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Opinión

Varela y su pensamiento lineal

Por: Catalina Baeza | Publicado: 03.04.2021
Varela y su pensamiento lineal Gerardo Varela |
Las feministas no desconocen el aporte de algunos hombres a la modernidad, ya que esto sería caer en la misma ignorancia y ramplonería con la que Varela nos define. Las feministas aportamos harto más. Aportamos con la loca visión de mundo que tiene esa revolucionaria y peligrosa idea de incluir a las mujeres en el proceso. Una visión de mundo que el ex ministro no comparte, ya que considera que somos “ingratas” por no levantarle monumentos a nuestros “liberadores”.

El ex ministro de Educación Gerardo Varela (más conocido por calificar públicamente el rendimiento sexual de sus hijos y proponer la organización de bingos para mejorar las condiciones de los colegios que por algún acto que haya mejorado la educación o las precarias condiciones con las que deben trabajar el profesorado de este país) hoy nos regala un insulto a la inteligencia.

Para Varela, “el mundo se divide entre personas con inteligencia práctica y otras con inteligencia teórica”, definición bastante burda y reduccionista del significado de la inteligencia. De forma muy general, la inteligencia la podemos definir como conocimiento, como la capacidad de relacionarnos con lo conocido; como creatividad, memoria y espíritu crítico. La inteligencia está presente en todas las actividades humanas. Para bailar, cantar, declamar poemas, jugar ajedrez, realizar descubrimientos científicos, solucionar complicadas ecuaciones matemáticas o atletismo, necesitamos de nuestra inteligencia. Gracias a ella podemos realizar las vinculaciones con cada una de estas actividades. Cada ser humano es inteligente y, en general, muy inteligente en aquella actividad donde se siente más cómodo y, sin duda, donde sus capacidades encuentren un mejor ambiente para desarrollarse.

No discutiré aquí sobre si la inteligencia es genética o social, porque considero que es como discutir sobre si la música viene del violín o del violinista. Los seres vivos, humanos incluidos, somos el resultado de la interacción de los genes con el ambiente y por ambiente incluyo los vínculos que establecemos con otros seres vivos.  Es decir, nuestra inteligencia está en una  relación permanente con el entorno. Según el ex ministro, las mujeres y feministas “preferimos a las personas que nos hacen soñar con un mundo mejor que a las personas que de facto nos mejoran el mundo”. Otra afirmación reduccionista y bastante carente de argumentos sólidos. ¿Dónde está la línea divisoria entre soñar un mundo mejor y de hecho convertirlo en un mundo mejor? ¿Imaginará el ex ministro que hay actos humanos realizados sin antes tener un sueño previo? ¿Imaginará el ex ministro que cuando Henry Ford buscaba solucionar los problemas de sus empresas no soñaba o imaginaba un mundo mejor para ellas? Al parecer, Varela confunde trabajo remunerado con trabajo y es por este motivo que considera que las mujeres, las feministas, menospreciamos la inteligencia de los hombres que contribuyen con la ciencia y la tecnología. La visión de mundo machista y neoliberal con la que el ex ministro intenta  iluminarnos comete este tipo de equívoco.

Las feministas no desconocen el aporte de algunos hombres a la modernidad, ya que esto sería caer en la misma ignorancia y ramplonería con la que Varela nos define. Las feministas aportamos harto más. Aportamos con la loca visión de mundo que tiene esa revolucionaria y peligrosa idea de incluir a las mujeres en el proceso. Una visión de mundo que el ex ministro no comparte, ya que considera que somos “ingratas” por no levantarle monumentos a nuestros “liberadores”.

Quienes nos hemos alejado del pensamiento lineal entendemos los procesos más como una red que como un hilo y esta red se compone de muchos nudos. Cada nudo de una red es parte de un todo y entendemos que su importancia no es ser nudo y sí formar la red.  Nuestros “liberadores”, en la visión de Varela, no son más ni menos en el proceso de nuestra liberación como seres humanas con derechos son un par de nudos de esta enorme red. Las mujeres sabemos, aunque no todas de forma teórica, lo que significa pensar de forma sistémica, pero estamos tan acostumbradas a desempeñar tantos papeles y labores en nuestro día a día que muchas veces no nos damos cuenta. Lavamos, cocinamos, educamos hijas e hijos en paralelo con el trabajo remunerado. El día a día de la mayoría de las mujeres es un ejemplo, en la práctica, de lo que es tener una visión de mundo sistémica porque sabemos de la importancia de cada elemento de nuestra labor diaria y también comprendemos que no es la suma de estos elementos, por separado, lo que nos hace definir quiénes somos. Nuestro ser es un todo mucho más allá. Nuestro ser, y nuestro hacer, es un todo en la relación de cada una de sus partes y sabemos bien que, si una de las partes es afectada u olvidada, afectará al sistema como un todo.

¿Dejamos de ser quienes lavan, cocinan y cuidan de los hijos e hijas por tener luz eléctrica y píldoras? No. Lamentablemente, aún la inmensa mayoría de las mujeres ejerce todas esas funciones y en Chile y, además, son las que aportan para la manutención del hogar la mayoría de sus ingresos porque, muchas veces, están solas en esa tarea. El mundo se divide entre personas que comprenden los procesos de forma sistémica y quienes todavía imaginan que es posible describir procesos de forma lineal. El resultado que esperan es el exitismo por un logro alcanzado, sin observar todas las variables involucradas en el proceso. Hoy esta forma de pensar los procesos de forma lineal, lamentablemente, se refleja en los índices de contagios y muertes por Covid-19.

Catalina Baeza
Psicóloga clínica y terapeuta familiar.