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Opinión

Refundir el Estado-nación colonial

Por: Jorge Calbucura | Publicado: 23.09.2021
Refundir el Estado-nación colonial Elisa Loncon Antileo | Agencia Uno
Las derechas chilenas se caracterizan por conformar diversas orientaciones que comparten una ideología. Es así que la derecha conservadora vela por las tradiciones, morales y políticas; mientras que la derecha liberal salvaguarda la doctrina del libre mercado y el derecho de propiedad individual y privada. La derecha republicana es la patriota, la pinochetista, la que tutela el derecho de imponer orden e intereses de la patria. Las agresiones, hostigamiento y amenazas de muerte contra las constituyentes mapuche vienen de la derecha republicana, que con actitudes de violencia colonial en contra de los indígenas pretende supervisar y alinear a la derecha liberal y conservadora.

En el marco del proceso constituyente que se vive en Chile somos testigos de una campaña de amenazas y amedrentamiento en contra de los representantes de pueblos originarios, en particular del pueblo mapuche. Miembros de la Convención Constituyente y civiles han sometido a actos de hostigamientos e insultos a las representantes mapuche, la machi (autoridad espiritual) Francisca Linconao y la presidenta de la Convención Elisa Loncon. Se ha rebasado el límite de lo tolerable cuando esta última ha sido blanco de amenazas de muerte.

Las manifestaciones de violencia vienen de parte de convencionales y miembros de partidos políticos de la derecha chilena. Entre los convencionales se destaca una ex ministra de Educación y, entre los miembros de los partidos políticos, los simpatizantes de Vamos Chile y el Partido Republicano.

De acuerdo con las expresiones vertidas en la prensa, los agresores rechazan los escaños reservados de pueblos originarios y cuestionan las cuotas en las comisiones de la Convención relacionadas con las temáticas que conciernen en derechos indígenas. Consideran que no hay justificación a los privilegios de los representantes de los pueblos indígenas en la participación en las comisiones, el uso de la palabra y las intervenciones en su lengua materna. Argumentan que la política de identidad rompe la igualdad ante la ley y socava la democracia. Según esto, en democracia ningún colectivo (como por ejemplo los pueblos originarios) puede erigirse como una contraparte en un órgano de representación nacional.

Varias han sido las reacciones condenando las agresiones y amenazas a las convencionales mapuche; representantes políticos y movimientos sociales han indicado que se trata de actos racistas en un contexto ideológico de sectores de extrema derecha, reiterando que este tipo de acciones tienen por objetivo alinear a los grupos que profesan el autoritarismo, el negacionismo, el patriotismo, el conservadurismo y populismo nacionalista. De acuerdo a lo expresado, los representantes la derecha republicana chilena consideran que está en juego el principio de soberanía territorial y cívica. Donde el concepto significante del “ciudadano común e igualdad ante la ley” juega un rol determinante en el proyecto nación chilena de unificación, totalizante y anti-derechos indígenas.

A lo largo de la corta existencia del Estado chileno esta visión constituida por creencias plausibles ha acabado siendo internalizada por la población nacionalista. De esta manera la derecha republicana define el contexto ideológico a través del cual buscan sabotear a la nueva Constitución. Por ello la derecha republicana es una agenda, concebida en el “principio de soberanía territorial y cívica” que integra cultura y política, en una mezcla de historia oficial. En este imaginario el pasado (el tronco patriarcal-racial español) es una expresión de un destino colectivo cuya base es monocultural y monolingüe.

En América Latina, las problemáticas asociadas a las manifestaciones racistas difieren sustancialmente de las que se viven en un contexto cultural y político de los países europeos. En los países occidentales, los grupos supremacistas blancos han resurgido impulsando un discurso xenófobo (anti inmigrante), antisemita e islamófobo ocasionalmente contra minorías nacionales (por ejemplo, los vascos en España). Esto difiere ostensiblemente de las problemáticas de los países ex colonias occidentales, donde sobre la base del principio de soberanía territorial y cívica se ha arraigado el racismo institucional como práctica normal de una sociedad que somete a la población indígena a relaciones de subordinación, dependencia e invisibilización. En el caso de Chile, es la derecha republicana la que moviliza estrategias en el perfeccionamiento de los distintos modos de apropiación de aquellas luchas que hoy en día se presentan como alternativas para definir soberanía, territorio y nación.

Las derechas chilenas se caracterizan por conformar diversas orientaciones que comparten una ideología. Es así que la derecha conservadora vela por las tradiciones, morales y políticas; mientras que la derecha liberal salvaguarda la doctrina del libre mercado y el derecho de propiedad individual y privada. La derecha republicana es la patriota, la pinochetista, la que tutela el derecho de imponer orden e intereses de la patria. Las agresiones, hostigamiento y amenazas de muerte contra las constituyentes mapuche vienen de la derecha republicana, que con actitudes de violencia colonial en contra de los indígenas pretende supervisar y alinear a la derecha liberal y conservadora.  

La derecha republicana, interesada en perpetuar la política de reserva indígena al servicio de sus intereses, no alberga grandes expectativas en la Convención Constitucional. Desde allí la necesidad de hacer una reflexión sobre el contexto ideológico que se busca sabotear. La nueva Constitución Política del Estado de Chile plantea un dilema entre refundar o refundir el Estado-nación colonial. En esencia se trata de una apuesta programática de cara al nuevo siglo y la enorme expectativa que se deposita en este proyecto. Un país que suele explicar el deterioro de su convivencia en términos exclusivamente económicos se impone el desafío de la reconstrucción del tejido social e institucional del Estado-nación; así como la superación de las causas estructurales y sistémicas de dicha avería.

Acoger esta perspectiva implica considerar el fin de la lógica colonial y que el ejercicio de dominio y poder de la violencia sociopolítica debe ser superada y asumida. Plurinacionalidad y defensa de la tierra, como se expresa en la Convención Constituyente, aparenta abrir un espacio de posibilidades para refundir el Estado-nación colonial. Aun más: podemos afirmar que en esta doble connotación se refuerza el principio de la igualdad de todos y el contenido de la idea de nación.

Jorge Calbucura
Licenciado en Historia y doctor en Sociología. Coordinador del Centro de Documentación Mapuche Ñuke Mapu.