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Opinión

Mujeres mayores y ciudadanía

Por: Catherine Aravena y Paula Pérez | Publicado: 07.12.2021
Mujeres mayores y ciudadanía Mujeres votando en elecciones municipales de 1945 |
Que se ponga en tela de juicio el derecho a voto femenino no nos puede dejar indiferentes. Más aún con toda la historia, pérdidas humanas y lucha de ancestras que nos permiten hoy hablar, trabajar, estudiar, emprender y ejercer también nuestro derecho a sufragio desde el activismo por los derechos humanos con enfoque gerontológico. Esta anulación es grave y no soltaremos esta lucha feminista que nuevamente es cuestionada cuando el sistema sociopolítico parece temblar ante una polarización política y humana. No basta con conmemorar a las mujeres en su día si no se les reconoce como sujetas de derecho, desde el nacimiento hasta la tumba. En este punto no hay inflexión, sólo reflexión y activismo. Es aquí donde nos preguntamos: ¿es posible que a un candidato/a a Presidente no se le exija un mínimo de respeto por los derechos de las personas?

Ante el proceso de elecciones del próximo 19 de diciembre, como chilenos nos encontramos en un momento sociocultural trascendental, principalmente para quienes nos identificamos como mujeres. Esto no es un acto separatista o la instauración del hembrismo por sobre el hombre. Esto es reivindicación, protección, mantención y garantía de derechos fundamentales, que se vinculan con el respeto a la dignidad e integridad de las personas, la mantención de la autonomía y la visibilización de la heterogeneidad en la población. Cuestiones que hoy, más que nunca, deben ser resguardadas.

Es fundamental que la normalización en temáticas de vulneración de derechos cese. Es nuestro deber como ciudadanas y ciudadanos mencionar constantemente puntos clave como segregación, exclusión, maltrato, vulneración, inequidad, edadismo y género, propiciando su abordaje e interacción en la comunidad.

Hasta ahora, muchas y muchos hemos alzado la voz por las Personas Mayores que constantemente son discriminadas, principalmente adultas mayores, que han interiorizado la desesperanza aprendida del machismo y el patriarcado, y los han incorporado como un patrón generalizado, siendo así como la dominación se mantiene latente de forma multidimensional transmitida transgeneracionalmente.

Todas, todes y todos somos seres envejecientes en un país envejecido, donde los cambios demográficos de los últimos años nos muestran temáticas claras que resultan susceptibles de abordar de forma urgente. No obstante, resulta complejo pensar en el futuro desde una perspectiva de envejecimiento saludable si existe incertidumbre sobre la mantención de aquellos logros y conquistas previamente obtenidas, que garantizan calidad de vida en una población.

Dicho esto, nos detenemos abruptamente de nuestros quehaceres para alzar más alto la voz y la acción. Que se ponga en tela de juicio el derecho a voto femenino no nos puede dejar indiferentes. Más aún con toda la historia, pérdidas humanas y lucha de ancestras que nos permiten hoy hablar, trabajar, estudiar, emprender y ejercer también nuestro derecho a sufragio desde el activismo por los derechos humanos con enfoque gerontológico. Esta anulación es grave y no soltaremos esta lucha feminista que nuevamente es cuestionada cuando el sistema sociopolítico parece temblar ante una polarización política y humana. No basta con conmemorar a las mujeres en su día si no se les reconoce como sujetas de derecho, desde el nacimiento hasta la tumba. En este punto no hay inflexión, sólo reflexión y activismo. Es aquí donde nos preguntamos: ¿es posible que a un candidato/a a Presidente no se le exija un mínimo de respeto por los derechos de las personas?

Creemos firmemente que debería haber un poder coercitivo que supervise estas malas prácticas e inhabilite a un candidato a desempeñar un rol en cargo público cuando no actúe con un mínimo de respeto frente a grupos sociales, no olvidando el valor del servicio social y la representatividad que lo constituye en su rol. Esto da luces de un Chile manipulado por un esquema ético cuestionable y potencialmente peligroso.

Un gran porcentaje de la población votante se constituye de personas mayores. Dentro de este universo hay una feminización del envejecimiento, así como del voto. Esto quiere decir, que hay una mayor cantidad de mujeres que hoy pueden ejercer, sin impedimento social, su derecho a sufragar. Es por esto que, si un sistema “democrático” no nos respeta, nos intimida, nos ridiculiza, nos invisibiliza a ciertos roles sociales sólo por el hecho de ser mujeres, es que apelamos a las mujeres mayores que han sido partícipes y/o víctimas de grandes cambios en nuestra sociedad; protagonistas e hijas de la adquisición del derecho a voto, adultas en periodo de dictadura, motor de fuerza laboral en cada revolución industrial y parte de las vejeces de hoy que son un precedente histórico. Mujeres mayores, gerofeministas, adultas mayores, ustedes son históricas y, si en el Chile de 2021 se nos están cuestionando abiertamente derechos fundamentales como la libertad personal y la ratificación a convenciones internacionales/interamericana de derechos, por favor no permitan que les y nos coarten nuevamente la libertad de expresión como lo hicieron con sus madres y abuelas. Las luchas de ayer nunca estuvieron más latentes que hoy. Las luchas por los derechos de las mujeres nunca se jubilan. Las mártires del voto femenino nunca mueren.

Catherine Aravena y Paula Pérez
Vejez Activa Chile.