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Opinión

Voz de mujeres: presencia transformadora que llegó a conquistar el espacio público para siempre

Por: Lorena Fries | Publicado: 25.08.2021
Voz de mujeres: presencia transformadora que llegó a conquistar el espacio público para siempre | Agencia Uno
Las feministas llegamos a liderar cambios transformadores en áreas nunca antes cuestionadas en un país tan autoritario como conservador. Llegamos para cuestionar las bases de un sistema político y económico opresor, tanto en su forma de producción y explotación, como en las relaciones sociales e íntimas. Venimos no sólo a cuestionar y terminar con el poder que ejerce el Estado y la sociedad sobre nuestros cuerpos, decisiones y vida; sino que también a cuestionar la opresión capitalista que precariza nuestras vidas y la de amplios sectores de la sociedad hace demasiados años. Como decía Julieta Kirkwood, no hay democracia sin feminismo.

El enorme liderazgo que están llevando las mujeres al interior de la Convención Constitucional (a partir de la inclusión, en un primer paso, de la igualdad numérica con los hombres, por primera vez en la historia de nuestro país) es un logro tras un proceso que no estuvo libre de resistencias y reticencias. La promulgación de la ley que establece la paridad de género en el proceso constitucional generó controversias e incomodidades tanto al interior del Congreso como fuera de él, ¿por qué?

Lo que marcó la aprobación de la paridad de género fue la consagración de que las mujeres han llegado al espacio público no sólo para quedarse, sino para materializar el “nunca más sin nosotras”. Nosotras, las que hoy nos planteamos la necesaria redistribución del poder, la inclusión en los procesos de toma de decisiones que nos afectan, las que vinimos a habitar lo público para crear las formas y mecanismos que nos lleven a esa igualdad real que hemos demandado históricamente y a que nunca más nuestros deseos, necesidades e intereses queden excluidas las decisiones políticas, sociales y económicas. Pero, en particular, las que estamos aquí para protagonizar las transformaciones de género en los procesos políticos. Y no cualquier proceso político, sino que el mas relevante que hayamos vivido: el que busca fijar el nuevo marco de convivencia social, política y económica, el que busca subvertir la cultura del privilegio, la discriminación y las violencias; las que buscamos poner en el centro la sustentabilidad de la vida: la construcción de un Chile que a partir de la superación de la subordinación de género impacte en todas las otras discriminaciones que nos cruzan.  ¿Cómo esta inclusión de las mujeres, lideresas de cambios tan profundos, no iba a generar molestias a quienes buscan mantener y reproducir el status quo de una democracia patriarcal?

La composición paritaria de la Convención Constitucional que reside hoy en el Palacio Pereira y en el ex Congreso no va a quedar sólo entre esas paredes. Es una manifestación del poder y liderazgo de feministas (nunca antes visto en la historia de nuestro país) precursor y protagonista de la ola feminista del año 2018, que recoge el legado de las mujeres y feministas que nos antecedieron en la lucha contra la dictadura, en la lucha por el derecho a voto, por el derecho a la educación, por verdad justicia y reparación en una sociedad marcada por machismo.

Lo que representa la discusión sobre la paridad es el temor de algunos de perder su posición de poder y tener que ceder su poder a un fortalecido actor político: las mujeres. La discusión sobre la paridad es la discusión sobre el lugar que venimos a reclamar. Es la voz de las mujeres ocupando lugares de poder en los territorios, en las asambleas, en los partidos, en las comunidades; el posicionamiento de liderazgos con miradas y enfoques amplios, transversales, que llegaron para transformar las lógicas tradicionales de funcionamiento de la política, a abrir el registro de lo que es político.

Eso es lo que resienten algunos y genera esperanza en otros y otras: las feministas llegamos a liderar cambios transformadores en áreas nunca antes cuestionadas en un país tan autoritario como conservador. Llegamos para cuestionar las bases de un sistema político y económico opresor, tanto en su forma de producción y explotación, como en las relaciones sociales e íntimas. Venimos no sólo a cuestionar y terminar con el poder que ejerce el Estado y la sociedad sobre nuestros cuerpos, decisiones y vida; sino que también a cuestionar la opresión capitalista que precariza nuestras vidas y la de amplios sectores de la sociedad hace demasiados años. Como decía Julieta Kirkwood, no hay democracia sin feminismo.

Lorena Fries
Abogada. Candidata a diputada por el Distrito 10, independiente en cupo Convergencia Social. Ex directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos.