Avisos Legales
Opinión

Por una ciudad feminista en la nueva Constitución

Por: Valentina Saavedra y Valentina Pineda | Publicado: 07.03.2021
Por una ciudad feminista en la nueva Constitución | Agencia Uno
Es necesario que en la ciudad se reconozca la diversidad de realidades e identidades, que hasta ahora ha sido negada a partir de la idea de un sujeto universal masculino, blanco, heterosexual, en edad productiva, con altos recursos económicos y que se moviliza por medio de automóvil privado.

Se acerca un nuevo 8 de marzo y nos encontramos en medio de una pandemia, la que ha evidenciado la crisis de los cuidados y la relevancia que estos tienen para la vida cotidiana de todas las personas, siendo un trabajo –no remunerado– al cual han sido relegadas las mujeres históricamente. Vimos la carga que significa mantener en confinamiento las labores domésticas y cuidados, la educación con colegios cerrados, el trabajo desde casa y el alza de consultas por violencia intrafamiliar al mantener a mujeres en cuarentena con sus agresores. La pandemia también vino a poner de manifiesto una crisis multisistémica que hoy se agudiza en nuestras ciudades, lo cual tiene implicancias directas en la sostenibilidad de la vida, respecto de nuestra relación con los bienes comunes y nuestros territorios.

La evidencia de que el modelo neoliberal es capaz de arriesgar vidas con tal de priorizar su mantenimiento, hace que sea urgente un cambio de paradigma que ponga la economía al servicio de la protección de la vida y su cuidado. De lo contrario, se seguirá depositando en los hombros de –principalmente– las mujeres el cuidado y reproducción social en la vida barrial y privada.

En miras de la nueva Constitución preguntarnos sobre el futuro de nuestras ciudades es fundamental. En ellas hoy vive la mayoría de la población del mundo, lo que se expresa notoriamente en Chile, donde el 90% de las personas residen en contextos urbanos. Por esta razón es que abordar temáticas sobre la ciudad es tan importante, ya que no hablamos de una abstracción material sino todo lo contrario: hablar de ciudad es hablar de la vida misma, de cómo nos relacionamos y vivimos el día a día. Es un espacio de interacción constante y diverso y, asimismo, se encuentra en continua disputa. Es en las ciudades y territorios donde nuestra vida se desarrolla y por lo tanto la perspectiva con la que la pensemos y transformemos incide directamente en el tipo de sociedad que estamos construyendo. En esto, el proceso constituyente es una oportunidad histórica para comenzar a avanzar en ciudades más democráticas, feministas y ecológicamente sostenibles.

Desde Ciudad Constituyente, plataforma que agrupa a casi 30 organizaciones que bregamos por el derecho al hábitat y la ciudad desde diferentes aristas, realidades y territorios, apostamos por ciudades que pongan en el centro la vida y por lo tanto los derechos humanos y los cuidados. Para ello, nos parece central que la nueva Constitución pueda superar esta visión mercantil y dicotómica de la ciudad que tanto daño nos ha hecho como sociedad. Fragmentando nuestros territorios y segregando al punto de hacernos vivir en lo que parecen países distintos pero que se sitúan en una misma región. Para ello, garantizar la función social del suelo es central, pues una distribución democrática de servicios, equipamientos y espacios que permitan la colectivización de los cuidados, requiere de la capacidad pública de definir el uso de los espacios de la ciudad por sobre la propiedad privada. Lo que, sin duda, debe venir acompañado de mecanismos de participación vinculante para las comunidades y organizaciones a nivel local, de manera que lo público supere la esfera burocrática estatal y se democratice en la población. Asimismo, es necesario que en la ciudad se reconozca la diversidad de realidades e identidades, que hasta ahora ha sido negada a partir de la idea de un sujeto universal masculino, blanco, heterosexual, en edad productiva, con altos recursos económicos y que se moviliza por medio de automóvil privado.

La ciudad también se construye desde las comunidades y sus vínculos diversos. Por ello, reconocer las distintas formas de relación social, más allá de la familia heterosexual, tradicional es central tanto para el debate feminista como para la configuración urbana y territorial, que promueva la generación de espacios cooperativos y colectivos que permita la distribución de cuidados entre comunidades más allá de la esfera privada y que en última instancia estos sean responsabilidad del Estado.

Finalmente, nos parece importante recordar que esto es un proceso que se inició el 19 de octubre de 2019, se reafirmó el 25 de octubre del 2020 con el plebiscito nacional, tendrá elecciones, debates y un plebiscito de cierre, pero que continúa con la posterior discusión de políticas públicas y normativas, que deben reflejar el espíritu del nuevo Chile en la legislación. Donde cada derecho ganado sea posible de ejercer en el territorio y que en cada paso de este proceso constituyente hagamos ciudad.

[Ciudad Constituyente es una plataforma que reúne a casi 30 organizaciones sociales que se articulan por una transformación democrática, antineoliberal, ecologista y feminista de nuestros barrios, ciudades y territorios]

Valentina Saavedra y Valentina Pineda
Integrantes de Ciudad Constituyente.