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Son 200 años… a lo menos

Por: Marcelo Belmar | Publicado: 09.07.2021
Son 200 años… a lo menos |
El éxito, los indicadores, la riqueza, ganar, rentar, avanzar, competir, no desaparecerán de nuestro lenguaje, ni por cierto como motivación para algunos y algunas. Pero esas palabras se acompañarán de otras, de estas otras: lo diverso, lo multicultural, la tierra, el agua, lo sencillo, lo local, lo ancestral. Pueden convivir, deben convivir, más miradas y tonalidades; más palabras y conceptos: más historias. No por nada, no fueron 30 pesos ni 30 años: a lo menos, son 200 años… a lo menos.

Nuestro emblema patrio se tiñe de un arcoíris lleno de colores. Más aún, cuando  miramos con detención esos colores denotan decenas de tonalidades. Tonalidades en movimientos, una visión caleidoscópica de Chile se está configurando. La conversación cambia. Las palabras también cambian. No se trata de conceptos nuevos, muy por el contrario, muchos están en la atmósfera cultural de esta tierra por lo menos hace decenas de siglos.

Pueblo, mujer, territorio, naciones anteriores, local, mapuche, igualdad, lonko, machi, comunidades, tierra, madre, diaguita, coya, plurinacional, plurilingüe, quechua, rapa nui, chango, kaweshkar, yagán, likan antay (atacameños), aymara, nguillatún, derechos, rewe, niños y niñas, diversidades, agua, intercultural. Nuestro diccionario no sólo crecerá, sino que se multiplicará.

Hay incertidumbre. Qué duda cabe. Habitamos territorios que no conocemos. Cuando recorremos lo desconocido, lo sospechado, lo que no vemos, nuestra emoción tiene algo de temor. Inclusive podemos reaccionar violentamente, a la defensiva, porque intuimos que algo de lo que tenemos y que nos da confort, cobijo y seguridad está en entredicho. Pero, cuando a pesar de esa incertidumbre y falta claridad, nos recibe una voz clara y calma, nuestra emoción trepidante puede ser permeada de ese tono acogedor, de esa voz sabia.

El pueblo que eligió a sus constituyentes para redactar una propuesta de un nuevo marco de convivencia para los habitantes de este territorio llamado Chile, también está transitando por ese camino de incertidumbre, pero ha sido también sabio porque ha elegido a hombres y mujeres que representan esa diversidad del Chile de hoy. Más aún, la gran mayoría de esos y esas representantes han identificado esa voz clara y calma: sabia. Han elegido un mujer de tradiciones ancestrales muy vívidas y que a la vez ha dedicado su vida a traducir y hacer conversar el lenguaje múltiple del mundo de hoy, con esas voces milenarias. Elisa Loncon presidirá esta asamblea, y acompañará este transitar incierto pero anhelado por tantas y tantos de contar con un nuevo marco de desarrollo y convivencia.

El éxito, los indicadores, la riqueza, ganar, rentar, avanzar, competir, no desaparecerán de nuestro lenguaje, ni por cierto como motivación para algunos y algunas. Pero esas palabras se acompañarán de otras, de estas otras: lo diverso, lo multicultural, la tierra, el agua, lo sencillo, lo local, lo ancestral. Pueden convivir, deben convivir, más miradas y tonalidades; más palabras y conceptos: más historias. No por nada, no fueron 30 pesos ni 30 años: a lo menos, son 200 años… a lo menos.

Marcelo Belmar
Doctorando en Desarrollo Local, Universidad de Valencia. Académico de la Universidad Central de Chile.