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Opinión

Después de las primarias

Por: Roberto Pizarro Hofer | Publicado: 03.09.2021
Después de las primarias |
A final de cuentas, el éxito de Apruebo Dignidad en las primarias frente a la derecha ahora se ve confirmado con el desinterés ciudadano por la denominada centroizquierda y también con los comportamientos indecorosos de Ancalao y Enríquez Ominami. Así las cosas, el escenario posterior a las primarias se muestra favorable a Gabriel Boric. Su triunfo no está asegurado, pero existe la posibilidad cierta que tengamos un próximo gobierno de izquierda en el país, que impulse las transformaciones que exige la ciudadanía y de termino al neoliberalismo.

El resultado de las primarias de Unidad Constituyente ha sido desastroso, con un número de votantes menor incluso al padrón de militantes de los partidos que se comprometieron en ese ejercicio ciudadano. Previamente se presentaron lamentables disputas entre sus organizaciones y, también, entre el Partido Socialista y el Frente Amplio. Así las cosas, lo que parece evidente es el rechazo popular al modelo de injusticias y desigualdades que defendieron por 30 años políticos y economistas de la Concertación. Aunque estos, y también la derecha, siguen insistiendo que el crecimiento económico basta para responder a las necesidades del pueblo de Chile, ya son muy pocos los que creen en este paradigma. Por lo demás esto quedó en claro el 18-O. Se cierra así un ciclo político de 30 años, con el fracaso adicional de la teoría económica del derrame.

Los valorables esfuerzos de Paula Narváez no le alcanzaron y parece que tampoco contaron con un decidido apoyo de la dirección del Partido Socialista. El triunfo de Yasna Provoste fue meritorio. Supo aprovechar su capacidad de articulación política en el Senado con el resto de la oposición, y en defensa de propuestas legislativas progresistas. Se acercó además a la Convención Constituyente y a ciertas organizaciones ciudadanas. Con inteligencia ha sabido rodearse de hombres y mujeres jóvenes, con cierto distanciamiento de su partido, el Demócrata Cristiano. Sin embargo, todo eso no le alcanzará a Yasna Provoste para mostrarse ante la ciudadanía como una nueva dirigente política, alejada de la Concertación. El sentido común de las cosas apunta en otra dirección.

Por otra parte, la decisión de Enríquez Ominami de participar en las elecciones de noviembre, con argumentos inconvincentes, ponen de manifiesto no sólo su egolatría sino la deslealtad con su propia organización política, el PRO, y también con el senador Guillier y algunas otras personas ingenuas que lo acompañaron en sus aventuras políticas. Su verborrea es insuficiente para tranquilizar a los pocos amigos que le van quedando. MEO probablemente imagina que sus cuestionables actos, impunes hasta ahora, se podrán limpiar ante la opinión pública con una nueva campaña presidencial. Sin embargo, ni esta campaña ni tampoco sus esfuerzos de articular a dirigentes latinoamericanos progresistas, podrán borrar los vergonzantes vínculos con Ponce Lerou, el yerno de Pinochet y financista de sus anteriores campañas presidenciales. Porque, más allá de la fragilidad de las instituciones chilenas para juzgar ilegalidades entre políticos y empresarios, la ciudadanía hoy día rechaza a políticos e instituciones que no respetan la decencia.

Finalmente, ha sido lamentable, pero también vergonzoso el comportamiento de Diego Ancalao, el candidato presidencial de la Lista del Pueblo. Lamentable, porque algunas personas de izquierda se hicieron ilusiones con una candidatura que trascendía los partidos políticos, reivindicaba la democracia directa y se mostraba libre de impurezas. Vergonzoso, porque hacer trampas con los inscritos es corrupción y hacerla con un notario fallecido es una estupidez sin límites. Grande ha sido la desilusión de sus partidarios.

Pero la desilusión no ha sido sólo con Ancalao, sino también aquellos dirigentes de la Lista del Pueblo que se aferraron al súbito poder que alcanzaron en la Convención Constituyente y creyeron haber tomado el cielo por asalto. Las varias renuncias a la Lista del Pueblo, así como el maltrato otorgado al candidato Cristián Cuevas, revelan que algunos de sus dirigentes se embriagaron con el éxito repentino y entraron en la cocina. Pero la vida es dura. Los procesos orgánicos, la institucionalidad y el control de la corrupción son ineludibles en la vida política.

A final de cuentas, el éxito de Apruebo Dignidad en las primarias frente a la derecha ahora se ve confirmado con el desinterés ciudadano por la denominada centroizquierda y también con los comportamientos indecorosos de Ancalao y Enríquez Ominami. Así las cosas, el escenario posterior a las primarias se muestra favorable a Gabriel Boric. Su triunfo no está asegurado, pero existe la posibilidad cierta que tengamos un próximo gobierno de izquierda en el país, que impulse las transformaciones que exige la ciudadanía y de termino al neoliberalismo.

Roberto Pizarro Hofer
Economista.