumenta la producción en 1% en los siguientes cinco años. Asimismo, para Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay, un aumento del 10% de las patentes registradas, aumenta más la producción si lo hacen extranjeros (0,44%) que si lo hacen residentes nativos (0,25%). De esta forma, la migración podría aumentar la producción y la innovación.

Por otra parte, la migración beneficiaría a los extranjeros que llegan a los países que reciben más personas. Hasta el momento, la evidencia apunta a que la manera más efectiva de disminuir la pobreza sería reducir las barreras a la migración. Esto se sustenta en las trampas de pobreza geográficas y en dos experimentos. En esta teoría se sostiene que un mismo hogar en una zona geográfica diferente con más oportunidades podría aumentar sus ingresos. Para probar esto, se hicieron dos experimentos en los que se usó una lotería de visas, es decir, se dio visas a un grupo de personas y se comparó a este grupo con el grupo de personas que no las recibió. En este experimento se encontró que una persona de Tonga que emigrara a Nueva Zelanda podría aumentar sus ingresos 2,6 veces y una persona de Haití que emigrara a Estados Unidos podría aumentar sus ingresos 7,8 veces. En Chile, en una encuesta a 581 migrantes, el 60% reportaba una mejora en su situación laboral respecto a la que tenía en su país de origen. De este modo, los beneficios no sólo se extienden a los países que reciben más personas, sino que también se extienden a los extranjeros que llegan a estos países.

Para concluir, pregunto lo siguiente: si los venezolanos emigran por falta de libertades, escasez de medicamentos y alimentos, persecución política y falta de oportunidades; si se puede detectar si son o no un foco de covid y si se puede combatir a un coste menor respecto a otras opciones; si la inmigración no aumenta la delincuencia y no disminuye el nivel de salarios de los nativos; si aumenta el crecimiento económico y la innovación, y si reduce la pobreza de los que migran, ¿que se espera para crear una política que elimine estas percepciones erróneas y que aumente la migración para beneficio de los migrantes y de los países que los reciben? En medio de una crisis sanitaria y económica que aqueja a los países latinoamericanos, ¿no sería esta una política efectiva para la reactivación? Enhorabuena, en los últimos días, se ha tomado la decisión de regularizar a 1,7 millones de venezolanos en Colombia.

Martín Sánchez
Estudiante de Economía de la Universidad Nacional de Colombia, columnista de La Silla Vacía y editor en jefe de La Ventana Rota.