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Opinión

Sobre el genocidio a los pueblos patagones

Por: Pablo Santander | Publicado: 06.06.2021
Sobre el genocidio a los pueblos patagones Familia selknam |
Chile comete un segundo acto atentatorio al negar que existen descendientes selknam, produciendo con esto un segundo ataque a la cultura. El Estado chileno ha dicho que no existen descendientes directos (o “puros”) de esta cultura, negando entonces que existen descendientes que conservan una cultura importante para nuestra historia. De esta forma, en la consulta constituyente recién realizada, no existían cupos para pueblos selknam, al considerar que es una cultura extinguida, poniendo una segunda lápida a esta cultura.

Hace unos días, el gobierno alemán reconoció haber cometido un genocidio en contra de los habitantes de Namibia, comprometiéndose a asumir responsabilidades económicas que intentan reparar en algo el daño perpetrado. Este reconocimiento y sus consecuencias es un proceso doloroso de ir asumiendo los daños y reconocer cómo se perpetró. Por supuesto que esto es algo muy importante para las víctimas, en general para toda la población de Namibia, pero también, y esto es algo que el pueblo alemán ha aprendido, es muy importante para el propio pueblo alemán. Asumir las propias atrocidades que se han cometido es algo doloroso, pero a la vez tanto reparador como pacificador. Sin duda son procesos que posibilitan el que una cultura pueda alejarse de estas violencias, elaborando los impulsos de ataque a lo diverso y que no se adapta a nuestros requerimientos. El ataque a lo diverso y que se opone, se describe como un impulso que tenemos como seres humanos, que debe ser considerado en toda cultura. Es un deseo de exterminio, de hacer desaparecer lo diverso, y su elaboración permite una relación con aquello y su inclusión.

Lo anterior resulta ser un modelo para mirar frente al genocidio comprobado cometido acá en Chile por las estancias ovejeras a los pueblos selknam, yamanes, kaweshkar y aonikenk, bajo una negación del Estado chileno, que no se hizo cargo realmente de la gravedad de la situación en esa región. Solamente juicios aislados, sin mirar una dinámica permanente de exterminio de la población local, o de expulsión de sus tierras. Esta negación queda reafirmada con la mantención de estatuas, de nombres de calles, de los perpetradores de dicho acto genocida.

Como el ejemplo alemán, haría falta también de un reconocimiento, medidas reparativas, además de que este se enseñe en las escuelas de todo nuestro país, como parte del currículum obligatorio a todos.

Lamentablemente, nuestra nación comete un segundo acto atentatorio al negar que existen descendientes selknam, produciendo con esto un segundo ataque a la cultura. El Estado chileno ha dicho que no existen descendientes directos (o “puros”) de esta cultura, negando entonces que existen descendientes que conservan una cultura importante para nuestra historia. De esta forma, en la consulta constituyente recién realizada, no existían cupos para pueblos selknam, al considerar que es una cultura extinguida, poniendo una segunda lápida a esta cultura. Esta es una de las consecuencias de una inadecuada elaboración de los actos cometidos. Al contrario, resulta importante para nuestro pueblo conocer los hechos cometidos contra pueblos originarios, ayudando a entender el tipo de situaciones vividas que, de no asumirlo adecuadamente, se van repitiendo y generando relaciones con alto grado de hostilidad, difíciles y complejas de resolver.

Pablo Santander
Psiquiatra y psicoanalista.