¿El bolsillo de quién cuida el gobierno?

Una fría cruz en color rojo anunciaba, este fin de semana a millones de chilenas y chilenos: “No cumple con los requisitos para acceder al Bono Clase Media”.  Tal como con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el gobierno insiste con una absurda focalización del gasto público durante la peor crisis económica en décadas, como si la gran mayoría no estuviera pasando por momentos económicos angustiantes, por mermas de ingresos propios o de personas del núcleo familiar. A esto, se suman las cifras respecto al aumento de los contagios desde el 26 de marzo (inicio de la cuarentena) hasta el 16 de abril, periodo en el cual comunas como Lo Espejo (con alta tasa de trabajo informal y con mayor tasa de hacinamiento en la RM) representa la mayor variación de casos activos, lo que contrasta fuertemente con las comunas de la zona oriente, las únicas en disminuir sus tasas de incidencia.

El gobierno se escuda en un supuesto cuidado de los equilibrios fiscales, buscando no aumentar el déficit. Lo que no entiende es que el equilibrio social es mucho más importante, sobre todo cuando tenemos a nuestra disposición alternativas de financiamiento que permitirían aumentar fuertemente las ayudas sociales. Esta semana se discutirá en la Cámara de Diputadas y Diputados el impuesto a los súper ricos, un gravamen de carácter transitorio que tiene por objetivo justamente financiar una Renta Básica Universal de Emergencia suficiente en términos de cobertura y montos. La realidad de comunas como Lo Espejo, la única del Gran Santiago en tener una variación mayor al 100% de los casos activos por Covid, sólo reafirman la necesidad de poder impulsar políticas que permitan la realización de cuarentenas efectivas y donde la necesidad de salir a abastecer los hogares deje de presionar a las familias.

La medida, impulsada por la diputada Camila Vallejo (PC) y apoyada por Matías Walker (DC), considera un impuesto de 2,5% al patrimonio de aquellas personas con una riqueza superior a 22 millones de dólares. Estamos hablando de solamente 1.409 contribuyentes según el Servicio de Impuestos Internos (SII), personas enormemente ricas, con ingresos mensuales que fácilmente pueden superar los 350 millones de pesos. El proyecto incluye también un aumento transitorio del impuesto a las mega empresas y el término de privilegios tributarios (exenciones). Como es de costumbre, la derecha ha salido en defensa de estas 1.409 personas, entre las cuales por supuesto se incluye el presidente Sebastián Piñera. Como “alternativa” han propuesto una serie de beneficios tributarios para los súper ricos, de carácter voluntario, cuyo objetivo es adelantar pago de impuestos para hoy, a costa de una pérdida mayor de recaudación en el futuro. Pan para hoy y hambre para mañana.

A estar muy atentas y atentos. De aprobarse, un impuesto a los súper ricos, podríamos pensar en tener recursos adicionales para financiar al menos 3 meses de una Renta Básica Universal de Emergencia verdaderamente suficiente en términos de cobertura y montos; y sin las cruces de color rojo que se viralizaron este fin de semana. El gobierno todavía tiene un par de días para cambiar de opinión y permitir certezas para las familias de los sectores más azotados por la pandemia que garanticen cuarentenas efectivas y una reducción real de los contagios y muertes. ¿Seguirán pensado en el bolsillo de los 1.409 súper ricos?